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Un puñado de chicles en una imagen de archivo. Fotolia
Expertos alertan del riesgo de los chicles para la salud

Expertos alertan del riesgo de los chicles para la salud

Tanto los chicles naturales como los sintéticos comparten un efecto que puede resultar nocivo, según un reciente estudio

Tamara Villena

Valencia

Domingo, 13 de abril 2025, 01:13

masticar chicle es una costumbre que tiene prácticamente todo el mundo. Son un básico imprescindible en muchos bolsos y solemos llevar siempre encima para tomar en cualquier momento del día: por la calle, en casa, en el trabajo... Es casi imposible dar con alguien que no lo haga y, de hecho, hay quien incluso los usa para evitar estar picando entre horas o calmar la ansiedad.

Además, hay chicles de todos los sabores y para todos los gustos, y también con o sin azúcar, algo muy importante para cuidar la salud de nuestros dientes y también reducir los picos de glucosa durante el día. Y es que, aunque pueda parecer una tontería porque es un producto que solo se mastica y no se llega a comer, tomar chicles con alto contenido en azúcar puede aumentar tu ingesta calórica y también aumentar los antojos que tienes durante el día.

Ahora, un grupo de investigadores de ingeniería en la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA), en Estados Unidos, han descubierto otro importante efecto en la salud que puede dejar masticar chicles. Según su estudio, los chicles pueden liberar de cientos a miles de microplásticos por pieza en la saliva y que, potencialmente, pueden ser ingeridos.

El plástico está en todas partes. Y muchos productos que usamos a diario, como tablas de cortar, ropa y esponjas de limpieza, pueden exponer a las personas a diminutas partículas de plástico de micras de ancho, llamadas microplásticos. Ahora, el chicle podría añadirse a la lista. Para saber hasta qué punto y qué cantidad se ingiere al mascar chicle, los investigadores realizaron un pequeño estudio piloto que ya ha dado algunos datos interesantes.

Estudios en animales y estudios con células humanas muestran que los microplásticos podrían causar daños, por lo que mientras se esperan respuestas más definitivas de la comunidad científica, las personas pueden tomar medidas para reducir su exposición a los microplásticos.

Los científicos estiman que los humanos consumen decenas de miles de microplásticos (de entre 1 micrómetro y 5 milímetros de ancho) cada año a través de alimentos, bebidas, envases de plástico, recubrimientos y procesos de producción o fabricación. Sin embargo, el chicle como posible fuente de microplásticos no se ha estudiado ampliamente, a pesar de su popularidad mundial. Por ello, Sanjay Mohanty, investigador principal del proyecto y profesor de ingeniería en la Universidad de California, y una estudiante de posgrado de su laboratorio, Lisa Lowe, querían identificar cuántos microplásticos podría ingerir una persona al masticar chicles naturales y sintéticos.

Chicles sintéticos y naturales

Los chicles se elaboran con una base gomosa, edulcorante, saborizantes y otros ingredientes. Los chicles naturales utilizan un polímero vegetal, como el chicle o la savia de otros árboles, para lograr la masticabilidad adecuada, mientras que otros productos utilizan bases de caucho sintético a partir de polímeros derivados del petróleo.

«Nuestra hipótesis inicial era que las gomas sintéticas tendrían muchos más microplásticos porque la base es un tipo de plástico», ha explicado Lowe, quien inició el proyecto como pasante universitario en UCLA y presentador de esta investigación.

Los investigadores probaron cinco marcas de chicle sintético y cinco de chicle natural, todas disponibles comercialmente. Los investigadores buscaban reducir el factor humano de la variedad de patrones de masticación y saliva, por lo que utilizaron siete piezas de cada marca, todas masticadas por una sola persona.

Lowe midió un promedio de 100 microplásticos liberados por gramo de chicle, aunque algunos chicles individuales liberaron hasta 600 microplásticos por gramo. Un chicle típico pesa entre 2 y 6 gramos, lo que significa que un chicle grande podría liberar hasta 3000 partículas de plástico. Si una persona promedio mastica entre 160 y 180 chicles pequeños al año, los investigadores estimaron que esto podría resultar en la ingestión de alrededor de 30 000 microplásticos. Si una persona promedio consume decenas de miles de microplásticos al año, masticar chicle podría aumentar considerablemente la cantidad ingerida.

«Sorprendentemente, tanto los chicles sintéticos como los naturales liberaron cantidades similares de microplásticos al masticarlos», afirma Lowe. Además, contenían los mismos polímeros: poliolefinas, tereftalatos de polietileno, poliacrilamidas y poliestirenos. Los polímeros más abundantes en ambos tipos de chicles fueron las poliolefinas, un grupo de plásticos que incluye el polietileno y el polipropileno.

La mayoría de los microplásticos se desprendieron del chicle en los primeros dos minutos de masticarlo. Sin embargo, Mohanty afirma que no se liberaron debido a la descomposición de las enzimas de la saliva. Más bien, el acto de masticar es lo suficientemente abrasivo como para que se desprendan trozos. Tras ocho minutos de masticar, se liberó el 94% de las partículas de plástico recogidas durante las pruebas. Por lo tanto, Lowe sugiere que, si se desea reducir la posible exposición a los microplásticos del chicle, se debe masticar un trozo durante más tiempo en lugar de comer uno nuevo.

«El plástico que se libera en la saliva es una pequeña fracción del plástico presente en el chicle. Así que, cuida el medio ambiente y no lo tires afuera ni lo pegues en la pared», concluye Mohanty, quien recuerda que el chicle usado no se desecha correctamente, también es otra fuente de contaminación plástica para el medio ambiente.

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