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Alopecia: El motivo por el que se te cae el pelo, cinco señales de que te estás quedando calvo y tres tratamientos efectivos

Las causas que se esconden detrás de esta enfermedad son diversas, desde factores hereditarios hasta condiciones médicas subyacentes

Sábado, 28 de diciembre 2024, 01:10

La alopecia, una enfermedad caracterizada por la pérdida progresiva de cabello, afecta tanto a hombres como a mujeres en todo el mundo. Según los expertos de Hospital Capilar, la mayor corporación del sector capilar en España, esta condición es mucho más que una caída temporal, como el efluvio telógeno, ya que puede volverse crónica e irreversible si no se trata adecuadamente. Su impacto no es solo físico, sino también emocional, lo que la convierte en un problema relevante para la salud integral de quienes la padecen.

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Las causas que se esconden detrás de la alopecia son diversas, desde factores hereditarios hasta condiciones médicas subyacentes. Según la Dra. María del Carmen Soto, especialista en tratamientos capilares en Hospital Capilar, la forma más común es la alopecia androgenética, que tiene un fuerte componente genético. Esto se debe a la sensibilidad de los folículos pilosos a los andrógenos, especialmente a la dihidrotestosterona (DHT), un factor que acelera la caída del cabello en quienes tienen predisposición hereditaria.

Además de los factores genéticos, existen otras causas relevantes. Alteraciones hormonales como las producidas por el embarazo, la menopausia o problemas tiroideos pueden desencadenar la pérdida de cabello. También, los déficits nutricionales, como niveles bajos de hierro, zinc o vitamina D, juegan un papel importante en el debilitamiento capilar. Incluso algunos medicamentos, como los quimioterapéuticos, anticoagulantes y ciertos antidepresivos, están asociados con la caída del cabello. Por otro lado, en casos de alopecia areata, el sistema inmunológico ataca los folículos pilosos, provocando pérdidas localizadas en forma de parches bien definidos.

Señales a las que hay que prestar atención

Detectar los primeros signos de alopecia puede marcar la diferencia en el éxito del tratamiento. Entre las señales iniciales más comunes, el adelgazamiento progresivo del cabello, especialmente en áreas como la coronilla o las sienes, es uno de los indicadores más claros. También es frecuente la aparición de zonas despobladas, como ocurre en la alopecia areata, donde el cabello se pierde en áreas delimitadas.

Otro síntoma que no debe ignorarse es el aumento significativo de la caída del cabello al peinarse o al lavarse. En mujeres, el ensanchamiento de la línea del cabello puede ser un indicativo de que algo no funciona bien.

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Por último, el picor o el dolor en el cuero cabelludo pueden ser señales de inflamación, un problema que puede estar asociado con ciertas formas de alopecia.

Si se presentan algunas de estas señales, acudir a un especialista es fundamental. Los médicos pueden realizar una serie de pruebas específicas para determinar el tipo de alopecia y sus causas. Una de las más comunes es la tricoscopia, que permite analizar la estructura de los folículos pilosos. También se suelen realizar análisis de sangre para evaluar niveles de hierro, hormonas tiroideas, vitamina D y DHT.

En algunos casos, las biopsias del cuero cabelludo son necesarias para identificar enfermedades autoinmunes o inflamatorias que puedan estar afectando al cabello. Por último, la prueba de tracción, que evalúa la fuerza de anclaje del cabello, puede ser útil para determinar el estado de los folículos y la gravedad de la pérdida capilar.

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Tratamientos efectivos

Aunque la alopecia es una condición crónica en muchos casos, existen tratamientos que pueden frenar su avance o incluso revertirla en ciertas situaciones. En el caso del efluvio telógeno, la caída del cabello suele ser reversible una vez que se elimina la causa subyacente, como el estrés o una deficiencia nutricional.

Para la alopecia areata, los tratamientos más comunes incluyen el uso de corticoides, ya sea tópicos o sistémicos, así como terapias inmunomoduladoras que buscan detener el ataque del sistema inmunológico a los folículos pilosos. Por otro lado, la alopecia androgenética puede ser tratada con medicamentos como el minoxidil o el finasteride, además de opciones quirúrgicas como los microinjertos capilares. Sin embargo, es importante señalar que este tipo de alopecia no es completamente reversible.

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En casos más complejos, como las alopecias cicatriciales, el desafío es aún mayor. Estas formas de alopecia, que incluyen condiciones como el liquen plano pilaris o el lupus eritematoso discoide, implican la destrucción permanente del folículo piloso. En estos casos, los tratamientos se centran en detener la progresión de la enfermedad más que en recuperar el cabello perdido.

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