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Es algo habitual. Quieres perder peso y empiezas una dieta hipocalórica, con menos calorías de las que necesitas, y el cuerpo empieza a echar mano de la grasa acumulada. Reduces algo de peso, pero el organismo se estanca y dejas de perder. Comes menos calorías... y no adelgazas, pero te sientes más débil y con menos ganas de todo.
Todo tiene una explicación científica, pero ojo porque los expertos avisan que en casos extremos se puede llegar a lo que se conoce como 'tumba metabólica'.
Según explica la doctora Ana Molina en su programa 'De piel a cabeza', la tumba metabólica es un estado en el que desembocan «muchas mujeres que empiezan con esas dietas extremas hipocalóricas». «En condiciones normales tu energía se reparte así: 20% para el cerebro, 20% para el hígado, 20% para los músculos y 40% para el resto del cuerpo», asegura.
La leptina, una hormona que se encarga de quemar más o menos grasa y de regular el metabolismo, ordena una mayor 'quema' de grasa cuando más comes porque si reduces mucho lo que comes, el cuerpo se ralentiza e, incluso, puedes acabar arrastrando la pérdida de músculo.
Hay estudios que han calculado que a partir de la semana de llevar una dieta estricta la leptina baja un 50% su función ya que, en realidad, su verdadero objetivo es que el cuerpo pueda sobrevivir y se adapta a las circunstancias, según explicaba Álex Martí en el blog fitness&roll. Es decir, nuestro organismo es tan complejo e inteligente que si detecta una caída de alimentos rápidamente la leptina activa el 'modo ahorro' para que puedas seguir viviendo. En casos prolongados se puede llegar a los que se conoce como 'la tumba metabólica'.
«Cuando hacemos una dieta super restrictiva entramos en lo que se llama tumba metabólica. Tu cuerpo empieza cada vez a gastar menos en reposo y por lo tanto tú sigues comiendo menos pero sigues sin perder peso. Lo único que pierdes es salud; es decir, antes te reías más, pierdes la menstruación, pierdes el apetito sexual, estás de mal humor... o sea, pierdes todas las ganas de vivir pero es que encima no pierdes peso porque tu cuerpo dice 'Ah, que comes menos, pues entonces yo gasto menos'«, sostiene Ana Molina.
Es decir, que ingieres menos calorías, pero al mismo tiempo tu cuerpo empieza a gastar mucho menos. Y se llama 'tumba metabólica' porque es «sembrar tu propia tumba, porque como encima vas a perder masa muscular (que es una de las cosas que ya hemos dicho que más energía consume en reposo, un 20%), cuando vuelvas a una dieta normal tu metabolismo basal va a ser menor, tus músculos van a ser 'de chichinabo' y encima pues vas a ganar peso aún más rápido: el famoso rebote de las dietas hipocalóricas o restrictivas. Es decir, tiende a haber más sobrepeso«, concluye.
Por este motivo la doctora recomienda que «si tú quieres perder peso fácil, gana musculatura. Muévete más, aumenta tu tasa metabólica. Y por encima de todo es que te vas vas a encontrar mejor porque tu cuerpo va a decir 'come y come más'. Vas a tener un sistema inmune fuerte, vas a tener capacidad reproductiva, vas a estar alegre y además esos músculos van a quemar calorías. Pero no hagas esas dietas restrictivas, que no tienen ningún sentido».
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