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Viernes, 22 de septiembre 2023, 11:48
El linfoma es un tipo de cáncer que afecta al sistema linfático, una parte esencial del sistema inmunológico del cuerpo, constituido por los ganglios linfáticos, el bazo, el timo y la médula ósea. Esta enfermedad se origina en los linfocitos, un tipo de glóbulo blanco que ayuda al cuerpo a combatir infecciones y enfermedades.
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Es esencial comprender que estos dos términos se refieren a entidades diferentes con características habitualmente distintas. Un tumor se desarrolla cuando las células se multiplican de manera descontrolada, llegando a formar unas masas de origen sólido, denominadas tumores o neoplasias, mientras que los linfomas, aunque también pueden dar lugar a la aparición de un tumor, se deben al crecimiento de células del sistema linfático o sanguíneo, interconectado en todo el organismo, por lo que su comportamiento suele ser distinto y presentar otro tipo de cuadro clínico.
El linfoma se clasifica en dos grandes tipos según la célula alterada: los linfomas de células B, más frecuentes, y los linfomas de células T/NK. Dentro de los linfomas de células B, hallamos dos subtipos principales: el Linfoma de Hodgkin, que afecta principalmente a personas jóvenes y de mediana edad y suele originarse en los ganglios linfáticos del cuello, la axila o el mediastino, es decir, el espacio entre los pulmones, y el Linfoma de no Hodgkin, un subtipo que representa aproximadamente el 90% de los casos y que puede originarse en cualquier parte del sistema linfático y de otros órganos. El doctor Guillermo Cañigral, hematólogo del Hospital Quirónsalud Valencia, destaca que existen otros subtipos como «linfoma de la zona marginal (MALT, esplénico o nodal), linfoma de la zona del manto, linfoma linfocítico o leucemia linfática crónica, o linfoma linfoplasmocítico-macroglobulinemia de Waldeström, entre otros».
Respecto a la sintomatología de la enfermedad, encontramos dos comportamientos clínicos distintos: por un lado, «el indolente, propio de los linfomas con baja tasa o velocidad lenta de replicación del linfocito involucrado, como son usualmente el linfoma folicular o los linfomas de la zona marginal» y, por otro lado, «el agresivo, propio de linfomas con elevada tasa de replicación, como el linfoma difuso de células grandes B», explica el doctor Cañigral.
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Los linfomas pueden manifestarse de diversas formas. Las más frecuentes son «el aumento de volumen indoloro de los ganglios linfáticos en el cuello, las axilas, la ingle, etcétera, la aparición de un bulto en el abdomen u otra zona extraganglionar, y la aparición de una serie de síntomas denominados B –fiebre persistente no justificada por una infección, sudores nocturnos profusos o pérdida de peso sin causa aparente–», expone el hematólogo de Quirónsalud Valencia. También pueden presentarse otros síntomas como dificultades para respirar, fatiga o picores.
Los linfomas de comportamiento clínico indolente tienen una tasa de crecimiento muy lenta y pueden permanecer en estado latente durante mucho tiempo antes de causar síntomas significativos. A menudo, se descubren en etapas avanzadas debido a la falta de síntomas evidentes en las etapas tempranas. Esto puede hacer que su diagnóstico sea un reto, ya que los síntomas pueden ser vagos o atribuirse a otras causas. Normalmente, suelen detectarse como «un hallazgo casual o por crecimiento de ganglios habitualmente lento».
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Los linfomas de comportamiento clínico agresivo se caracterizan por su rápida proliferación y la tendencia a afectar múltiples ganglios linfáticos y órganos en el cuerpo. Estos linfomas pueden provocar síntomas graves en etapas tempranas, como un crecimiento más rápido de los ganglios y la aparición de síntomas 'B'.
El linfoma, tal y como aclara el doctor Cañigral, «acontece generalmente cuando un linfocito sufre una mutación en su material genético. Esta mutación produce que el linfocito se multiplique de forma anormal y se generen muchos linfocitos enfermos que continúan multiplicándose y ocupan los órganos linfáticos». Habitualmente, se trata de una enfermedad adquirida, aunque, en ocasiones, el paciente puede presentar una predisposición genética a padecer ciertos tipos de linfoma. Varios estudios han identificado algunos genes específicos que parecen estar relacionados con un mayor riesgo de desarrollar linfoma, sin que ello garantice que el paciente vaya a padecer la enfermedad en un futuro.
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Si bien las causas exactas del linfoma no siempre son claras, la investigación ha identificado ciertos factores de riesgo que pueden aumentar las probabilidades de desarrollar esta enfermedad. Los principales son «la edad, el sexo –algunos linfomas son más frecuentes en varones–, exposición a pesticidas, quimioterápicos, radiación, determinadas infecciones como el VIH, VHC, el virus de Epstein-Barr o el Helicobacter pylori, padecer inmunodeficiencia o algunas enfermedades inflamatorias crónicas», detalla el doctor Cañigral.
Gracias a los numerosos tratamientos que se han desarrollado en las últimas décadas, actualmente la gran mayoría de los linfomas, siempre en función del subtipo y del estadio, son tratables y potencialmente curables. El doctor Guillermo Cañigral explica que «el tratamiento depende del subtipo de linfoma, incluyendo desde la observación –en algunos casos de linfomas indolentes–, hasta la quimioterapia convencional, inmunoterapia, radioterapia, trasplante de médula ósea, etcétera». También existen nuevas terapias combinadas y enfoques multimodales para tratar la enfermedad. Al combinar diferentes técnicas, se puede aumentar significativamente la eficacia del tratamiento contra el linfoma, así como reducir el riesgo de resistencia a los medicamentos.
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El avance en la investigación del linfoma ha llevado a un progreso sin precedentes en el tratamiento y manejo de esta enfermedad. Los enfoques de medicina de precisión, inmunoterapia, terapias combinadas y la detección temprana están transformando la atención médica. Aunque aún quedan desafíos por superar, el futuro se presenta prometedor en la lucha contra el cáncer. La continua inversión en investigación y el compromiso de la comunidad médica y científica son fundamentales para seguir avanzando hacia una mejor comprensión y tratamiento de esta compleja enfermedad.
Solicita más información en el Hospital Quirónsalud Valencia.
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