
Clara Alfonso
Valencia
Jueves, 6 de junio 2024, 01:35
Comprar pescado fresco es esencial para garantizar su sabor, calidad y seguridad alimentaria. Sin embargo, identificar si un pescado está realmente fresco puede ser un desafío si no sabemos en qué nos tenemos que fijar. Con la creciente preocupación por la salud y la alimentación, es fundamental ser conscientes de lo que consumimos y cómo seleccionamos nuestros alimentos.
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El pescado es una fuente importante de nutrientes, pero su frescura puede variar considerablemente desde el momento de su captura hasta que llega a nuestra cocina. Aprender a identificar la frescura del pescado no solo nos asegura una mejor experiencia culinaria, sino que también nos protege de posibles riesgos alimentarios.
Uno de los primeros aspectos que debemos observar al comprar pescado es su piel. Esta debe ser tersa y firme, difícil de separar y sin que se rompa fácilmente. Además, las escamas deben estar bien adheridas al cuerpo del pescado y presentar un brillo característico. Si las escamas se desprenden con facilidad o el pescado parece seco y apagado, es una señal de que ha perdido frescura.
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Los ojos del pescado son otro indicador crucial. Deben ser brillantes, transparentes y ligeramente saltones. Si están hundidos, opacos o presentan una capa lechosa, debes saber que ese pescado no es fresco.
Por su parte, las branquias deben ser de un color rojo vivo. Este tono indica que el pescado ha sido capturado recientemente. Si las branquias tienen un color marrón o grisáceo, es mejor que evites comprarlo. Asimismo, las aletas deben estar completas y no presentar signos de descomposición o sequedad.
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El abdomen tampoco debe estar ni hinchado ni hundido. Además, tiene que estar intacto, sin manchas ni roturas. Un abdomen en buen estado es una señal de que el pescado ha sido manejado adecuadamente y no ha comenzado a deteriorarse.
El color del pescado puede variar según el tipo, pero hay algunas pautas generales que podemos seguir. Los peces cartilaginosos, como la raya, tienen un color rojizo cuando están frescos. Si observas un color verde azulado, significa que el pescado ha comenzado a perder frescura. Asimismo, los peces con esqueleto óseo deben tener un brillo metálico con reflejos.
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El olor es, sin duda alguna, otro de los indicadores más claros de su frescura. Un pescado fresco debe tener un olor suave y agradable, característico del mar. Si detectas un olor fuerte a amoniaco, es mejor no comprarlo, ya que esto indica que el pescado está en proceso de descomposición.
Además, es recomendable adquirirlo limpio o sin tripas. Si no tienes esa posibilidad, es importante quitar las tripas lo antes posible después de la compra. Esto se debe a que las tripas pueden acelerar el proceso de descomposición, afectando tanto la calidad como la seguridad del pescado.
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