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Mantener niveles saludables de azúcar en sangre es fundamental para prevenir enfermedades como la diabetes y evitar complicaciones de salud a largo plazo. El cuerpo regula naturalmente estos niveles a través de la insulina, una hormona que ayuda a las células a absorber la glucosa y convertirla en energía. Sin embargo, diversos factores, como una mala alimentación, el sedentarismo y el estrés, pueden contribuir a un desajuste en esta regulación.
La hiperglucemia (niveles elevados de azúcar en sangre) no solo afecta a personas con diabetes, sino que también puede presentarse en quienes tienen resistencia a la insulina o hábitos poco saludables. Afortunadamente, existen métodos naturales respaldados por organismos como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) para mantener los niveles de glucosa dentro de los parámetros adecuados. Desde el control de la alimentación hasta la actividad física, estos hábitos pueden marcar la diferencia en la salud metabólica y reducir el riesgo de enfermedades crónicas.
Uno de los factores clave para regular los niveles de glucosa en sangre es la dieta. Algunos consejos de lo citados centros de prevención incluyen:
• Evitar azúcares refinados y carbohidratos procesados. Pan blanco, pastas refinadas y bollería pueden provocar picos de glucosa en sangre.
• Elegir carbohidratos complejos. Legumbres, verduras, cereales integrales y frutas con bajo índice glucémico ayudan a una absorción más lenta del azúcar.
• Incluir proteínas y grasas saludables. El consumo de proteínas magras (pollo, pescado, huevos) y grasas saludables (aguacate, frutos secos, aceite de oliva) puede ayudar a mantener estables los niveles de glucosa.
• Controlar las raciones. Utilizar el método del plato (mitad de vegetales, un cuarto de proteínas y un cuarto de carbohidratos) facilita una alimentación equilibrada.
Asimismo, la actividad física ayuda a que el cuerpo utilice la glucosa como fuente de energía, reduciendo así los niveles de azúcar en sangre. Se recomienda:
• Ejercicio aeróbico. Caminar, correr, nadar o montar en bicicleta al menos 30 minutos al día.
• Ejercicio de fuerza. Levantamiento de pesas o entrenamiento con resistencia mejora la sensibilidad a la insulina.
• Movimientos frecuentes. Evitar el sedentarismo con pequeñas pausas activas durante el día.
También es importante mantener una hidratación adecuada. Beber suficiente agua contribuye a eliminar el exceso de glucosa a través de la orina y previene la deshidratación, un factor que puede afectar la regulación del azúcar en sangre.
Del mismo modo, se recomienda controlar los niveles de estrés, puesto que pueden elevar los niveles de azúcar en sangre debido a la liberación de hormonas como el cortisol. Estrategias como la meditación, el yoga y técnicas de respiración pueden ayudar a reducir el estrés y mejorar el control glucémico.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, es fundamental revisar regularmente los niveles de azúcar en sangre utilizando un glucómetro o un monitor continuo de glucosa. Las mediciones pueden realizarse en distintos momentos del día:
- Al despertar.
- Antes y después de las comidas.
- Antes y después de hacer ejercicio.
- Antes de dormir.
Tener un control periódico permite identificar qué alimentos, actividades y hábitos afectan los niveles de glucosa y ajustar el estilo de vida en consecuencia.
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