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Viernes, 24 de diciembre 2021, 09:37
La vitamina K es quizá una de las menos conocidas, aunque cumple una función básica para una buena salud. Es por esto que merece un lugar destacado en nuestra dieta junto a las vitaminas A, C y D. Según National Institutes Health, de Estados Unidos, la cantidad de esta vitamina que una persona necesita depende de la edad y el sexo.
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Hay dos tipos de vitamina K: por un lado, la más común, la filoquinona (vitamina K1) que se encuentra de forma natural en una gran variedad de plantas y, por otro, la menaquinona (vitamina K2), que se encuentran en alimentos fermentados, en productos de origen animal y en el microbioma intestinal. Nuestro organismo procesa una parte de la vitamina K1, convirtiéndola en vitamina K2, por lo que los dietistas recomiendan ingerir más alimentos ricos en vitamina K1.
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Esta desconocida vitamina tiene un efecto protector del corazón, mantiene el esqueleto fuerte, previene la calcificación de las arterias y juega un papel determinante en el proceso de coagulación de la sangre, evitando sangrados descontrolados. También previene enfermedades cardíacas y un déficit de esta puede provocar caries, osteoporosis, venas varicosas o enfermedades infecciosas, entre otras afecciones.
Las vitaminas son sustancias que ayudan a su cuerpo a crecer y desarrollarse de forma normal. La vitamina K, en específico, ayuda al cuerpo a construir huesos y tejidos saludables a través de las proteínas. También produce proteínas que ayudan a coagular la sangre. Un déficil de vitamina K podría derivar en problemas de sangrado.
Para obtener esta vitamina se requiere del consumo de alimentos como: hortalizas de hojas verdes como la espinaca, col rizada (o berza), brócoli y lechuga; aceites vegetales; algunas frutas como los arándanos azules y los higos, además de queso, huevos y granos de soja.
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La deficiencia de esta vitamina es poco común, porque además de los alimentos, las bacterias que están presentes en el colon fabrican cierta cantidad de vitamina K que el cuerpo absorbe, afirma el portal Cuídate Plus. Sin embargo, algunas personas pueden tener dificultades para obtenerla.
Estudios citados por National Institutes Health indican que las personas que consumen más alimentos ricos en vitamina K tienen huesos más fuertes y menos probabilidades de romperse la cadera que quienes ingieren menos.
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Cuando una persona no consume la cantidad de vitamina K que el cuerpo requiere puede presentar diversas complicaciones como: hemorragias, aparición de hematomas, síndrome purpúrico y calcificación excesiva en las articulaciones. Si un individuo tiene la sangre muy líquida es más propenso a sufrir hemorragias. Por ejemplo, una pequeña herida podría convertirse en un serio problema, ya que se hace complicado detener la hemorragia.
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