IVO

Melanoma, un enemigo vinculado a la exposición excesiva a los rayos ultravioletas

Se estima que, en 2022, este tipo de tumor se detectará en más de 7.500 nuevos pacientes en España

SUPLEMENTOS

VALENCIA

Lunes, 23 de mayo 2022, 01:33

El melanoma es un auténtico problema de salud pública en España. Según los datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), durante este año 2022 se estima que se diagnosticarán en nuestro país alrededor de 7.500 nuevos casos, lo que confirmará una incidencia del melanoma de doce nuevos casos por cada 100.000 habitantes cada año. Este tipo de cáncer es el undécimo más frecuente y la mitad de los calos se diagnostican antes de los 55 años. Los especialistas advierten de que en las fases tempranas se cura prácticamente en el 100% de los casos y recomiendan consultar con un especialista de forma periódica o ante cualquier atisbo de sospecha.

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Un melanoma es «un cáncer de piel originado por la transformación maligna de un melanocito, la célula de la piel encargada de producir el color. Esto ocurre cuando alguna de estas células, por alteraciones moleculares, se hace independiente del control del cuerpo y se multiplica de forma indefinida para crecer e ir adquiriendo sucesivamente capacidades de invadir la piel y otros tejidos a distancia utilizando los vasos sanguíneos y los linfáticos como vehículo», detalla el doctor Eduardo Nagore, jefe clínico del Servicio de Dermatología del Instituto Valenciano de Oncología (IVO).

Uno de los principales causantes de esta anomalía es una exposición inadecuada al sol o más concretamente «a la radiación ultravioleta que da lugar a un exceso de daño en el ADN de las células», tal y como aclara el doctor Nagore. «Esto ocurre, principalmente, cuando se producen quemaduras; esto es, cuando hay un enrojecimiento de la piel tras la exposición, sobre todo cuando se acompaña de ampollas o dolor de al menos dos días de duración. También ocurre cuando se acumula una gran cantidad de exposición solar a lo largo de la vida o cuando se usan cabinas de bronceado. Cada una de estas formas de exposición se relaciona con diferentes tipos de melanoma», aunque el doctor Nagore avisa que también hay melanomas que aparecen sin relación con la exposición al sol y por otras cuestiones como la herencia genética, la edad o la respuesta del sistema inmunitario.

Síntomas de un melanoma

El IVO atendió en 2021 a un total de 135 pacientes en el servicio de Dermatología. Los especialistas recomiendan ponerse en manos de expertos ante la primera sospecha; solo así se podrá tratar a tiempo cualquier dolencia. El signo de alarma más simple y útil es «encontrar una lesión en la piel diferente al resto, bien porque ha aparecido de nuevo, bien porque una antigua ha cambiado adquiriendo un aspecto diferente», avisa el jefe clínico del Servicio de Dermatología del IVO. Este es «el signo del patito feo», lo define el doctor Nagore, ya que «tener este signo no implica que lo que se haya observado vaya a ser o no un melanoma, sino que es algo que requiere de una valoración por un dermatólogo». La sospecha debe aumentar si, además, se percibe que está cambiando de aspecto, sea de forma o de color, o si estos cambios van acompañados de picor o dolor.

Frente al melanoma hay dos grandes perfiles de riesgo y un tercero marcado por la herencia genética, menos común. El primero de ellos son las personas que, por motivos profesionales o de ocio, se han expuesto mucho al sol a lo largo de su vida. «Suelen tener, además de melanoma, otros cánceres de piel, la piel muy dañada y es más frecuente en personas de más de 60 años, de piel clara con dificultad para broncearse, aunque no exclusivo de ellos», añade el doctor Nagore. El segundo perfil es el de personas que tienen muchos lunares: «Estas personas tienen una facilidad innata para que sus melanocitos se multipliquen, por lo que necesitan de menos exposición al sol para que se desarrolle el melanoma. En estos, el melanoma suele presentarse en edades más tempranas que el perfil anterior, antes de los 50 años, y típicamente en el tronco».

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Cómo prevenir un melanoma

Para prevenir un melanoma, los expertos en Dermatología aconsejan evitar una exposición excesiva a la radiación ultravioleta, ya sea directamente con el sol o a través de las cabinas de bronceado, y revisar la piel, al menos, una vez al mes. «La primera medida trata de evitar las quemaduras solares y la acumulación excesiva de exposición al sol durante toda la vida. Se consigue evitando las horas de máxima intensidad de sol del día, utilizando medidas físicas de protección –sombra, ropa de protección o gorra– y el uso de filtros solares de factor más 50», detalla el doctor Nagore.

