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El pasado 28 de septiembre, 306 personas se comieron a la vez un bocadillo en los Jardines de Viveros. No es que a esas más de 300 personas les entraran, de repente, ganas de zamparse un chivito o una brascada, al mismo tiempo, en ... un parque. Es que todas ellas se reunieron alrededor de una gran mesa para batir el record del mundo de almuerzo simultáneo y aparecer en la siguiente edición del Libro Guinness de los Récords. La iniciativa, promovida por el área de eventos del grupo hostelero Comboi, pretendía homenajear a algo tan valenciano como el 'esmorzar' y partía de la intención de poner en valor el almuerzo y otorgarle un reconocimiento oficial. Algo que lo pusiera en el mapa internacional de cosas e las que merece la pena presumir. «Pensábamos que si el almuerzo es un punto de encuentro mañanero de los valencianos, no había nada mejor que hacer una megaquedada y darle ese prestigio que merecía», cuentan desde el grupo.
La de los bocatas es una más de las hazañas que cada año se registran en este recopilatorio de gestas que este jueves, 21 de noviembre, celebra su día. Y lo hace teniendo su propio récord, como no podía ser de otro modo, como el libro más vendido de la historia. Y aunque a nivel valenciano, quizá la hazaña más mediática hasta la fecha es la de los almuerzos, lo cierto es que si hay un nombre propio en el famoso libro ese es el del ilicitano Alejandro Soler Tarí. Tiene 35 años y entrenador personal, profesor de calistenia y coach deportivo en La Marina, una pedanía de Elche. Él es ya un habitual en esta publicación. Por algo ha sido 87 veces 'recordista' y aspira a llegar a 100 en unos meses. En el libro no salen todos por espacio, sino los que son más llamativos. Él, en el de este año ha entrado con dos nuevos retos. El de escalada de una cuerda de 10 metros en solo 16,7 segundos y el de 26 dominadas en posición L en un helicóptero en vuelo, durante un minuto.
Un vistazo al buscador de los récords, en la web de la famosa guía, arroja los logros de este alicantino que aún están en vigor. Porque algunos se los han batido. Para batir un record hay que entrar en la web del libro y proponer uno o apuntarse a alguno que la publicación ofrece aún sin poseedor. Y no vale cualquier peripecia. O ellos ponen un mínimo a batir o puedes sugerir tú algunos con coherencia que sean medibles y rompibles.
Entró en el mundo de los récords en 2020. En plena pandemia. Estaba viendo videos retos en calistenia, la disciplina que él practica, y se vio capaz de romper alguno. «Lo vi factible, vi que tenía capacidad», dice. Así que hizo el papeleo y en junio batió el primero. A partir de ahí cuenta que se enganchó. «Me ayuda a superarme, a asumir nuevos retos», dice. Alejandro es la segunda persona de España con más récords, sólo por detrás del atleta Christian López, que ostenta 140 títulos.
A nivel económico, no se gana nada. Tener muchos récords apenas te da diplomas y aparecer, algunos años, en el libro. A nivel laboral, le suele dar repercusión, porque ha aparecido en teles, en concursos como 'Got talent'. El reto que más le ha costado ha sido uno que batió en 2023, con el que consiguió hacer 1.515 bar mus abs en doce horas. «Acabé con hipotermia». A nivel mental, sin embargo, uno de los últimos. El que hizo colgado de un helicóptero. «Tuve que hacerlo en Estados Unidos y pagarme yo todo porque en España ningún piloto quería hacerlo».
Y claro, la cosa no acaba ahí, porque una vez decidido el reto y superado el entrenamiento, hay que certificar la proeza. La inmensa mayoría de récords se validan online, mediante un sistema de grabación en el que se registran las evidencias. Lejos de lo que pueda pensarse, apenas un 1% de los retos se certifican mediante un juez. «Puede costar unos 10.000 euros», dice Alejandro, que explica que ese precio sólo se suele pagar cuando los retos están patrocinados. Su primera vez con juez será en breve, porque está grabando un programa para la televisión italiana en el que tratará de batir un nuevo record.
Junto a Alejandro, la edición del Libro Guinness de los Récords de este 2024 también trae otra hazaña valenciana. La conseguida por el municipio de Vilamarxant, que aparece ya como el pueblo con el árbol de Navidad, hecho de ganchillo, más alto del mundo.
Pero, detrás de batir un récord, de alcanzar una meta, superar una marca, logra un hito o cualquiera de estos eufemismos, está siempre la idea de ser el mejor en algo. ¿Qué supone a nivel psicosocial marcarse un objetivo de esta magnitud y hacerlo público? Para el equipo de psicólogos de Affor Health, tiene que ver con que este binomio ya es un primer paso paso para su consecución. «Nos hemos propuesto una meta y, además, hemos adquirido el compromiso de realizarla con los nuestros. Dadas ambas circunstancias es probable que podamos tener un arranque con una mayor motivación, sin embargo, para que ese empuje sea regular y no desistamos debemos usar el acrónimo META a la hora de establecer nuestros retos. Es decir que los objetivos sean Medibles, Específicos, con un Tiempo determinado y Alcanzables».
El ser humano siempre ha tenido la necesidad de trascender. De pasar a la historia. ¿Qué nos lleva a querer adquirir este potagonismo?«Trascender significa buscar que nuestras acciones vayan más allá, produzcan consecuencias. Cubiertas una serie de necesidades básicas, contar con un propósito se ha convertido en un eje vertebrador para muchos, sobre todo, en el ámbito laboral. Hay estudios que reflejan como hasta un 40% de los millenials se han guiado por las prácticas de sostenibilidad e impacto que tiene la empresa en la sociedad para escoger su puesto. Trabajar con un propósito, además, repercute positivamente en la salud y el bienestar de las personas», cuentan los psicólogos.
Y encima, la idea tiene una explicación química. «El cerebro es una estructura maravillosa y compleja. En el cerebro nacen los procesos vitales y se gestionan los estímulos tanto internos (de nuestra mente y cuerpo) como externos (del entorno que nos rodea)», así que triunfar engancha. «De cara a nuestra satisfacción y bienestar es importante conocer algunas realidades sobre su funcionamiento que pueden ayudarnos a entender por quéa veces parece jugar en nuestra contra. Es lo que sucede, por ejemplo, con la dopamina que se genera con la gratificación instantánea y que lleva a nuestro cerebro a preferirla por encima de la gratificación a largo plazo. En este caso, debemos entonces valorar cómo entendemos nosotros el éxito. Si lo entendemos como repercusión en redes sociales, a través de interacciones con otros usuarios, debemos saber que las recompensas inmediatas proporcionan una sensación de placer y satisfacción con poco esfuerzo. Eso les hace fáciles de procesar, y conlleva un refuerzo del comportamiento que incrementa la probabilidad de su repetición en detrimento de otras tareas o acciones que no nos den »ese premio« tan inmediato.
La idea de un libro que registrara todos los datos curiosos del mundo surgió en la década de los 50, cuando Sir Hugh Beaver, director general de la mítica destilería Guinness, en Dublín, se encontraba de caza en el condado de Wexford, en Inglaterra. Él y su compañero entablaron una discusión un poco tonta, sobre cuál era el ave más rápida del mundo. Y esa conversación dio origen a una idea que es hoy el libro como lo conocemos. En realidad, la publicación sirvió, en un inicio, como operación de márketing para promocionar la cerveza Guinness, porque era la bebida popular alrededor de la que se generaban este tipo de debates curiosos.
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