Cáncer de ovario, la enfermedad silenciosa cuya detección precoz es clave

El cáncer de ovario se considera una enfermedad 'silenciosa' debido a que el 70-80% de los casos se diagnostican en un estadio avanzado. Cada 8 de mayo se conmemora el Día Mundial del Cáncer de Ovario, para no olvidar su existencia y la necesidad de efectuar revisiones periódicas para detectarlo con tiempo.

Según las cifras de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), se estima que a finales del año 2024 se habrán diagnosticado 3.716 nuevas pacientes en España. Entre ellas, un 10% en la Comunidad Valenciana. El doctor Ignacio Romero, médico adjunto del servicio de Oncología Médica del IVO, afirma que a pesar de representar el 3% de los tumores femeninos, es la quinta causa de muerte por cáncer en la mujer.

Como en la mayoría de tumores, el riesgo de padecer cáncer de ovario aumenta con la edad. La mitad de mujeres diagnosticadas de este tipo de cáncer son mayores de 63 años. Es poco frecuente en menores de 40 años ya que se suele desarrollar tras la menopausia. Otros factores de riesgo son la ausencia de embarazos, el consumo de estrógenos en la postmenopausia y la herencia genética.

Para su prevención, los expertos señalan algunos de los factores que ayudan a reducir el riesgo de padecerlo. Destacan el uso de anticonceptivos durante más de cinco años, la lactancia, el embarazo y una alimentación saludable. Los programas de detección precoz también sirven para prevenir el cáncer, sobre todo para aquellas personas con una carga familiar o genética. En algún caso, a modo de prevención, se lleva a cabo una cirugía profiláctica. Consiste en extirpar un órgano o glándula que no presente signos de cáncer para prevenir que aparezca la enfermedad en un futuro.

Entre las principales causas de la mortalidad del cáncer de ovario, el doctor Romero avisa sobre la dificultad de diagnosticar el caso a tiempo. Esto se debe a que sus síntomas suelen confundirse con otras dolencias y solo es posible detectar el cáncer mediante pruebas de diagnóstico por imagen. Los síntomas que ayudan a detectar este cáncer según el servicio de Oncología Médica del IVO son «hinchazón abdominal por la acumulación de líquidos, la sensación de «empacho» con comidas ligeras, que puede ir acompañado de molestias en la zona pélvica, cambios en el ritmo intestinal y, en pocas ocasiones la aparición de hemorragias vaginales entre ciclos menstruales o en mujeres menopáusicas». Al presentar alguno de estos indicios es conveniente acudir a un especialista para que realice las pruebas oportunas.

Desde el servicio de Ginecología del IVO, el jefe clínico Josep Sanchis asegura que «los casos detectados en estadios tempranos tienen buen pronóstico y en torno al 90% de las pacientes conseguirá curarse». Y afirma que las revisiones ginecológicas rutinarias mediante examen pélvico y ecografía vaginal cobran un papel fundamental en la prevención del cáncer de ovario. Sin embargo, la mayoría de casos se diagnostican tarde puesto que todavía no existe un método de diagnóstico precoz eficaz.

El doctor Sanchis apunta que la tasa de supervivencia a 5 años se encuentra en torno al 20-30% en pacientes diagnosticadas en estadios avanzados. Entre ellas, alrededor del 70% padece una recaída a los tres años de terminar el tratamiento inicial. Por ello, desde el IVO advierten sobre la urgencia de desarrollar nuevas estrategias para abordar el cáncer de ovario avanzado. El servicio de Ginecología del IVO considera que el tratamiento 'gold standard' para abordar el cáncer de ovario es la cirugía de citorreducción primaria. Esta cirugía reseca la mayor parte del tejido tumoral posible para posteriormente realizar la quimioterapia basada en platino.

