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La cara de la señora es la que se me queda a mí cuando alguien me dice que para cuándo el día del hombre. txema rodríguez
#38 Date cuenta, amiga

#38 Date cuenta, amiga

M. Hortelano

Valencia

Domingo, 6 de marzo 2022, 09:58

Hola capturadores

En la vida hay muchos misterios, pero a estas alturas de la película el principal para mí es por qué si casi todas mis amigas son más listas, más guapas y más graciosas que mis amigos, tienen peores trabajos, cobran menos y ocupan menos puestos de responsabilidad que ellos. Pero, luego me acuerdo de que en casi todos los curros que he tenido he escuchado la misma frase en el mismo contexto. «Aquí faltan mujeres». El contexto, en este caso, lo es todo, porque la dichosa frase podría haberse pronunciado en positivo y querer decir que es necesario que haya más mujeres en la plantilla, que molaría que más chicas estuvieran en el cotarro para tener una visión más completa de la realidad, o que la empresa en cuestión echa de menos más ellas y menos ellos en la estructura para poder tener un mejor ambiente en igualdad. Aplicar el feminismo, vaya. Pero no, la dichosa frase sale siempre a relucir cuando los equipos ya están hechos, las mesas conformadas o las fotos a punto de hacerse, y algún espabilado se da cuenta de que «faltan mujeres» para que la cosa sea presentable. Como digo, me ha pasado en casi todos los sitios por los que he pasado. En las cosas importantes, siempre se empieza por los hombres y, después, se rellena con mujeres. Como cuando montas un ramo de flores con rosas o tulipanes y para que aparente ser más frondoso y tenga mejor venta le plantas unos cuantos tallos de paniculata o de flores de cera. El clásico relleno. Pues así, a diario con las mujeres.

Aún así, no cambiaría por nada del mundo ser una mujer. Sobre todo, viendo el ejemplo de las que me han criado desde el mismo día de agosto en que presenté mis credenciales en la vida con un matojo de pelos negros de punta en la cabeza. Mi madre, la Mariví, no lo tuvo fácil. Se quedó viuda a los 26 años con una hija de 25 días y toda la vida por delante. Pasó de soltera a casada y de casada a viuda en poco más de lo que dura un embarazo. Aún así, pese a los arreones de la vida, siempre luchó para sacarme adelante sin titubeo. A su lado siempre tuvo a otras dos mujeres de aúpa para cubrirla. Mi abuela Ascensión y la Celia, su hermana mayor. Mi abuela nos dio casa y comida hasta que la mujer se fue al otro barrio. Y la Celia sigue teniendo el horno siempre en marcha por si me da por coger el coche y necesito que me ase unos contramuslos de pollo, o me llene el maletero de botes de morteruelo y tomate frito casero.

Años después, cuando me asaltaron las hormonas, en plena adolescencia, y mi madre murió, la palabra huérfana fue menos dura junto a un clan de mujeres que no me dejaron sola ni a sol ni a sombra. Mi abuela, la Celia, o su hija, la Marimar, se turnaron para ser madres a tiempo completo y me enseñaron que el camino del que yo amenacé varias veces con salirme continuaba hacia destinos sin curvas. A esas alturas de la vida yo ya me había mareado muchas veces de tanto sobresalto. Pero ellas me convencieron de que este mundo también tenía rectas. Algunas, incluso largas.

Cuando ya casi no la esperábamos, llegó Sabina, manteniendo la regla de las largas distancias entre la última que nace y se acaba quedando el título de 'la pequeña'. Mi madre nació catorce años después que la Celia. La Marimar, once años después que la Mariví. Yo, quince años después que la Mariamar. Y Sabina, tardó veinticinco en romper mi hegemonía. Las mujeres de mi casa pertenecemos a distintas generaciones, pero todas siempre hemos compartido unos valores en los que la igualdad está por encima de géneros, edades o posiciones. Sin habérselo preguntado, estoy segura de que la que peor lo tuvo fue mi abuela, que nació mujer en tiempos en los que se era el complemento de un hombre para casi todo. Después, la Celia también tuvo una vida distinta a la de sus hermanos, sólo por ser la chica de la casa. Con mi madre, la cosa mejoró y ya le dieron estudios y pantalones con que vestirse. La Marimar fue la primera en acabar una carrera universitaria y en salir al extranjero. Y yo la primera en vivir fuera y en hablar idiomas. Sabina tiene muchos obstáculos con los que lidiar, pero entre ellos no está el de plantearse si vale más o menos que los chicos, porque para ella esas diferencias son cosa de otra época. No quiere decir que no existan. Pero, para ellas el feminismo no es una opción, sino algo que les viene de serie.

