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Tamara, digna heredera del trono Chenoísta lp
#57 Un nanosegundo en el metaverso

#57 Un nanosegundo en el metaverso

M. Hortelano

Valencia

Sábado, 1 de octubre 2022, 16:02

Hay tres cosas en la vida que nos igualan a todos. Seas una pija de Puerta de Hierro, un padre de clase media de una urbanización con piscina comunitaria, o una señora de Cuenca que vive en un barrio-pueblo de Valencia como yo: la muerte, tener que ir al baño y que te deje tu novio. A estas alturas, las dos últimas te las puede patrocinar Porcelanosa y la primera esperemos que llegue cuanto más tarde mejor.

Todos pasamos por ahí, y aunque no tengamos el mismo lustre en la cara y el brillo en el pelo que se gasta la hija de la Preysler, seguro que en algún momento de nuestra vida hemos estado más 'despechaos' que la de la canción de la Rosalía, y te has pasado días sin querer salir de debajo de la manta por un mal de amores. Seguro, además, que tu madre te intentó solventar la papeleta con el recurrido «de mal de amores nadie se muere» o «hija, ya vendrá otro mejor que este golfo, que no era para ti». Pero tú, erre que erre, llorarás las penas por el ex amor de tu vida. Se llame Íñigo y sea un galán de noche o se llame Paco y trabaje en Mercadona.

Porque chica, aunque ahora todas nos ponemos estupendas y nadie sabe quién es Tamara Falcó, ni ha leído el ¡Hola! fuera de la peluquería, media España estamos enganchados al culebrón de la marquesa. Pero el que está fuera de Netflix. Y ya sé que Tamara no ha pegado un palo al agua en su vida, que es antiabortista, ultracatólica que reza el rosario con sus amigas e hija de un marqués. Pero, chica, aunque sé de qué pie cojea Clint Eastwood, me trago sus películas.

Y lo que también sé es que la nueva reina de corazones nos ha dado una lección de dignidad sentimental en prime time televisivo, aderezada por la fascinación que todos los mortales tenemos por los dramas de pareja. Nos los tragamos en las series, en la vida de nuestras amistades y ahora también en la de Tamara. Y, sinceramente, observarlos como espectadores es un ejercicio muy sano de comentarista del corazón, en un momento en el que la tele de lo único que da ganas es de apagarla. Como decía Marta Riezu esta semana, «un mero escapismo a lo que sucede en el telediario», que sigue siendo mucho y malo. Con más o con menos impuestos, todos necesitamos un reducto de encefalograma plano.

Pero vamos al grano, que igual no sabes de lo que te estoy hablando. Aunque soy muy creyente del horóscopo de Tamara (Villena, la del podcast de los dragones y bruja de cabecera de esta carta), la verdad es que como pitonisa yo nunca he tenido futuro. Hasta ahora. Dos días antes de que la Reina Isabel II dijera adiós a este mundo, le aventuré su futuro a mi amigo Dídac, que es con quien siempre hablo de los british. «Le quedan dos telediarios», puse en un whatsapp. Exactamente los que la señora pudo sintonizar en la BBC antes de ponerse a criar malvas. Lo mismo que pasó con el grupo de 'Las chicas de oro', que comparto con dos amigas, y de donde me nutro de toda la cultura general que me ha enseñado la vida. «Tías, ya he visto el reality de Tamara. Su novio no la quiere y la Preysler no soporta a su novio», les espeté el 6 de agosto, desde el sofá de mi casa, en plenas vacaciones. Y de nuevo he vuelto a clavarlo.

El caso es que el jueves pasado nos amanecimos con que Tamara Falcó y su novio cierrabares se habían comprometido después de dos años de relación televisada y el sábado ya no había ni boda ni bodo. A la chica la habían avisado hasta la saciedad de que su novio era un fresco, que es lo que se dice de las tías en su situación, y de que aparcaba el coche en varias plazas de garaje a la vez. Pero ella, ciega de amor, y con los 40 cumplidos, era ya la única hija de la Preysler por casar, dijo sí quiero. Entonces llegaron los vídeos de la fiesta, comiéndose la boca con otras tantas, y mintiendo a su prometida en directo, en el paseíllo de la vergüenza, de camino a otra boda pija. Tamara hizo el camino televisado más penoso de su vida, con un tío que no sólo le mintió a ella a la cara, sino a todos los cotillas que a esa hora veíamos la tele. Horas después, ella quitó la foto de la pedida de sus redes e hizo lo que haríamos todas. Irse a llorar a casa de su madre.

En esas horas, el novio nos demostró que estar tantas horas con Mario (Vargas Llosa, el novio de la suegra) no le ha servido de mucho para evitarse los laísmos en sus comunicados. Que el tipo tiene más muertos en el armario que Barbazul, y que Chenoa ya ha pasado a la historia como novia dejada de España porque ese chándal gris ahora lo viste Tami.