En 2023, el IVO realizó 50 intervenciones quirúrgicas relacionadas con el cáncer de ovarios, incluidos los tumores de ovario borderline (bajo potencial de malignidad) y cirugías de recidivas. Actualmente es centro de referencia internacional en el diagnóstico y abordaje del cáncer. La cirugía continúa siendo un pilar fundamental en el tratamiento de las pacientes de cáncer de ovarios. En los casos diagnosticados tempranamente se extirpa el tumor para su diagnóstico y se toman biopsias para descartar la presencia de metástasis ocultas. Mientras que, en los estadios avanzados, se procura eliminar completamente el tumor mediante un conjunto de procedimientos quirúrgicos a nivel ginecológico, urológico, intestinal y/o torácico.

El doctor Josep Sanchis declara que en los últimos años la cirugía ha evolucionado significativamente, gracias a los avances tecnológicos. Técnicas como la laparoscopia han permitido obtener mayor precisión y una mejor conservación de los órganos. Sin embargo, los mayores avances quirúrgicos han llegado de la mano de lacirugía robótica. Actualmente, la cirugía robótica o mínimamente invasiva se puede aplicar con seguridad en la mayoría de casos de cáncer de ovarios tempranos y en algunos casos seleccionados que se encuentran en estadios avanzados. La cirugía robótica realiza, en situaciones concretas, las intervenciones ginecológicas más complicadas con una mayor tasa de éxito.

La radioterapia es eficaz para tumores ginecológicos de volúmenes limitados como la pelvis. Debido a que el cáncer de ovarios puede diseminarse por todo el abdomen, la irradiación no suele ser parte del tratamiento médico. Por ello, la quimioterapia, junto a otros fármacos, es la terapia sistémica necesaria para reducir el riesgo de caída tras la cirugía del cáncer de ovario.

En casos de recaídas en los ganglios o en zonas que vuelven a recaer tras una segunda cirugía el abordaje es diferente. El doctor del servicio de Oncología Radioterápica del IVO, José Luis Guinot, explica que la radioterapia sí que puede contribuir a controlar la enfermedad en los casos de áreas muy limitadas. El doctor Guinot aclara que «se utiliza la radioterapia estereotáctica corporal o SBRT, que permite dar dosis elevadas en zonas muy reducidas evitando los órganos de riesgo cercanos como el intestino, el recto, la vejiga o los riñones».

El cáncer de ovarios es uno de los campos de investigación prioritarios del laboratorio de Biología Molecular del IVO. La doctora Raquel López Reig, investigadora del Servicio de Biología Molecular, declara que actualmente se centran en buscar biomarcadores predictivos de respuesta a fármacos que permitan predecir la respuesta de un paciente frente al tratamiento.

Por una parte, la línea de investigación se ciñe al estudio de la inestabilidad genómica como biomarcador de respuesta a inhibidores de PARP. Para ello, se está trabajando en una tecnología denominada secuenciación de baja cobertura que obtiene un mayor rendimiento en los datos. De esta forma, no solo obtienen el estatus de inestabilidad genómica del tumor, sino también los distintos marcadores genómicos disponibles, como carga mutacional del tumor o firmas mutacionales. El otro campo en el que se enfoca el laboratorio es en la búsqueda de biomarcadores y modelos de respuesta a la inmunoterapia. Mediante el uso de técnicas de machine learning, estos modelos se basan en el análisis transcriptómico y metagenómico del tumor y su microambiente.

Paralelamente, desde el Servicio de Biología Molecular del IVO están desarrollando una colección de líneas celulares primarias establecidas a partir de tejido tumoral de pacientes. Esta colección se utilizará como plataforma de screening de tratamientos disponibles y en desarrollo, con el fin de seleccionar el fármaco que mejor se adapte a las características del tumor analizado. Esto permite comprender mejor la biología de los tumores y diseñar terapias personalizadas. La doctora López asegura que el desarrollo de este tipo de proyectos es posible gracias «a las colaboraciones nacionales e internacionales con otros grupos de investigación especializados en el campo».