R. D.
Sábado, 20 de febrero 2021, 13:20
La mascarilla se ha convertido en un elemento imprescindible para toda la población mundial desde que hace más de un año se desatara la pandemia del coronavirus. Fue marcada como obligatoria por parte de la Organización Mundial de la Salud, lógico, teniendo en cuenta que el SARS-CoV-2 entra en nuestro cuerpo a través de las vías respiratorias.
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Pero hay más. La proteína 'spike' es el arma clave del virus, se conecta a la enzima ACE2, según se desarrolla en una estudio de 'Life'. La proteína 'S' es la que concreta el contagio al ser humano.
El objetivo mundial de gobernantes (y farmaceúticas) fue conseguir lo más rápido posible un antídoto que consiguiera aplacar al SARS-CoV-2. Y los científicos que trabajan en las vacunas saben que lo primero en neutralizar a la proteína 'Spike' para que el sistema inmunitario y la rechace.
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Los anticuerpos y linfocitos siguen la cadena puesto que reconocer a la maligna proteína y la contrarrestan. En los últimos meses y después de que ya se hayan contabilizado decenas de miles de muertes por el Covid, las múltiples variantes conocidas se han producido por los cambios en la proteína 'Spike'.
Es este proceso el que ha complicado en las últimas semanas el panorama del coronavirus puesto que las mutaciones, como ha quedado demostrado, pueden ser más peligrosas y contagiosas.
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