Las mujeres jóvenes como ella son más modernas, feministas, más libres, más seguras y más revolucionarias que lo que los fuimos las que llegamos antes. Y que las que abonaron el terreno para las que el martes saldremos a la calle con algo morado y para reclamar, un año más, nuestro lugar en el mundo. Pero, date cuenta, amiga. las mujeres existimos todo el año. No sólo en marzo. Existimos cuando vamos a comer con nuestras parejas o amigos chicos y les ponen a ellos la cerveza y a ti la coca cola. Cuando les dejan a ellos la cuenta. Cuando nos cascan el cambiador de los bebés en nuestro baño. Cuando nos dicen que tenemos mucha suerte de que nuestro marido nos ayude con la casa. Cuando nosotras somos ambiciosas y, por tanto, despiadadas, y ellos, que lo son igual, son emprendedores. Cuando nosotras tenemos iniciativa y nos llaman mandonas y a ellos, simplemente, ejercen el liderazgo. Date cuenta, amiga, que si eres la jefa es porque vales mucho. Que nuestras tetas siguen dando miedo, como dice Rigoberta. Tanto, que nos da respeto llevarlas a Eurovisión. Que si cobramos menos no es porque trabajemos menos horas, sino porque llegamos menos alto. Y date cuenta, amiga, que si no te respeta ahora, no lo hará mañana. Sea tu pareja, tu jefe o tu panadero. Pero, sobre todo, amiga, date cuenta de que estar callada ya no vale. Así que el martes celebra tu día. Y si no lo celebras, deja que lo hagan las demás. Y date cuenta, amiga, de que entre sonoridad y sororidad hay solo una letra de diferencia. Pero esa letra, a veces, es un mundo.

Culturismo

Sororidad

Según la RAE, es la relación de solidaridad entre las mujeres, especialmente en la lucha por su empoderamiento. Amistad o afecto entre mujeres.

Pantallazos

En LAS PROVINCIAS hemos declarado marzo como el mes de la Igualdad. Así que desde aquí quiero emplear esta sección para recomendarte que no te pierdas los contenidos que están por llegar este fin de semana y el 8-M. Yo que tú estaría muy atenta este domingo, para ponerte al día en los principales datos que todavía siguen impidiendo que la balanza entre hombres y mujeres esté equilibrada. Y el Día de la mujer podrás escuchar a mujeres sin filtro.

Pero, como más abajo te voy a pedir que me cuéntes qué mujeres te inspiran, para que yo también las pueda concoer, te voy a decir unas cuantas de mi generación que me inspiran a mí.

África Pitarch (@africapitarch) Lyona Ivanova (@lyona_ivanova), Laura y Marta Benito (@casa.capicua), Amparo Soria (@ampsoria), Andrea Savall (en @girls_from_today), Lucía Márquez (@lululoncia), Paula Campos (@kuluskapau), Azahara Santoro (@azaharasantoro), Alma Andreu (@soylaforte), Patricia Moreno (@patriciamorenob), Mara Cózar (@maracozar), Amaia Romero (@amaia), Mer Zubizarreta (@mer_zubi), Carlota Santos (@carlotydes), Carmen Pacheco (@carmen_pacheco), María Blasco (@rojovalentino), Alicia Aradilla (@a.aradilla) o Inés Hernand (@ineshernand) entre otras cientos.

Gat-checking: periodismo de gatos

El michi ya está preparando su pancarta para el 8-M lp

Ah, y recuerda una cosa. Esta carta sólo llega por correo, no la encontrarás en ningún sitio más. Comparte si quieres algo de esta newsletter en tus redes (si aún no te las has cerrado) y etiquétame o usa el hashtag #capturadepantalla para ayudarme a llegar también a tus amigos. Compartir es vivir. Y si eres nuevo aquí y quieres leer algunas de las últimas cartas de amor a las tonterías, puedes leerlas aquí abajo. Te dejo las cuatro anteriores.

34. Benidorm hate

35. Alguien que te quiera

36. Papel y boli

37. Las simples cosas

Esta semana quiero que cuéntes qué mujeres han sido referentes en tu vida. Y que me recomiendes mujeres a las que seguir en redes sociales. Anda, envíame un mail, que te cuesta un minuto.

Te leo en marta.hortelano@lasprovincias.es

Prometo no contar nada. O sí.

Como cortesía, y por haber llegado hasta el final, te dejo tres enlaces de cosas que sí o sí debes saber y que sí o sí no sabes.

Marta

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