Algo más arreglada, y previo paso por caja, nuestra nueva adalid de la dignidad ha gestionado la crisis amorosa como lo que es: una marca. Su control de daños ha sido estudiado hasta el milímetro. Y en ese plan ha entrado plantarse en un photocall de la marca que le ha regalado su casa y soltar una frase para la historia. «Soy muy cuadriculada para los cuernos. Le dije que si había sido cosa de un segundo o de un nanosegundo en el metaverso, si era verdad lo del beso, esto se acababa». Y en el metaverso se ve que pasaron muchas cosas porque la marquesa ya no se casa. A la marquesa le han puesto los cuernos, pero en lugar de seguir los pasos de la Reina Sofía («A las reinas no se les ponen los cuernos y si se les ponen, no se enteran», dicen que le dijo su madre), o de su propia madre con tio Julio (Iglesias), la chica ha dicho que por ahí no pasa.

Que las tías nos merecemos algo mejor. Como lo que siempre nos han dicho nuestras madres. Y habrá comido helado en el sofá, y habrá llorado lo más grande viendo películas de amor. Pero al final nos ha dicho a todas las que hemos seguido sus penas estos días que, como decía Podemos, sí se puede. Y que lo suyo ha sido un desamor. Y un disgustazo. Pero al menos la mancha de mora con otra se quita. No como lo de los impuestos o la crisis del gas, con lo que nos abren todos los días los telediarios y que no nos quitamos de encima ni desde el sofá de casa de la Preysler, con Mario leyéndonos su última novela. En un marasmo de malas noticias nos hemos cogido a un desamor ajeno como si fuera un culebrón de nuestra mejor amiga. Así estaremos de desesperados.

Eso, y que todas hemos tenido una amiga como Tamara. Y si no la tienes, es que eres tú. Aquí y en el nanosegundo del metaverso. Los ricos también lloran.

TRES COSAS

😵 Positivismo: Últimamente me pasan tan pocas cosas buenas que me siento como este meme de gatos. Si no te sale el primero, desliza.

🏻 Lunares: El jueves 6 llega a Valencia la gira de @soylaforte para presentar su libro 'La vida me provoca' (Penguin House). Será en la FNAC a las 19:00. El dress code marcado por la artista es lunares. Yo no me lo voy a peder, porque Alma juega en casa e irá con su tropa. Además, justo al ladito está Casa Capicúa, que desde hace unas semanas hace tarde de tacos para la merienda cena. Mira en sus redes si la semana que viene hay.

🍋 Mocaorà: El domingo que viene es el Día de la Comunitat Valenciana y aquí hay una costumbre preciosa de regalar la mocaorà a los seres queridos (no hace falta que sea a tu pareja). Algunas de las mejores panaderías y pastalerías están ya a tope haciendo las frutitas de mazapán que son más bonitas que buenas están :) Pero a mí me gusta mucho que me la regalen y comerme un par. Así que ve buscando horno y un pañuelo bonito. Pepina pastel se ha currado una mocaorà muy modernita. Luego no digas que no avisé.

CÍRCULO DE CAPTURADORES

Nuestro corresponsal eurovisivo, Luis Fuster, acá propietario de La fustería, vuelve a captura con esta crónica desde el epicentro de Europa, donde está de viaje oficial. No se lo pierdan.

«Yo os dejé antes de verano con poquito que contaros, pero ahora que me leéis a final de septiembre está el mundillo ya a fuego con la nueva temporada. Os contaré que el año nuevo eurovisivo es el 1 de septiembre, cualquier canción que se publica a partir de ese día es potencialmente una canción de Eurovisión. Cualquier excusa es buena para el champán, ¿sabéis?

Lo más importante que tenéis que saber es que tenemos un calendario ya cargadito, sobre todo para febrero, y que estamos a la espera de la sede. Glasgow o Liverpool son las candidatas, y aquí tanto Marta como yo somos pro Liverpool. Desde que miré los hoteles en Glasgow, concretamente, soy pro Liverpool.

En el mundo eurovisivo ahora mismo hay dramas con mayúsculas como las supuestas retiradas de algún país. Las televisiones de Azerbaiyán y Macedonia del Norte no han incluido Eurovisión en su programación de 2023 y os podéis imaginar que ya está armado el cirio. Y sí, hay eurofanes mirando programaciones en macedonio voluntariamente. Y ni confirmo ni desmiento que sea uno de ellos. También os digo, cuando vuelva a escribiros ya estará la lista de participantes publicada y muy probablemente ambos estén. Pero tenemos que inventarnos dramas«.

GAT-CHECKING: PERIODISMO DE GATOS

Me he tenido que hacer el carné de la biblioteca porque no me caben más libros en casa. m. h.

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Marta

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