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Unas niñas buscan en Micenas (Grecia) las simples cosas que moldearán sus vidas, el día de mañana txema rodríguez
#37 Las simples cosas

#37 Las simples cosas

M. Hortelano

Valencia

Lunes, 28 de febrero 2022

Hola capturadores

Esta semana quiero empezar como Yolanda Díaz, ofreciéndote a ti, capturador fiel, algunos datos de esta newsletter. Para escribir esta carta he escuchado en bucle la canción de 'Las simples cosas' de Chavela Vargas, me he comido 12 avellanas y 12 arándanos deshidratados y he empleado casi tres horas en finiquitarla. La foto me la ha cedido mi compañero Txema Rodríguez, el fotógrafo favorito de Charles Saatchi, sólo con pedirle una imagen de algo que le sugiera tranquilidad. Así que si te acaba gustando esta captura de pantalla o simplemente me quieres decir hola, me pondré muy contenta si recibo un correo tuyo ( marta.hortelano@lasprovincias.es ). Siempre los respondo. Dentro carta...

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La última vez que lloré fue anoche, mientras despedía para siempre a Tony Johnson, el personaje de Ricky Gervais en la serie After Life, que por fin ha encontrado su sitio en el mundo. Pero, no saqué el pañuelo a pasear por tristeza, sino por una profunda emoción una epifanía, por una especie de felicidad momentánea, de confortabilidad. Como si todo en la vida, de repente, estuviera en su sitio. Me vi a mí misma sentada en mi sofá, tapada con mi manta de la suerte, a una hora prudente que aún me iba a permitir dormir las horas necesarias, y con una vela chai de Mercadona encendida mientras Gorka me ponía la mano sobre el hombro para transmitirme un calor que traducido a palabras significa: «estoy aquí contigo».

La vida es increíble. Llena de preocupaciones, de alertas y de sobresaltos. La vida te cambia en un minuto, en golpes casi instantáneos de azar. A veces para bien y otras para mal. Que se lo digan si no a la pandilla de amigos de Pablo Casado, que se acostó la semana pasada celebrando un triunfo agridulce en las elecciones de Castilla y León y se levanta hoy fuera de circulación, en uno de esos golpes que llegan casi sin esperarlo. O los miles de rusos y ucranianos, víctimas de la ira del mundo, a los que las vida les va a cambiar en un plumazo. Por eso, como nunca sabemos lo que va a durar la tranquilidad en nuestra rutina, lo mejor es comenzar a valorar todas las circunstancias que nos permiten esos micromomentos de calma. A identificar todas esas cosas simples que consiguen generar espacios de sosiego. Casi de felicidad por que no pase nada, que es a veces el mejor estado posible. Así que me he hecho caso a mí misma, he cogido papel y boli y me he preguntado cuáles son esas cosas que me hacen querer vivirlo todo. Querer seguir sintiendo hasta que me broten las lágrimas. Entusiasmarme. Yo, por si acaso, siempre llevo un kleenex a mano. Y entre las cosas que me producen bienestar, estás todas estas.

-Despertarme minutos antes de que suene el despertador. Empezar el día ganándole segundos a la vida para pasarlos aún en la cama, sin hacer nada. Para arrancar a mi manera.

-Cerrar los ojos mientras me ducho con agua muy caliente.

-Desayunar sin prisa y en pijama. Tomarme el café con leche hirviendo. Y la tostada con mantequilla con sal y mermelada de albaricoque. Y volver un ratito a la cama después de desayunar. Aunque para ello haya tenido que poner el despertador un ratito antes,

-No saber qué hora es o en qué día vivo.

-Comer cuando tengo hambre. Las veces que sean y a la hora que sea.

-Abrir y acabarme una botella de vino. Y pedir otra. Disfrutar de uno de esos momentos.

-Tener una cuña de queso Comte en la nevera. Queso y vino. Un quitapenas de manual.

-Empezar un paquete de mantequilla. Y olerla. Y extender el primer trozo sobre pan tostado.

-El olor a pan. Así de simple. Sobre todo si lo ha hecho Gorka en casa.

-Dormir la siesta. Pero que sea muy corta. Y hacerlo con la tele puesta. Y tapada.

-Taparme la barbilla con mi manta. Y sentir su tacto.

-Las casualidades. Yo, como Ana y Oto, podría contar la historia de mi vida uniendo coincidencias. De hecho, estoy aquí esperando la casualidad de mi vida. La más grande.

-Tomarme una cerveza fría en verano. En vaso de caña o directamente del botellín.

-El salitre en la piel. Y su olor. Y la sensación del sol en la espalda. Hacer la fotosíntesis. Siempre con protección.

-Dormir en unas sábanas recién puestas. Frescas. Lisas. Que huelan a limpio.

-Tener los tupper de toda la semana cocinados, ya colocados en la nevera después de una tarde de batchcooking.

-Cantar en el coche una canción que me guste con la música muy alta.

-El último día de la regla. Cuando ya no me duele y queda un mes entero hasta la próxima.

-Poner las flores recién compradas en el jarrón y mirarlas.

-Tener la agenda vacía porque ya he hecho todo lo que tenía que hacer.

