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VALENCIA
Viernes, 9 de abril 2021, 17:32
La investigadora del CSIC Sonia Zúñiga ha adelantado la fecha en la que podría llegar la primera vacuna española contra el coronavirus. La experta del Consejo Superior de Investigaciones Científicas ha explicado que de las tres vacunas en las que se está trabajando «hay dos muy avanzadas» y ha desvelado en el programa de Ana Rosa que «si todo va bien, a finales de año podremos tener una o dos de las vacunas del CSIC»
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La científica ha asegurado que las vacunas «han tenido resultados muy prometedores en animales y esperamos empezar los ensayos clínicos«, que será el siguiente escalón que debe superar.
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A finales de marzo el doctor Luis Enjuanes, virólogo del CSIC, explicó como era una de las vacunas españolas que están más avanzadas. «La nuestra es una vacuna original, no se ha hecho ninguna de este tipo. Está basada en la manipulación genética del propio SARS-CoV-2, del que hemos derivado un replicón de ARN [que multiplica la dosis génica que desencadena la protección]. De aquí al verano realizaremos los ensayos con ratones y hámster. Si todo va bien, haremos lo mismo con macacos. Creo que estará lista en el primer trimestre de 2022, entonces habremos obtenido datos de ensayos clínicos para probar la seguridad de la vacuna y poder administrarla entre la población. Nos gustaría ir más deprisa, pero es un modelo nuevo y requiere tiempo«, explicó.
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Enjuanes desveló los puntos fuertes de esta vacuna del CSIC: «En primer lugar no utiliza un solo antígeno para inmunizar, sino varios del propio virus. Segundo, al ser autoamplificable puede multiplicar hasta 5.000 veces la dosis inicial. Tercero, el uso de la vía intranasal aumenta su potencia porque induce inmunidad en las mucosas respiratorias, que se distingue de la inmunidad sistémica en que genera gran cantidad de inmunoglobulinas del isotipo IgA».
Todas las vacunas, según fuentes del CSIC, se construyen sobre el mismo principio, el de exponer al sistema inmunológico al patógeno para que sea capaz de proteger a las personas cuando se enfrentan al verdadero virus. Todas buscan la inmunidad frente a la enfermedad estimulando la producción de anticuerpos, aunque en cada laboratorio utilizan diferentes vías para conseguirlo.
Algunos laboratorios usan antígenos (proteínas del agente infeccioso); otros versiones vivas del virus, aunque debilitado o atenuado; otros virus inofensivos que han sido modificados para que tengan antígenos del patógeno; y otros utilizan moléculas que codifican las partes del patógeno para que sea reconocido por el sistema inmunológico.
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Tras las experimentaciones con modelos animales comienza la fase I, en la que empieza a probarse la vacuna en pequeños grupos de voluntarios sanos (normalmente colectivos de entre 10 y 100 personas) para tener datos sobre la dosis adecuada, la seguridad y la respuesta inmunitaria que produce.
La fase II se amplía a grupos de hasta 1.000 personas (voluntarios y sanos) para avanzar en el conocimiento sobre la seguridad y la eficacia de la vacuna en grupos de población más amplios y variados
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En la fase III esos grupos se amplían a colectivos de entre 1.000 y 10.000 personas, e incluso superiores.
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Superadas las tres fases se puede obtener la licencia y fabricar y comercializar a gran escala la vacuna, aunque comienza entonces una fase (la IV) en la que se activan diferentes sistemas de vigilancia para comprobar de una forma prácticamente continua la seguridad y la eficacia del producto.
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