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¿Qué momento del día es el mejor para realizar ejercicio? Es la pregunta del millón, a la que muchos intentan dar respuesta. Prácticamente hay teorías de todo tipo; por una parte están los que dicen que es mejor ejercitarse por las mañanas y por ... la otra los que prefieren hacerlo por la tarde o incluso por la noche.
Todos sabemos que hay personas que son completamente diurnas y otras más nocturnas, y esto es así porque cada individuo tiene un ritmo circadiano que regula las horas de sueño o cuándo somos más enérgicos. Pero luego están las obligaciones del día a día, que nos condicionan a la hora de hacer deporte; el trabajo, los niños...
Pero más allá de todo eso... ¿existe la hora ideal, perfecta? La respuesta sería no. Para el profesional valenciano del ejercicio físico y presidente de la Asociación de Entrenadores Personales de la Comunidad Valenciana, APEPCV, José Vicente Alós, «así como los deportistas es mejor que entrenen en la hora en la que vayan a competir, para el resto de las personas son otros factores externos los que va a determinar cuál es esa hora ideal: nuestro horario laboral, la conciliación familiar, nuestros niveles de energía en cada hora del día (la influencia de los ritmos circadianos), etc». La clave, asegura Alós «es hacer lo que sea más probable que funcione de modo constante y esto supone adaptar el ejercicio físico a nuestra vida integrándolo como un hábito diario más«.
Además, Alós asegura que «si hay algo que sí es claro y que está totalmente demostrado, es un principio que es determinante y que define indiscutiblemente la calidad de un entrenamiento: el principio de individualización«. El experto explica que este principio »afirma que cada sujeto es único y diferente al resto, por lo que las cargas de entrenamiento que se le apliquen deben adaptarse a sus características individuales, tanto internas como externas, para ser óptimas. Es dentro de las llamadas características externas donde está el horario en el que entrenamos, así como las condiciones en las que lo realizamos».
Según palabras de Alós, «cómo empiezas el día determina como estarás el resto del día». De esta forma, «levartarse todos los días pronto te ayuda a crear una rutina, «a ser más constante y organizado el resto del día».
Además, cuando uno realiza actividad física, segrega dopamina, serotonina y endorfinas, conocidas como 'hormonas de la felicidad'; «estos neurotransmisores levantan el ánimo, reducen el estrés y la ansiedad y, generalmente, producen una sensación de bienestar y esto, para la mayoría de las personas, resulta ideal para comenzar el día con energía y buen humor», comparte Alós.
Otro de los beneficios del realizar ejercicio físico por las mañanas es que «ayuda al cuerpo a que regule el sistema endocrino y la presión sanguínea, lo que es bueno para el corazón».
Por último, el experto destaca que, «según algunos estudios, si entrenamos a media mañana, los niveles de testosterona en sangre están más altos, lo que facilita un mejor entorno para el entrenamiento específico de fuerza».
En primer lugar, según Alós, por las mañanas «la temperatura corporal es más baja, lo que nos hace sensibles a lesiones por frío o rigidez muscular«. Además, asegura, »requiere de fuerza de voluntad para lograr ser constante y no abandonar regularmente en función de la hora a la que nos acostemos o las cosas que hayamos hecho la noche anterior«.
La temperatura corporal, que en general es más baja por la mañana, llega a su máximo en horas de la tarde y al anochecer lo que tiene como consecuencia que el riesgo de lesiones es menor al hacer ejercicio y/o deporte por la tarde. Además, según Alós, scando entrenamos por la tarde, «la función pulmonar es mejor y, en consecuencia, la actividad resulta más eficiente».
Por otro lado, «después de un día de trabajo estresante, la posibilidad de realizar ejercicio supone una herramienta súper potente para desintoxicarse y relajarse, así como para conciliar un mejor sueño (dejando por supuesto algo de tiempo entre el fin del ejercicio y la hora de acostarse). También podrás mejorar tu concentración y enfocarte sólo en el entrenamiento ya que habrás terminado con las tareas del día, al menos las de trabajo», concluye.
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Además, «es probable que puedas aumentar más tu gasto calórico ya que el cuerpo tendrá la energía suficiente para entrenar con la carga a la que los sometamos«.
José Vicente Alós indica que «hacer ejercicio muy tarde, en algunas personas, puede alterar su ritmo de sueño e incluso provocar problemas de insomnio sobre todo en función de la intensidad del ejercicio que realices«.
¿Cuántas veces hay que entrenar por semana?
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) se deben dedicar como mínimo 150 minutos semanales a la práctica de actividad física aeróbica, de intensidad moderada, o bien 75 minutos de actividad física aeróbica vigorosa cada semana, o bien una combinación equivalente de actividades moderadas y vigorosas, recuerda Alós. Además, «dos veces o más por semana, se han de realizar actividades de fortalecimiento de los grandes grupos musculares».
Por otro lado, según el experto, «dependiendo de la edad, hay otras consideraciones en función del tipo de ejercicios, como por ejemplo en los grupos de edad avanzada donde deben realizar ejercicios para mejorar su equilibrio 2-3 veces a la semana».
Para acabar, Alós destaca que es «importante reseñar que, si tan importante es realizar ejercicio físico, tanto o más es aumentar los niveles de actividad física cada día, lo que aumentará nuestras horas a la semana de actividad y los beneficios que ello conlleva para el organismo independientemente del ejercicio físico que hagamos».
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