![La página en blanco](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/02/07/papel-k1HI-U2101458832968QkB-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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Hola capturadores
El otro día comí con mi amigo Vicent Molins y, de camino al sitio en el que nos habíamos citado, conocí a un escritor que también conduce un taxi. Bueno, él me dijo que era taxista y que una vez escribió un libro. Se lo había autoeditado él mismo y había encargado 1.500 copias. Las vendió todas en el taxi, según me contó, sin ayuda de promociones ni de publicidades. Simplemente, ofreciéndoselo a sus clientes, habituales en las carreras por la ciudad. Lo felicité con efusividad, porque no me imagino lo que cuesta escribir una novela pero, sobre todo, porque vender todos esos libros tiene mucho mérito. Casi indignada por no haberme topado con su historia a tiempo para haberle echado una mano con eso del boca a boca, le pregunté que para cuándo un segundo libro, para poder sacarlo en el periódico en esos reportajes con historieta que tanto nos gusta encontrar. Y me dijo que de momento no hay más literatura. Que tiene miedo de volver a enfrentarse a la página en blanco. Lo entendí. Y se lo dije. Después busqué su libro en internet, para ver si aún podía hacerme con un ejemplar, por mera curiosidad. Y me comí unas gildas y un pastrami mientras arreglaba el mundo con mi amigo Molins. Pero ese día no me quité a ese señor de la cabeza.
Los periodistas conocemos bien el síndrome de la página en blanco. Lo sufrimos a diario en nuestro trabajo, a la hora de enfrentarnos a ese espacio que tenemos que llenar con noticias, historias o cualquier cosa de interés. A veces nos lo tenemos que tratar, porque a la larga consume. Pero saltar esa barrera engancha. O enganchaba. Depende de los años que lleves rumiando los temas. Es una especie de aparición divina. Pasas de no tener nada que contar a un chispazo. A una idea. A una aparición mariana. Se buscan contenidos originales, inéditos, novedosos, ingeniosos, emotivos, impactantes. Casi siempre anclados a alguna percha, que es como llamamos en el argot de la profesión a la justificación para que un tema merezca un espacio. ¿Que se cumplen 30 años de algo? Está dentro. ¿Que hay un número par de personas a las que les afecta? Vamos con ello. Hay perchas de todo tipo, pero el abanico estos días es inmenso, por los temas con los que llenar nuestra página en blanco son muy variados.
Los mejores temas se me ocurren siempre por la noche, justo antes de dormir. O antes de la siesta. Diría que la mente se me activa, o se me ordena, instantes antes de perder el conocimiento. Antes solía dejarme una libreta al lado de la cama. Ahora tengo el móvil en la mesilla, con una carpeta en las notas en las que apunto cuaquier chorrada que puede convertirse en algo si pasa el filtro de la mañana siguiente. Por ejemplo, cada semana me enfrento a ese síndrome para escribir esta carta. O para pintar mis acuarelas. Pero, casi siempre me dejo llevar por el sentido común. Mando a la mierda lo que tiene que cumplir, o ser impactante, y me centro en las pequeñas cosas que me han marcado algún momento de mi vida o de mi semana. O en lo que me llama la atención, que siempre son las historias más mundanas. Las más cercanas. Las menos rebuscadas.
Últimamente, le doy más vueltas de lo normal a las cosas. Imagino que por las líneas que nos marcamos en algunos momentos de nuestra vida en determinadas fechas. Pienso en atreverse o no a cosas. A cambios. A modificar algunas rutinas. Todo eso, sin aprender nada nuevo, como ya dije hace algunas cartas. Más bien, a resituarme con lo que ya sé. Y en esas, desde hace un tiempo me ronda la idea de escribir algo más largo que una carta. Tengo algunos amigos que siempre me animan a escribir una novela. Pero ahí la página en blanco se me hace póster. Además de que no conozco los trámites de publicar. No soy tan atrevida como Pedro Roldán. Porque así se llama el escritor que conduce un taxi en Valencia. Aunque estoy segura de que sí tengo una historia que contar. La tengo en mi cabeza. Mientras eso sucede, no me puedo quitar de la cabeza dos cosas. ¿De qué escribo la semana que viene? y ¿dónde voy a llevar a Molins a comer la próxima vez?
Esta semana he encontrado estas dos cosas que me han encantado. Ya sabéis que me gusta compartirlas con vosotros de manera desinteresada, que es como se recomiendan las cosas de verdad.
Esta semana se celebra San Valentín, una oportunidad como otra cualquiera de decirle a alguien que lo quieres. Nunca lo he celebrado, pero tampoco lo satanizo. Si supone una fecha significativa para que algunas personas encuentren un rato libre para estar juntos o para regalarse algo bonito, adelante. Yo soy de comprar flores todo el año, pero soy consciente de que las floristerías tienen un pico de amor estos días. Pero las hay que se lo curran todo el año. Una de las que más me gusta en Valencia es De Fulanito y Menganita (Calle Conde Altea 3, en Valencia), que ha llevado las flores al día a día de mucha gente, para desestacionalizar las ventas con eso de 'Su poquito de flor'. No hace falta gastarse 50 euros en un ramo. Puedes comprar 'su poquito de flor'. Yo lo hago casi todas las semanas, en la floristería de mi barrio. Y me hago una foto en el ascensor con ellas en la mano y me creo europea. Pues de la cabeza de Sergio, el dueño de De Fulanito y Menganita ha surgido una cosa chulísima para regalar estos días con su poquita de flor. Una tote bag que sirve para transporar tus flores con mucho estilo, porque se abre por debajo para que salgan los tallos. Además, el mensaje me alucina: «Más flores y menos capullos». La van a vender esta semana por unos 12 euros. Yo la quiero.
Otro planazo para la semana que viene que he encontrado y que no descarto que haga es un taller de vermús. Soy muy consumidora de esta bebida, así que la idea de ir a hacer mi propia receta y poderme llevar la botella para tomarla en casa, que es donde a mí me gusta hacer el aperitivo, me tienta. Lo organizan en la vermutería L'Aperitiu, en pleno barrio de Ruzafa (Calle Mossen Femenia, 24) y se hace en colaboración con los vermouth Vittore, que es una marca valenciana que yo compro en Consum. El taller vale 20 euros y hay que apuntarse en esta dirección de mail vermuterialaperitiu@gmail.com.
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Marta
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