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Gatovisión 2022

Gatovisión 2022

m. hortelano

Jueves, 3 de febrero 2022, 11:28

Hola capturadores

La primera vez que vi Eurovisión, dos señoras de pelo negro y vestidos ajustados salían al escenario al son de unos primeros acordes de guitarra, a caracolear con las manos, segundos antes de que el maestro Leiva las mandara para adentro de nuevo porque el playback había entrado a destiempo. Era 1990 y yo tenía seis años. Ahora, unos cuantos después, he cerrado el círculo viendo cómo a Toñi y a Encarna las volvían a mandar para casa, esta vez en una semifinal del recién estrenado Benidorm Fest.

Y es que amigas y amigos, os escribo esta carta mirando al mar, desde un banco del paseo marítimo de Benidorm. Ese que siempre vemos en el telediario cuando alguien quiere hablar de veraneo, de ocupación de hoteles o de cualquier cosa que pase por estos lares. Es media mañana, pero el sol de invierno ya ha hecho de las suyas con el mar, que parece una lámina de papel albal. Por lo calmado y por el brillo que refleja. A mí me han empezado a calentar unos rayos por el frente, algo chungo para que no se me arrugue la cara, pero lo que vengo a contaros bien merece una línea de expresión.

Estoy en Benidorm cubriendo la primera edición del Benidorm Fest como periodista. Un festival en tres partes, del que saldrá el representante de España en Eurovisón 2022. Y ahí están 32 años después las Azúcar Moreno. O mejor dicho, estaban. Pero sobre todo, aquí estoy yo, rodeada de grupis eurofans que cuentan la actualidad del evento a la misma a la que van sus pulgares. Aquí estoy yo cuadrando ese círculo eurovisivo.

Reconozco que es la primera vez en todos estos años que me he sentido mayor. Que me he sentido unos pasos por detrás de estas nuevas generaciones que lo quieren comunicar todo. Sin filtro. Sin cortes. Y sobre todo, sin portátil. El asunto es bastante gráfico. Mientras yo busco enchufes para conectar el ordenador con el que escribir mis crónicas, ellos sólo buscan wifi para subir sus tropecientos vídeos, audios y directos. La vida, para ellos, ya pasa en directo. Yo, de momento, todavía necesito digerirla. Como cuando estudiaba y necesitaba dormir la lección. Tamizarla.

Existe una nueva generación de gente contando las cosas de otra manera. Que pregunta hasta al más mínimo detalle condescaro, que se emociona cuando tiene delante a sus ídolos y que aplaude las respuestas en una mezcla entre rueda de prensa y conversación entre colegas. Mientras, yo intento grabar los vídeos en la posición que toca y producirme lo máximo posible para pasar desapercibida entre todos ellos. Casi todos, por cierto, ya me han contado que en mayo irán a Turín, a cubrir el festival, como lo han hecho años antes en otros países. ¿Tú irás? Me preguntaba uno de ellos ayer. A lo que yo le contesté: No, querido. Yo voy a Gatovisión.

Y es que desde que hace justo diez años, yo Eurovisión lo paso en familia eurovisiva. Mi amiga Isa, (la de La herencia de tía Ágata) nos invita a una fiesta en su casa para la que estamos meses preparándonos. Hay personas a las que sólo veo ese día del año, pero con las que comparto un grupo de whatsapp que sólo se reactiva con las noticias del festival, allá por primavera. Cada uno elige un país finalista y cocina una receta típica de ese lugar. Cosas sencillas, pero ricas, que llevamos a gatolandia para servir un buffet. Antes de la gala nos ponemos como las Grecas a canapés internacionales, en un jardín repleto de banderas europeas y una intendencia propia del festival. Hacemos una porra, rellenamos un ranking, puntuamos las canciones y vibramos con nuestros favoritos. El ganador, que casi siempre es Gorka (aunque dice que no tiene ni idea de la movida) se suele llevar unos 10 euros. Eso, si no le toca compartir, porque dejamos repetir países.

Aquí los eurofans también hacen sus quinielas, pero en lugar de hacerlas por un euro, las hacen por miles de clicks. Si los viérais comentar las actuaciones, alucinaríais. Los días que vosotros habéis podido ver las galas por la tele, y la final que pondrán mañana, se hace un ensayo general a puerta cerrada con la prensa especializada ( y yo). Una especie de pase privado para corregir fallos y pulir detalles. Ahí los artistas ya utilizan el vestuario que llevarán en la actuación, su puesta en escena, la iluminación, a coreografía… Pues, los creadores de contenido no dejan títere con cabeza. Buscan monitores para ver la realización en tele, captan cualquier cambio en la melodía, en la coreo, si les han cambiado una cremallera a los trajes o si la actuación supone una referencia a una canción de Bielorrusia del 98. La cosa es alucinante.

A nivel personal, la experiencia es tremenda. Un gran montaje al nivel de las galas eurovisivas, con un escenario de la leche, artistas de primer nivel cantando en directo, equipos de centenares de personas y acceso directo a todos los protagonistas. Estos días tengo la sensación de estar viviendo la vida de Noemí Galera. A nivel profesional, todo un aprendizaje, lleno de detalles, de eventos, con una actualidad festivalera en constante cambio. Y miro a mi alrededor y veo doscientas formas diferentes de contar las mismas cosas. Y me emociono un poco pensando en las posibilidades del sector de la comunicación, que sigue vivo. Pero luego miro el reloj y veo que son las dos de la mañana, que los periofans siguen grabando cosas, aplaudiendo a sus ídolos y pienso en que yo hace tres horas que me habría acostado. Y miro a mi mesa de la sala de prensa y veo un poleo menta donde ellos beben Monster. Y pienso en la cama. Y en todo lo que me queda por hacer. Y en el vídeo que me queda por grabar. Y en el tónico para la cara que no me he traído. Y en los tapones, por si los chiquillos hacen ruido al volver de fiesta. Y llego a la habitación de mi hotel de jubilados y sigo dándole vueltas a todo el Benidorm Fest, para ver si para mañana se me ocurre un malabra más. Porque en mi caso, como diría Eugeni Alemany, la persona no descansa.

Y no, hoy no hay más tela que cortar. Ni recomendaciones, ni palabras ni de nada, que la vida no me da para más. Pero si toca mojarse en esto del Benidorm Fest...#YoconRigoberta

Os espero a todos mañana en la web de LAS PROVINCIAS para seguir juntos en directo la gran final. Empieza a las 22:10, pero yo estaré con vosotros desde las 21:00.

Gat-checking: periodismo de gato

El michi también va con Rigoberta, por supuesto. Y si tú no, te arañamos. M. H.

Ah, y recuerda una cosa. Esta carta sólo llega por correo, no la encontrarás en ningún sitio más. Comparte si quieres algo de esta newsletter en tus redes (si aún no te las has cerrado) y etiquétame o usa el hashtag #capturadepantalla para ayudarme a llegar también a tus amigos. Compartir es vivir. Y si eres nuevo aquí y quieres leer algunas de las últimas cartas de amor a las tonterías, puedes leerlas aquí abajo. Te dejo las cuatro anteriores.

29. La cena de Nochebuena

30. El año del tigre

31. La herencia de tía Àgata

32. Teletrabajar

Esta semana quiero que disfrutéis de la gala del sábado. Yo estaré catatónica. Se agradecen mensajes de ánimo. Te leo en marta.hortelano@lasprovincias.es

Prometo no contar nada. O sí.

Como cortesía, y por haber llegado hasta el final, te dejo tres enlaces de cosas que sí o sí debes saber y que sí o sí no sabes.

Marta

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