En septiembre muchos padres se plantean dejar a sus hijos a comer en el comedor escolar. Cuando no hay alternativas puede ser la única solución para aquellos padres que por diferentes motivos no pueden recoger a sus hijos en ese momento. Sin embargo, muchos de ellos están bajo lupa por sus menús, dado que una buena alimentación durante la infancia es fundamental para el estado de salud y el desarrollo de los niños, tanto físico como mental.
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Según el último estudio que ha llevado a cabo la OCU, en el que se han analizado 622 menús mensuales, ninguno cumple con las recomendaciones del documento consensuado por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN). Entre los ocho grupos de alimentos principales que se analizan, se detecta un abuso de alimentos ricos en hidratos de carbono y precocinados en detrimento de las legumbres, los huevos y la fruta.
El exceso más habitual son los platos a base de hidratos de carbono, como el arroz, la pasta o las patatas, por el desequilibrio que genera frente a otros alimentos básicos, como las legumbres, a menudo por debajo de lo deseable. Las legumbres deberían estar presentes en el menú escolar al menos 1,5 veces a la semana (6 veces al mes), según señala la OCU.
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Otra de las cosas que ha llamado la atención dentro de este informe ha sido el abuso de precocinados, como las croquetas o las empanadillas, bien recibidos por los niños, pero con una calidad nutricional muy baja y que sustituye a otros alimentos proteicos más interesantes como los huevos o el pescado azul. La OCU reclama que se incremente la presencia de huevos, como mínimo una vez a la semana, y reducir la de precocinados.
Aunque las porciones de frutas y verduras son las adecuadas, casi siempre se elaboran en forma de puré (46%) o de ensaladas (43%), que, según comentan los padres, a menudo se quedan sin tocar en el plato, por lo que la organización insta a los colegios a ofrecer más verdura entera, a ser posible de temporada.
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El estudio también recalca que es adecuado un consumo de carne entre una y dos raciones a la semana, pero vigilando que el embutido (salchichas, chorizo, etc.) sea solo ocasional por su elevado porcentaje de grasa y sal. En cuanto al pescado, debería repartirse entre blanco y azul a partes iguales (el azul supone solo el 22%), con preferencia por los pescados de pequeño tamaño que no presentan problemas de mercurio.
En el postre, debería haber siempre o casi siempre fruta fresca y procurando variar, no solo manzana, pera o plátano, que es lo habitual. Hay muchas frutas de temporada que pueden llamar la atención de los pequeños y ayudar a mejorar la relación con este tipo de alimentos, ya que suele ser, junto a las verduras, los que más les cuestan de consumir.
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La OCU también advierte de que los yogures y postres azucarados no se tendrían que poner en el menú más de una vez a la semana. Para redondear, señala que debería haber mayor presencia de alimentos integrales y no solo pan, también arroz y pasta integrales, «y cuidar mejor el equilibrio de los menús con las guarniciones».
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