Absuelto un menor de agresión sexual a su hermana al desdecirse ella en el juicio

Un juez de Valencia ha absuelto a un menor de un delito de agresión sexual después de que la víctima, hermana del procesado y dos años más pequeña que él, se desdijera en el juicio de los hechos que cuatro meses antes había denunciado ante la Policía y la Fiscalía. La chica de 15 años primero declaró que su hermano le tocó los pechos, sin su consentimiento, y le insistió para que le hiciera una felación, pero el día de la vista manifestó que su relato no era cierto.

Tras el inesperado desmentido, la menor afirmó también en la sala que el motivo que le había empujado a denunciar unos hechos, supuestamente falsos, no era otro que «llamar la atención de sus padres», que estaban en trámites de separación.

La sentencia del Juzgado de Menores número 3 de Valencia deja sin efecto también la medida cautelar de libertad vigilada del adolescente, la orden de alejamiento con respecto a su hermana y la prohibición de comunicarse con ella.

Tras ser procesado por un delito de agresión sexual, el menor se enfrentaba a una condena de seis años de internamiento en régimen cerrado, la pena que solicitó la Fiscalía, además de dos años de libertad vigilada y la asistencia a programas formativos de educación sexual y en igualdad.

Pero la declaración de la víctima fue clave para motivar la sentencia. El magistrado afirma que no ha quedado acreditada la agresión sexual después de que la menor, «sorprendentemente y ante las preguntas de la fiscal y la acusación particular en el acto de juicio, atestigua reiteradamente que no son ciertos los hechos denunciados».

Según el fallo judicial, «el principio de presunción de inocencia impone a la acusación la carga de la prueba por encima de cualquier duda razonable», y el juez sentenciador debe imponer la absolución «cuando la culpabilidad no haya quedado acreditada».

La víctima relató los hechos a un compañero del colegio y a la psicóloga del centro escolar, quien acudió a un cuartel de la Guardia Civil para denunciar la supuesta agresión sexual. Tras su detención el 23 de junio de este año, el inculpado se acogió a su derecho a no declarar ante los agentes de la Unidad de Atención a la Familia y Mujer (UFAM) de la Policía Nacional, cuerpo que se hizo cargo de la investigación después de que la Guardia Civil le traspasara las diligencias del caso.

Además, el joven de 17 años no autorizó que le tomaran una muestra de ADN, como establece el protocolo policial para los detenidos por delitos contra la vida, indemnidad sexual o integridad de las personas.

Tras seguir el consejo de su psicóloga, la menor declaró ante la Policía y la Fiscalía y contó el mismo relato. Su hermano le propuso ver una película juntos en la habitación, luego le preguntó si confiaba en él, y tras hablar un rato de cosas íntimas, le dijo que le hiciera una felación.

Como la chica se negó, el inculpado insistió mucho y la niña «estaba paralizada» y no sabía cómo poner fin a esa situación de abuso, según palabras textuales de su primera declaración, y al final «pasó». Su hermano también le habría tocado los pechos, presuntamente, a pesar de que ella no quería. Mientras tanto, el padre de los dos adolescentes dormía en otra habitación de la vivienda sin sospechar nada de lo que estaba ocurriendo.

En su declaración en la Fiscalía, el procesado confesó parte de los hechos denunciados por su hermana, aunque alegó que había bebido varias cervezas y un cubata que le ofreció un hombre desconocido antes de llegar a su casa. También manifestó que sólo recordaba algunos momentos con la víctima y que pensaba que podrían corresponder a sueños.

Tras escuchar las versiones de sus dos hijos (víctima y agresor), muy similares, el padre contrató los servicios del abogado Borja Signes, un letrado especializado en delitos contra la indemnidad sexual, para que defendiera a su hijo varón. Y cuatro meses después, la menor declaró en el juicio que denunció unos hechos, supuestamente falsos, «para llamar la atención de sus padres».

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