La bebida antioxidante para ayudar a mejorar las defensas, evitar el estreñimiento y cuidar la salud cardiovascular

Si nunca sabes qué tomar durante el día y terminas recurriendo a opciones poco saludables cuando te da antojo de algo dulce, un buen remedio para mantener tu apetito bajo control son las infusiones naturales. Estas bebidas no tienen prácticamente calorías y son perfectas para tomar entre horas o incluso como sustituto a un postre saludable. Las puedes tener listas en pocos minutos y según con qué ingredientes las hagas tendrán unos beneficios u otros.

Una de las que puedes hacer en casa y está llena de beneficios es la infusión de manzana y fresas. Para prepararla basta con trocear una manzana y cuatro o cinco fresas, y añadir a 500 ml de agua a fuego lento durante 10 minutos. Después apaga el fuego y deja la mezcla reposar unos minutos antes de filtrarla.

Aunque la puedes disfrutar en cualquier momento del día, esta bebida es especialmente recomendable para tomar a primera hora de la mañana con el desayuno, para hidratar el cuerpo y aportar un extra de nutrientes y vitaminas para afrontar la rutina, o después de cenar para mejorar la digestión.

Es también muy recomendable si sufres problemas de inflamación, ya que las manzanas son conocidas por su gran poder antiinflamatorio, así que ayudan a deshinchar y reducir la inflamación intestinal que suele generar una molesta sensación de pesadez y volumen. Además, esta infusión también estimula los movimientos intestinales, por lo que es una buena opción para combatir el estreñimiento.

Por otra parte, las fresas tienen un elevado efecto diurético y depurativo, por lo que ayudan a combatir la retención de líquido y son perfectas para eliminar toxinas a través de la orina. Su resultado a largo plazo -y siempre dentro de una dieta sana y con deporte regular- es una reducción de volumen corporal.

Esta infusión también resulta una buena aliada para combatir el envejecimiento y tener la piel despejada de acné, hidratada y mucho más iluminada. Y es que las fresas tienen un alto contenido en vitamina C y polifenoles, dos compuestos antioxidantes que ayudan a combatir el estrés oxidativo que producen los radicales libres y previenen el desarrollo de enfermedades. Esto en combinación con la manzana, que está llena de fenoles y flavonoides, ayuda a cuidar la salud cardiovacular y contribuyen a reducir el colesterol.