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Viernes, 28 de junio 2024, 02:03
Llevar un estilo de vida saludable se ha convertido en toda una tendencia que suma adeptos, siendo cada vez más quienes están concienciados de la importancia de cuidar sus hábitos para alcanzar su mejor versión física y mental. El auge de la tendencia 'healthy' es notable en supermercados, tiendas y restaurantes, pero especialmente en redes sociales, donde además de recetas y trucos de todo tipo es habitual encontrarse con multitud de información sobre los suplementos nutricionales. De ahí que sus consumidores hayan aumentado como la espuma, en muchas ocasiones sin mayor consulta que la de internet y sin que realmente sea necesario.
El presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas, Manuel Moñino, ha recordado al respecto que «un persona sana, sin problemas de salud ni situaciones clínicas que le provoquen un déficit nutricional justificado, tiene cubiertas todas sus necesidades nutricionales sin necesidad de recurrir a suplementos».
Así, hace una llamada de atención sobre el aumento del consumo de suplementos nutricionales y complementos alimenticios sin supervisión por un profesional sanitario, especialmente entre los millennials, mujeres y personas mayores.
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La realidad es que hay que tener cuidado con este tipo de suplementos, ya que tal y como afirma el dietista-nutricionista y presidente del CGCODN, Manuel Moñino, «no dejan de ser productos que pueden ser fuente de azúcares añadidos, que podrían contener sustancias que no aparecen en el etiquetado, especialmente en los destinados a deportistas y pérdida de peso, y porque en la mayoría de los casos no existe evidencia científica sólida que demuestren su eficacia».
Además, la dietista-nutricionista Alma Palau, gerente del CGCODN, explica que «se corre siempre el riesgo de ingerir nutrientes en exceso, tales como azúcares, grasas y proteínas, y por lo tanto de energía, además del peligro asociado a sustancias no declaradas en el etiquetado, como hormonas o sustancias dopantes, cuando se adquieren por canales como internet o fuentes poco fiables».
Otro motivo para no hacerlo es que «nunca un suplemento, incluso los destinados a usos médicos especiales, puede equipararse a un alimento, con su matriz natural, el papel en la cultura y gastronomía, o el valor sensorial inherente», señala Palau.
En ese sentido, desde el Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas aclaran que «el uso de suplementos está indicado cuando no existe una ingesta insuficiente de algún nutriente en la dieta, y este hecho está diagnosticado por un profesional sanitario y se toma bajo su supervisión, o existe un problema de absorción intestinal o se incrementan los requerimientos».
Algunos ejemplos justificados desde el punto de vista nutricional son los suplementos destinados a las personas mayores con alto riesgo de desnutrición, otras que tengan patologías que limiten la ingesta de alimentos como los problemas de deglución, pacientes que estén atravesando procesos oncológicos, pacientes que deban pasar mucho tiempo encamados, etc.
Por otro lado, a la hora de comprar estos productos para ayudar a la perdida de peso, Moñino recuerda que «los batidos o las barritas pueden ser una solución para sustituir total o parcialmente la dieta, pero solo deben tomarse bajo prescripción de un profesional sanitario y en situaciones de salud que lo justifiquen, por ejemplo, casos de obesidad con alto riesgo cardiovascular o metabólico».
De lo contrario, añade, «puede ser un riesgo para la salud y un gasto innecesario». «Siempre deben tomarse bajo la supervisión de un profesional sanitario, idealmente el dietista-nutricionista, que además de evaluar su impacto en la salud, procure la autonomía a la persona en alimentación saludable para que aprenda a comer mejor y a relacionarse con normalidad con los alimentos, ya que en caso contrario, si alcanza el objetivo pero vuelve a comer como antes, sin haber cambiado hábitos alimentarios y de estilo de vida, el fracaso está asegurado, no solo por la recuperación del peso, sino por su impacto negativo en la salud y el coste económico de la suplementación», añade.
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