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Sara Bonillo y E.P
Martes, 1 de abril 2025, 01:49
Los edulcorantes sin calorías se han popularizado durante los últimos años como una alternativa al azúcar, especialmente entre aquellos que buscan reducir su ingesta calórica o controlar su peso. Algunos edulcorantes parecen inofensivos pero podrían tener efectos no deseados a largo plazo.
Según un estudio llevado a cabo por la Escuela de Medicina Keck de la Universidad del Sur de California (USC) en Estados Unidos ha descubierto que un sustituto común del azúcar altera la actividad cerebral relacionada con el hambre y aumenta el apetito, especialmente en personas con obesidad.
En concreto, en comparación con el azúcar, consumir sucralosa - un sustituto al azúcar ampliamente utilizado- aumenta la actividad del hipotálamo, una región del cerebro que regula el apetito y el peso corporal. La sucralosa también modifica la comunicación del hipotálamo con otras regiones cerebrales, incluidad las implicadas en la motivación. Este estudio se acaba de publicar en le revista 'Nature Metabolism'.
Kathleen Alanna Page, directora del Institut de Investigación de Diabetes y Obesidad de la USC y codirectora de la División de Endocrinología y Diabetes de la Facultad de Medicina Keck de la USC y sus colaboradores diseñaron un experimento aleatorio para evaluar cómo la sucralosa altera la actividad cerebral, los niveles hormonales y el hambre.
Los investigadores analizaron la respuesta de 75 participantes tras consumir agua, una bebida endulzada con sucralosa o una bebida endulzada con azúcar regular. Recopilaron imágenes cerebrales por resonancia magnética funcional (IRMf), muestras de sangre y evaluaron su nivel de hambre antes y después de consumir la bebida.
La sucralosa aumentó el hambre y la actividad en el hipotálamo, especialmente en personas con obesidad. También modificó la comunicación del hipotálamo con otras regiones cerebrales. A diferencia del azúcar, la sucralosa no aumentó los niveles sanguíneos de ciertas hormonas que producen la sensación de saciedad.
Los hallazgos muestran cómo la sucralosa confunde al cerebro al proporcionar un sabor dulce sin la energía calórica esperada, asegura Page, quien también es profesor asociado de medicina en la Facultad de Medicina Keck. Esta «discordancia» podría incluso provocar cambios en los antojos y la conducta alimentaria a largo plazo. «Si tu cuerpo espera una caloría debido al dulzor, pero no obtiene la caloría que espera, eso podría cambiar la forma en que el cerebro está preparado para anhelar esas sustancias con el tiempo», explica.
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