Tener el colesterol malo alto es un problema que padece un gran porcentaje de población y que es fundamental detectar cuanto antes para poder prevenir sus efectos en la salud cardiovascular. Para ello es fundamental mantener un control sobre las revisiones médicas y hacer mínimo una al año, ya que los pacientes con niveles altos de LDL (colesterol malo) no presentan síntomas y la forma más efectiva de averiguar si se padece o no esta afección es mediante una analítica.
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Si tus niveles de colesterol malo alto son más elevados de lo normal, de más de 200 mg/dl, es imprescindible tomar medidas para cuidar la salud de nuestras arterias y evitar su obstrucción. Para ello el tratamiento más eficaz es adaptar la dieta y mantener una alimentación lo más saludable posible, dejando hábitos nocivos como el sedentarismo, fumar o beber alcohol.
Algunas de las pautas alimenticias que se deben seguir son dejar de lado los ultraprocesados, azúcares y las grasas saturadas y trans y optar por alimentos naturales y frescos, incorporando una gran variedad de granos integrales, verduras y frutas a cada comida. Lo ideal es consumir grasas monoinsaturadas, que se encuentran en el aceite de oliva, el aguacate, los frutos secos y los pescados grasos como el salmón para aumentar los niveles de HDL o colesterol bueno.
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Tamara Villena
Además de realizar al menos 30 minutos de ejercicio diario y no tomar resfrescos o bebidas alcohólicas en tu día a día, hay muchos cambios que se pueden adoptar para controlar el colesterol. Por ejemplo, cambiar la leche y productos lácteos enteros por sus versiones desnatadas o decantarte por carnes magras como el pollo o pavo. Es habitual que las personas con colesterol alto tengan dudas sobre qué pueden comer y qué no, como por ejemplo suele ocurrir con el consumo de huevos o sal.
A pesar de lo que mucha gente cree, añadir sal a tus comidas no afecta directamente a los niveles LDL en sangre, pero eso no quiere decir que pueda ser consumida en grandes cantidades ya que aumenta la retención de líquidos en el cuerpo, por lo que influye negativamente en la presión arterial y la salud cardiovascular, aumentando el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares.
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Por ello, lo más recomendable es reducir la ingesta de sal a través de los alimentos precocinados y leer bien la información nutricional de cada producto para no exceder la dosis diaria recomendada, que según los expertos es de 6 gramos de sal al día. Teniendo esto en cuenta, cada alimento no debería superar los 0,3 g por cada 100g.
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