Borrar
Aceite de oliva. EP
Una experta en alimentos ordena las mejores alternativas para quien no puede pagar el aceite de oliva virgen extra

Una experta en alimentos ordena las mejores alternativas para quien no puede pagar el aceite de oliva virgen extra

María I. Tapia, doctora en Bioquímica y Biología Molecular y autora de varios libros sobre el consumo de aceite, detalla las mejores opciones si el precio es un problema para comprar AOVE

Nacho Ortega

Valencia

Miércoles, 6 de marzo 2024

María I. Tapia (Bilbao, España) es una licenciada en biología y doctora en Bioquímica y Biología Molecular, con Premio Extraordinario de Doctorado. Ha desarrollado su carrera profesional durante más de quince años en el sector farmacéutico y agroalimentario, en áreas que abarcan desde el desarrollo de nuevas vacunas al estudio de alimentos funcionales, la mejora de la calidad de la fruta o la detección y control de contaminantes químicos y microbiológicos en productos alimenticios. y desde hace 8 años también escribe libros de divulgación científica relacionados con la nutrición y la salud.

Su objetivo es que cualquier persona sin formación especializada en ciencias tenga acceso a la mejor información, para que puedan aplicarla en su día a día. Y dos de sus últimas creaciones versan sobre uno de los productos sobre los que se ha hablado y escrito más en el último año: el aceite de oliva.

María se ha preguntado en su canal de Twitter (X) que «estando los precios como están, qué otros aceites que no sean virgen o virgen extra podemos usar», detallando el objetivo para el que lo destinemos: ensaladas, frituras, etc.

Así, la doctora ha ido ordenando las opciones en caso de que una personas no se pueda permitir pagar los entre 8 y 14 euros que de media se están pagando en un supermercado por un litro de aceite de oliva virgen extra (AOVE).

«Lo primero que yo haría es calcular cuánto estamos ahorrando (por ejemplo, al mes) comprando un aceite refinado en vez de un aceite de oliva virgen», adelanta la experta, «porque no solo ha subido el aceite virgen extra. El de orujo de oliva y el 'Aceite de oliva' (a secas) también han subido mucho», recuerda, subrayando que a la hora de comprar alimentos «no deberíamos hablar solo de precio, sino de relación calidad/precio».

Tapia considera que «encontrar un sustituto de los aceites de oliva vírgenes no es fácil», ya que «no estamos hablando un alimento más, sino de uno de los alimentos más saludables que podemos consumir, el símbolo de la dieta mediterránea».

Entonces, se pregunta «¿cuánto vale nuestra salud?» Y se pone en la piel del consumidor español y de su situación económica. «Supongamos que de ninguna manera podemos gastar tanto». Y empieza a ordenar todas las alternativas, desde utilizar solo un poco de AOVE y para lo básico, hasta cambiar de aceite.

• OPCIÓN 1: «¿Qué haría yo? Lo que seguro que hacéis casi todos: utilizar el virgen extra solo para aliñar, en crudo«. Esa es la primera opción.

• OPCIÓN 2: ¿Y cuál usaría para cocinar? «Mucha gente piensa: »Bah, total, es para cocinar. Sin embargo, el tipo de aceite que usamos para cocinar es crucial para nuestra salud. Una parte de ese aceite pasa a los alimentos. Es decir, lo vamos a ingerir. Y es una fracción importante del aceite que consumimos al día. Dicho esto, si no te puedes permitir un virgen extra, yo compraría un aceite de oliva virgen, el más barato que encuentres«.

Tapia sostiene que «CUALQUIER aceite de oliva VIRGEN es mejor que cualquier aceite refinado. Y lo reutilizaría dos o tres veces (con condiciones)».

• OPCIÓN 3: «Si tampoco te puedes permitir un aceite de oliva virgen, yo compraría (seguimos hablando de cocinar) un »Aceite de oliva« (que no pusiera »suave« ni »intenso«, preferentemente), pero echaría un chorrito de aceite virgen de vez en cuando mientras estamos friendo. Y hacia el final de la cocción, si es un guiso o un horneado.

OPCIÓN 4: «Si sigue siendo demasiado caro, yo compraría un aceite refinado con alto contenido en ácido oleico. Podría ser girasol alto oleico, cánola, orujo de oliva... ¿Cuál de ellos? El más barato«.

Por último, añade que «si viviera en otras partes del mundo, compraría otros aceites saludables, que los hay. Pero siempre vírgenes».

El aceite de oliva virgen extra dispara su precio de media un 69% en el último año, según Facua

Aceite perjudicial

María I. Tapia también responde a otras preguntas relacionadas con el aceite de oliva. Por ejemplo, ¿a qué aceite pondrías tu el cartel «perjudicial» para la salud? La experta defiende que «cualquier aceite que hay ahora mismo en un supermercado o en otros puntos de venta se considera seguro. De lo contrario, no estaría a la venta», y pide realizar un ejercicio de comprobación.

«A la hora de comparar aceites, lo más importante es saber si son refinados o vírgenes. Todos los aceites que hay en el supermercado (excepto los de oliva virgen y virgen extra, algunos de coco y quizá alguno más, minoritario) son aceites REFINADOS. Aquí se incluyen el de girasol, el de maíz, el de semillas, el de pepita de uva, el de soja, etc. Todos estos aceites se han sometido a tratamientos químicos y físicos (calor, etc.). No son zumos de frutas (oliva u otras), como los aceites vírgenes. Tampoco lo son el aceite de orujo de oliva ni el ...»Aceite de oliva« (aunque estos contienen una pequeña parte de aceites vírgenes)», subraya.

¿Y cuál es el problema de los aceites refinados? La experta aporta información sobre lo que supone que un aceite sea refinado:

1) Durante el proceso de refinado se eliminan muchos de sus componentes saludables.

2) En algunas etapas del refinado se forman sustancias perjudiciales para la salud, que no estaban en los aceites originales.

«Por supuesto, aquí influye mucho la frecuencia de consumo. No es lo mismo consumir de vez en cuando aceites refinados (de hecho, lo hacemos sin darnos cuenta, porque están en casi todos los alimentos procesados) que hacerlo varias veces al día», añade.

También es muy importante cómo se conservan los aceites y, sobre todo, cómo se utilizan en las frituras, al tiempo que recuerda que «no hay que sobrecalentar los aceites ni dejar que humeen. Por cierto, el «punto de humo» no es un buen indicador de la estabilidad de los aceites al calentarlos, por mucho que se hable de él», concluye.

«Un buen aceite de oliva debe oler a aceituna, a árbol, a campo, a bosque, a hierba, a pasto, a frutas o a hortalizas. Y NO debe oler a pintura, a barniz, a vinagre, a vino, a queso, a salami, a esmalte de uñas, a rancio o a producto procesado», finaliza Tapia.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lasprovincias Una experta en alimentos ordena las mejores alternativas para quien no puede pagar el aceite de oliva virgen extra