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IMED

Cómo proteger la audición durante las Fallas

Seguir unos sencillos consejos puede ayudar a evitar posibles lesiones auditivas en unas fiestas marcadas en muchos sentidos por el ruido

SUPLEMENTOS

Lunes, 6 de marzo 2023, 01:07

Las Fallas están ya en su recta final. Con la llegada del mes de marzo, Valencia se transforma en una ciudad volcada con su fiesta grande y en cada rincón y calle se respira un ambiente distinto. A ello ayudan elementos como la música o la pirotecnia, que son una parte indispensable de la tradición pero que pueden llegar a resultar un problema para la salud auditiva.

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«El ruido es algo que puede lesionar nuestros oídos para siempre, puede afectar al tímpano, al oído interno, y perder audición», avisa el doctor Rafael Ramírez jefe de servicio de la Unidad de Otorrinolaringología del Hospital IMED Valencia. No obstante, el doctor Ramírez da una serie de consejos para que en estas fiestas falleras no suframos una lesión de oído por el ruido de una 'disparà' o de 'masclets' en plena calle. «Durante estos días, estamos expuestos a un alto nivel de intensidad sonora y deberíamos tomar precauciones», incide.

Nacido en Godella, localidad valenciana donde la pirotecnia «corre por las venas», y fallero pasional, el doctor Rafael Ramírez es un otorrinolaringólogo de reconocido prestigio. De ahí que sus consejos se basen en el conocimiento médico de los efectos del ruido pero también en el sentido de disfrutar de todo lo bueno que tienen las Fallas en su conjunto. «El límite entre la libertad y la seguridad se debe basar en que conocemos los riesgos de las cosas que hacemos y decidir si los asumimos o no», aclara.

Tal y como destaca el jefe de servicio de la Unidad de Otorrinolaringología del Hospital IMED Valencia, el ruido es «un fenómeno físico que puede producir alteraciones en nuestros oídos y también en otros órganos». En los oídos puede producir alteraciones en el tímpano –incluso la rotura–, alteraciones en el oído interno, pérdida de audición, acúfenos y cuadros de desequilibrio y vértigos. Los efectos dependerán de muchos factores de la exposición al sonido, pero sobre todo de dos: «La intensidad del sonido, que normalmente la medimos en decibelios, y el tiempo de exposición al ruido», indica el doctor Rafael Ramírez.

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Qué cantidad de ruido es segura

Normalmente, los sonidos por debajo de los 85 decibelios se pueden considerar seguros, pero los expertos avisan de que a partir de esa intensidad se puede producir daño en los oídos. Por ejemplo, si nos sometemos a ruido de 85 decibelios durante más de ocho horas, pueden aparecer lesiones en el oído. «Conforme subimos la intensidad, cada 5 decibelios el tiempo de exposición que toleramos se va reduciendo a la mitad: 90 decibelios, cuatro horas: 95 decibelios, dos horas; 100 decibelios, una hora, 105 decibelios, 30 minutos….y así, sucesivamente», ejemplifica el doctor Ramírez.

«En el foco de la explosión de una 'mascletà', la intensidad del sonido puede llegar a los 170-180 decibelios, una intensidad que produce lesiones inmediatas en el oído», advierte el facultativo, aconsejando para reducir la exposición aumentar la distancia al foco del sonido.

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Consejos para la salud auditiva

Ante un ruido excesivo, como un espectáculo pirotécnico, «lo primero que debemos hacer es guardar distancia», aconseja el doctor Ramírez. La intensidad a la que se recibe el sonido, cuanto más cerca estamos de la fuente que lo produce, es mayor. «Un adulto debería situarse, como poco, a 15-20 metros de distancia de donde se está disparando, pero es distinto el caso de los niños, que tienen un conducto auditivo más estrecho –la intensidad del sonido que puede hacer daño baja unos 20 decibelios con respecto al adulto– y, por tanto, el ruido puede hacerle más daño», detalla. Teniendo en cuenta las características del sonido de una 'disparà', lo mejor que puede hacer es situarse a unos 50-60 metros para disfrutarla con seguridad.

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Otro de los consejos pasa por intentar que el tiempo que se está expuesto al ruido no sea mucho e intentar compensar las presiones dentro del oído utilizando para ello un equipo de protección (EPI) como tapones o cascos. «En las especificaciones de cada producto indica cuántos decibelios pueden amortiguar –siglas SNR– y así se puede calcular qué protección necesitamos para situarnos cerca de los 70 decibelios. Esta intensidad es más o menos a la que se produce una conversación humana, así que intentar amortiguar más el sonido también podría ser peligroso al dificultar la comunicación o ponernos en peligro con el tráfico», concreta doctor Ramírez. «Unos tapones de algodón o taparnos con las manos reduce unos 15-20 decibelios la intensidad del sonido; en el caso de tapones de silicona o unos cascos, reducen entre 20 y 40 decibelios», añade.

Una herramienta que puede ser útil es usar el sonómetro que hay instalado en la mayoría de los teléfonos móviles inteligentes, aunque el doctor Ramírez puntualiza que, «aunque no son muy precisos, si nos pueden dar una idea de la intensidad sonora». Otra cuestión que se puede hacer aunque no esté comprobada al 100% su utilidad, es dejar abierta la boca durante la exposición al ruido extremo de una 'mascletà'. «No están comprobado, pero no es una mala idea desde el punto de vista de cómo es el oído humano. Aunque es más útil estar tragando o masticando un poco para que funcione bien la trompa», aclara el doctor Ramírez.

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Principio de seguridad

Desde su experiencia, el jefe de servicio de la Unidad de Otorrinolaringología del Hospital IMED Valencia, aconseja que «seguridad y libertad guarden un equilibrio que debe basarse en el conocimiento». «Nuestros oídos nos avisan de cuando las cosas van mal. Si en algún momento vemos que los oídos nos duelen, notamos una presión excesiva, pitan o baja la audición, quiere decir que estamos lesionando los oídos y deberíamos salir de allí», explica el doctor Ramírez.

En definitiva, «es posible que sea menos emocionante guardar distancia segura y utilizar protección pero si lo hacemos lo podremos sentir mas tiempo y, sobre todo, nos permitirá una mejor comunicación durante mucho mas tiempo. Eso sí, el olor a pólvora siempre nos pondrá los pelos de punta y como dice la frase de mi camiseta preferida: 'La pólvora no més per la festa'», concluye.

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