Los expertos advierten sobre los peligros de usar tuppers en mal estado y cuándo es el momento de tirarlos

El uso de tuppers y envases de plástico se ha vuelto una costumbre cotidiana en muchas casas, oficinas y escuelas. Estos recipientes nos permiten almacenar alimentos de manera práctica, manteniéndolos frescos y listos para su consumo en cualquier momento. Gracias a su versatilidad y facilidad de uso, se han convertido en una herramienta imprescindible para organizar la comida y facilitar el transporte de los alimentos. Sin embargo, muchos consumidores no son conscientes de que, al igual que otros objetos cotidianos, los tuppers también tienen una vida útil limitada.

La falta de conciencia sobre el reciclaje y la gestión adecuada de estos envases puede ser uno de los motivos por los que muchas personas siguen utilizando los mismos tuppers durante años, sin pensar en los posibles riesgos que esto puede conllevar. Aunque la mayoría de los envases plásticos parecen durar bastante tiempo, es fundamental saber identificar cuándo debemos deshacernos de ellos para evitar problemas de salud. En este sentido, una autoridad alimentaria europea ha señalado varias marcas y características que pueden servir de señal para abandonar estos envases antes de que se conviertan en un riesgo.

No todos los tuppers y envases plásticos son aptos para todos los usos. Por ejemplo, no todos los envases pueden utilizarse en el microondas o en el lavavajillas. En el caso del microondas, es crucial que el envase cuente con una etiqueta que indique que es seguro para este tipo de uso. En cuanto al lavavajillas, el calor del agua y el detergente pueden acelerar el deterioro del plástico, por lo que también es importante verificar si el recipiente es apto para este proceso.

Según Merja Virtanen, especialista de la Autoridad Alimentaria de Finlandia, en una entrevista para el medio iltalehti.fi, «los daños en el plástico pueden provocar que sustancias químicas y microplásticos migren del envase de plástico a los alimentos que entran en contacto con él». Virtanen resalta que, aunque el uso esporádico de un envase dañado no suele representar un peligro inmediato, el uso continuado de estos tuppers deteriorados sí puede resultar perjudicial para la salud. Además, la experta destaca que uno de los principales indicadores de que debemos deshacernos de un tupper es la presencia de manchas blancas o grietas. Estos signos son claros indicativos de que el plástico ha sufrido un desgaste significativo.

Los plásticos utilizados en estos envases contienen polímeros que, con el paso del tiempo y el daño físico, pueden liberar sustancias químicas peligrosas como el bisfenol A (BPA) o los ftalatos. Estos compuestos están relacionados con problemas hormonales y, en algunos casos, con el desarrollo de cáncer.

A medida que los envases se agrietan o desgastan, también aumenta la posibilidad de que se desprendan pequeñas partículas de plástico, conocidas como microplásticos. Estas partículas pueden contener contaminantes y, al ser ingeridas, tienen el potencial de irritar el tracto digestivo. En consecuencia, el consumo continuado de alimentos almacenados en tuppers dañados puede contribuir a efectos acumulativos en la salud, como el daño hepático, renal, y aumentar el riesgo de enfermedades como diabetes, obesidad y problemas cardiovasculares.

Por lo tanto, es esencial que los consumidores presten atención a las señales de desgaste de sus tuppers y tomen decisiones informadas sobre cuándo deben sustituirlos. El reciclaje adecuado de estos envases dañados es fundamental para evitar que los plásticos lleguen a contaminar el medio ambiente y para proteger la salud de los usuarios.