El consumo de alcohol es un hábito extendido en muchas culturas, pero sus efectos en la salud han sido objeto de múltiples estudios científicos. Mientras que algunas investigaciones han señalado ciertos beneficios en el consumo moderado de determinadas bebidas alcohólicas, los riesgos asociados superan con creces cualquier posible ventaja. A medida que se envejece, el organismo experimenta cambios que pueden hacer que el alcohol sea aún más perjudicial, especialmente en lo que respecta a la función cerebral y la memoria.
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Según los expertos de Mayo Clinic, el consumo de alcohol implica riesgos para la salud que aumentan con la frecuencia y la cantidad de ingesta. Beber en exceso puede afectar gravemente al cerebro, aumentar la probabilidad de desarrollar distintos tipos de cáncer, como el colorrectal, de mama, de boca, garganta, esófago o hígado, además de favorecer la aparición de enfermedades hepáticas y cardiovasculares. Por ello, los especialistas recomiendan reducir su consumo o evitarlo por completo, especialmente a partir de cierta edad.
Si bien los especialistas recomiendan evitar el consumo de alcohol en cualquier etapa de la vida, el neurólogo Richard Restak destaca la importancia de eliminarlo antes de cumplir los 70 años. En su libro 'Guía completa de la memoria: la ciencia de fortalecer la mente', el experto aborda diversos aspectos sobre los cambios en la estructura cerebral, la conexión mente-cuerpo y la relación entre la memoria y la regulación emocional.
Restak explica que a partir de los 65 años se empieza a perder neuronas a un ritmo más acelerado y el consumo de alcohol puede acelerar este proceso, generando daños progresivos en la función cognitiva. Además, sostiene que estos efectos pueden volverse irreversibles si no se adoptan hábitos saludables a tiempo.
Por este motivo, reducir o eliminar el consumo de cerveza y otras bebidas alcohólicas antes de alcanzar los 70 años puede ser clave para preservar la salud del cerebro y minimizar el riesgo de desarrollar enfermedades neurodegenerativas. La moderación y la prevención juegan un papel fundamental en la calidad de vida a medida que se envejece.
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