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Una pareja pasea con la mascarilla puesta. JAIME INSA

Estos son los síntomas de las nuevas variantes de Ómicron

La BA.4 y sobre todo la BA.5 son consideradas «altamente contagiosas» debido a que se propagan aún más rápido

AFP / M.P.

Jueves, 30 de junio 2022

Los contagios y las muertes por Covid aún siguen sucediéndose en el mundo. De hecho, durante las últimas semanas se ha observado un creciente número de positivos y los expertos ya están expectantes ante una séptima ola.

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Esta evolución del virus se explica en gran medida por la capacidad de las nuevas variantes de eludir la inmunidad, a partir de su resistencia a las protecciones brindadas por la vacunación y anteriores contagios. Las subvariantes de ómicron amenazan con una nueva ola en el inicio del verano y han hecho aumentar la incidencia acumulada en España.

Estas nuevas variantes del virus que tienen en alerta a los científicos son la BA.4 y sobre todo la BA.5, pues han sido consideradas como «altamente contagiosas» ya que se propagan aún más rápido porque parecen beneficiar de una doble ventaja de contagiosidad y escape inmunitario.

Estos son sus síntomas:

Tal y como informan desde Redacción Médica, las actuales variantes de coronavirus que van cogiendo protagonismo en España y han generado síntomas no identificados hasta ahora. Los últimos en ser detectados, explican, son los síncopes y desmayos repentinos.

Según añaden, los especialistas afirman que estos síntomas están relacionados con la implicación del coronavirus con el sistema nervioso, provocando lo que se conoce como hipotensión ortostática. Así pues, estos dos escenarios se suman a los síntomas ya conocidos que el coronavirus genera, como son la tos, fiebre, dolor de cabeza y dolores musculares.

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Por último, explican que estas subvariantes provocan una alteración en el funcionamiento del nervio vago, que genera una función clave por lo que respecta al sistema nervioso. Una vez sucede esta situación, el nervio trabaja de forma más ralentizada que de costumbre, provocando que no aumente la tensión para que el flujo sanguíneo llegue de forma adecuada al cerebro. Esta situación provoca que nos lleguemos a desmayar como forma de defensa del cerebro, concluyen.

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