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Clara Alfonso
Valencia
Lunes, 13 de mayo 2024, 01:53
La ducha diaria es una de las rutinas más sagradas que todos seguimos religiosamente. Nos sentimos frescos, renovados y preparados para afrontar un nuevo día. Una parte importante de este cuidado es asegurarnos de que las toallas que utilizamos después de cada ducha estén limpias y libres de gérmenes. A menudo, damos por sentado el simple acto de secarnos, pero la frecuencia y la forma en que limpiamos nuestras toallas pueden tener un impacto significativo en nuestra salud.
Un farmacéutico popular en TikTok, @dfarmaceuticofernandez, ha explicado cada cuántos días deberíamos lavar las toallas que usamos en el baño, bien sean para después de la ducha o para secarnos las manos. «Cuanto más tiempo pasan sin lavar, más microorganismos se pueden acumular», advierte el experto.
Y es que, un estudio recopiló toallas de diferentes hogares que llevaban una semana sin ser lavadas. El preocupante resultado reveló que en el 89% de las toallas se encontraron bacterias que podrían provocar enfermedades leves, mientras que en el 25% se hallaron bacterias capaces de causar enfermedades graves. Ante estos hallazgos, surge la pregunta: ¿Con qué frecuencia debemos lavar nuestras toallas de baño?
«La recomendación definitiva es cambiarlas cada 3 o 4 días, especialmente en verano», señala el sanitario. Este intervalo de tiempo asegura que las toallas se mantengan limpias y libres de acumulación excesiva de bacterias, lo que contribuye a preservar la salud de quienes las utilizan.
La mejor forma de lavarlas, eliminando las bacterias por completo, es usando la lavadora y ajustar la temperatura a 60°C. Después, escoge un detergente de calidad que esté formulado específicamente para eliminar gérmenes y bacterias. Asegúrate de seguir las instrucciones de dosificación en la etiqueta del detergente para obtener los mejores resultados.
Conseguirás mejores resultados si lavas las toallas por separado y no las mezclas con ninguna otra prenda, para evitar la contaminación cruzada. Una vez que el ciclo de lavado haya terminado, asegúrate de secar las toallas completamente, ya sea al aire libre o en la secadora, ya que la humedad residual puede ser un caldo de cultivo para las bacterias.
Otro aspecto importante para evitar la acumulación de bacterias en tu toalla es eliminar el exceso de agua y células muertas del cuerpo antes de utilizarla. Al salir de la ducha, puedes utilizar tus manos para retirar el agua acumulada en tu piel y cabello. Esto ayuda a reducir la cantidad de líquido que la toalla debe absorber y evita que se convierta en un caldo de cultivo para las bacterias.
A continuación, procede a secarte de abajo hacia arriba, siguiendo el orden mencionado anteriormente. Ten en cuenta que, durante el proceso de secado, la toalla recogerá células muertas de la piel y otros fluidos corporales que son invisibles a simple vista. Estos elementos proporcionan un ambiente propicio para el crecimiento de bacterias y microorganismos.
Una vez hayas terminado con el secado, es muy importante que te asegures de que la toalla se mantenga seca, ya que la humedad y el calor son condiciones ideales para la reproducción de bacterias. Es por ello que, después de cada uso, se recomienda colgar la toalla en un lugar con ventilación donde pueda secarse por completo.
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