El responsable clínico del Servicio de Dermatología del IVO apela al «sentido común» de cara a protegerse de los efectos del sol. «Según el tipo de piel que tengamos y el momento del día y del año, es necesario usar filtros solares, ropa de protección –camisetas, gorras, etcétera–, o evitar las horas de más intensidad, protección oral y buscar la sombra, bien natural bien con uso de sombrillas, toldos, entre otros». Los filtros solares, recomienda el doctor Nagore, deben aplicarse alrededor de media hora antes de la exposición, pues es el tiempo que tarda el producto en ubicarse en la piel y ejercer su efecto, y volver a aplicarlo cada dos horas, ya que es el tiempo que dura su efecto protector adecuado. «Como el ejercicio y el baño aceleran la pérdida de producto, es recomendable aplicarlo de nuevo tras realizar estas actividades», añade.

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Tratamientos ante un melanoma

Por el momento, el principal tratamiento ante un melanoma es quirúrgico, aunque se están consiguiendo notables avances tanto en la forma de tratarlo como en el diagnóstico. La extirpación se realiza junto a la limpieza de unos márgenes aparentemente sanos alrededor del tumor, lo que se realiza para disminuir la posibilidad de que queden restos. A ello hay que sumar acciones que buscan reducir la posibilidad de metástasis en otros órganos o ganglios.

Tal y como destaca el doctor Nagore, «las técnicas quirúrgicas cada vez son menos agresivas» y el descubrimiento de fármacos que actúan frente a mutaciones presentes en el tumor ha conseguido frenar en gran medida los casos con una enfermedad metastásica en los que existen esas mutaciones, que suponen alrededor de un 50% de los melanomas. Además, «la segunda gran revolución tuvo lugar con el desarrollo de la inmunoterapia. En este contexto, se han diseñado fármacos que desbloquean el sistema inmunitario al actuar frente a moléculas que produce el tumor y que evitan que los linfocitos ataquen y destruyan las células cancerosas. Al frenar estas moléculas, se reactiva el sistema defensivo que, entonces, puede atacar eficazmente al tumor», destaca

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El IVO es pionero en la Cirugía de Mohs, un tratamiento de precisión que tiene como objetivo analizar el 100% de los márgenes quirúrgicos. «Con esta técnica, si hay algún margen en el que se haya identificado que quedan restos de tumor, permite conocer exactamente su localización. De esta manera, la necesidad de realizar una nueva cirugía se restringe a ampliar solo algo más de piel de la zona afectada. Esta cirugía, de uso habitual para otros cánceres de piel, se reserva en el melanoma para algunos tipos, fundamentalmente el lentigo maligno y el melanoma lentiginoso acral. Estos dos tipos de melanoma aparecen sobre todo en la cara, el lentigo maligno, y en las palmas de las manos, las plantas de los pies y las uñas, el melanoma lentiginoso acral», detalla el doctor Nagore. Estos tipos de melanoma tienen como particularidad que pueden extenderse más allá de lo que el ojo ve y, por ello, tienen más riesgo de afectar a los márgenes en una exéresis convencional y que esta afectación no se detecte en el estudio histológico rutinario. La principal ventaja que conseguimos es asegurar la eliminación completa y ahorrar tejido sano en el caso de necesitar realizar más de una intervención quirúrgica al centrarla solo sobre la zona afectada. Esto es especialmente relevante en las lesiones de la cara donde hay que preservar la mayor cantidad de más tejido sano posible», concreta.

Afortunadamente, el conocimiento del melanoma en la actualidad es muy amplio y se investiga constantemente, consiguiendo avances en todos los ámbitos. Los más relevantes pasan por el desarrollo de pruebas moleculares que permitan conocer con mayor precisión qué pacientes van a ir peor y cuáles se pueden beneficiar de cada uno de los tratamientos disponibles. Además, se están desarrollando fármacos que permitan desbloquear nuevas moléculas que frenen la respuesta inmunitaria frente al tumor, así como también se busca conocer quién se va a beneficiar de estos tratamientos.

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En lo que se refiere a los avances en los marcadores tumorales, el doctor Nagore mantiene que se ha avanzado «mucho» en los últimos años, «aunque todavía no se aplica de forma general en la práctica clínica diaria». «También se está trabajando en técnicas que permiten conocer con un análisis de sangre si hay restos tumorales y si en un futuro próximo el tumor va a reaparecer, o si se puede predecir que la respuesta al tratamiento va a ser buena», avanza.

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