-Acordarme de los cumpleaños de la gente que me importa (incluso de algunos que no) sin tener que apuntarlos en ningún sitio.

-Los viernes por la tarde cuando tengo el fin de semana libre. Esa sensación de que tengo todo el tiempo por delante, sin consumir.

-La onza de chocolate que me como todos los días después de cenar, ya sentada en el sofá.

-Quedar a comer con alguien sin nada más que hacer después y terminar cenando de manera improvisada.

-Cuando a mis plantas les salen hojas nuevas. Algo estoy haciendo bien, pienso. Sé cuidar.

-Viajar cuando no son vacaciones.

-Encender velas que me gustan a diario. Me gusta su olor, su luz, su energía…

-Ponerme la almohadilla eléctrica aunque no me duela nada. Ese calor me hace sentirme segura. Como si nada malo me pudiera pasar.

-Estar sola un rato porque lo he elegido. Como si fuera una hora sin cámaras conmigo misma.

-Acabar un libro sin que haya pasado demasiado tiempo desde que lo he empezado. Y encontrar en sus páginas por qué tiene ese título. Ese momento me parece mágico.

-Hacerme la rutina de limpieza de la cara cada noche. Aunque me dé pereza. Aunque esté cansada o tenga sueño.Y que me brille la cara como a las pijas, de lo saludable que la tengo.

-Conmoverme. Llorar de emoción. Que algo me remueva.

-No tener nada que planchar. Ni nada que lavar. Ni nada que sacar o meter al lavavajillas.

-Tener todos los ingredientes de una receta sin haberlo planeado. Y hacerla y que me salga buenísima.Y mojar pan.

-Pintar una acuarela sin límite de tiempo y que me quede bonita.

-Ver por enésima vez El lago de los cisnes.

-Rodearme de buenas personas. Aún quedan. Sólo hay que saber encontrarlas. Una de ellas cumple hoy años. Felicidades, Teresa.

-Sentirme orgullosa de ser quién soy y de todo lo que he conseguido en mi vida.

-Saber que Darío tiene las mismas semanas de vida en la tripa de su madre, Ana, que número de cartas llevo escritas de esta newsletter. En tres semanas será mi lector más joven.

-Y sobre todo, dormir cada noche sin mayor preocupación que la de que por la mañana me pueda despertar unos minutos antes de que suene el despertador, ducharme con agua muy caliente y desayunar sin prisa mientras acabo un libro finito.

Porque, como dice Chavela en la canción con la que he escrito esta carta, «la tristeza, es la muerte lenta de las simples cosas». De estas simples cosas.

Culturismo

Epifanía

Es una súbita sensación de entendimiento o comprensión de la esencia de algo. También puede ser un término usado para la realización de un sueño con difícil realización. El término se utiliza en los sentidos filosófico y literal para indicar que alguien «finalmente encontró la última pieza del rompecabezas y ahora puede ver la imagen completa».

Pantallazos

Esta semana no he tenido demasiado tiempo para el ocio, pero el que he tenido lo he dedicado a escuchar podcast y a comprar flores.

-Tulipanes: Estamos en plena temporada de tulipanes. Corre a la floristería a por media docena. Yo los mantengo hasta que se les caen las hojas. Hay una belleza inconmensurable en el final de una flor.

-Podcast: Esta semana se han entregado los primeros Ondas del podcast. Y, como la lotería, los premios han estado muy repartidos. Uno de los podcast que más me gusta, Gabinete de curiosidades, ha sido uno de los ganadores de la categoría de mejores episodios. Y para mí, la semana pasada Núria Pérez, firmó uno de los más emocionantes. Se titulaba 'Tan solo una palabra'. Es delicioso para escucharlo con tranquilidad este fin de semana. Te lo dejo aquí.

-Tu wordle: Y por si la semana pasada no tuviste suficiente a las alternativas que te di para entretenerte cuando ya has acabado el wordle del día, aquí te dejo una aplicación para que tú seas quien elige la palabra de cinco letras. Puedes crearlo y enviárselo a tus amigos. Te divertirás. He hecho uno para vosotros aquí.

Gat-checking: Periodismo de gatos

Las cosas simples del michi son, a veces, tan dramáticas como comerse la última patata frita M. H.

Ah, y recuerda una cosa. Esta carta sólo llega por correo, no la encontrarás en ningún sitio más. Comparte si quieres algo de esta newsletter en tus redes (si aún no te las has cerrado) y etiquétame o usa el hashtag #capturadepantalla para ayudarme a llegar también a tus amigos. Compartir es vivir. Y si eres nuevo aquí y quieres leer algunas de las últimas cartas de amor a las tonterías, puedes leerlas aquí abajo. Te dejo las cuatro anteriores.

33. Gatovisión 2022

34. Benidorm hate

35. Alguien que te quiera

36. Papel y boli

Esta semana quiero que me cuentes tus simples cosas. Esas que te hacen decir aquello de: era esto, era esto. Venga, que te cuesta un minuto escribirme un mail,

Te leo en marta.hortelano@lasprovincias.es

Prometo no contar nada. O sí.

Como cortesía, y por haber llegado hasta el final, te dejo tres enlaces de cosas que sí o sí debes saber y que sí o sí no sabes.

Marta

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