Asistentes abandonan el festival Medusa mientras soplan rachas de viento. I. arlandis

Aemet advierte de que habrá más fenómenos extremos como el de Cullera

La entidad recuerda que las rachas de viento formadas por un reventón térmico ya tiraron una Noria en Gandia en 2021

Domingo, 14 de agosto 2022, 00:19

Las grandes rachas de vientos que provocaron la tragedia del festival Medusa en Cullera fueron ocasionadas por los denominados reventones térmicos, un fenómeno metereológico extremo que hasta hace unos años era muy extraño pero que se van a producir con más frecuencia debido al ... cambio climático.

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La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) explica que los perfiles atmosféricos que dan lugar a reventones cálidos son «todos muy parecidos». «Se dice que son sondeos en forma de cebolla, con aire húmedo y relativamente fresco junto al suelo y a unos pocos cientos de metros por encima una capa extremadamente seca y cálida». En el caso del aeropuerto de Alicante-Elche, a las 2 de la madrugada, este fenómeno ha hecho superar los 40 grados y los 80 km/h de racha.

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La otra capa húmeda, que sería la base de la nube, estaba «muy alta», a más de cinco kilómetros de altitud, que estaba saturada entre 5.800 y 6.500 metros altitud. La base de la nube estaba por tanto muy alta y por debajo había una capa muy seca de más de cuatro kilómetros de espesor.

La precipitación que se produce en la base de la nube, que está muy alta, se evapora en el estrato inferior seco; al evaporarse el aire se enfría y se hace más denso que el entorno; al hacerse más denso comienza a descender y a acelerarse.

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La fuerte corriente descendente se produce, principalmente, por la evaporación de la lluvia y fusión y sublimación del granizo por debajo de la base de la nube. Por eso, explica, en el litoral no ha llovido o ha sido muy débil, porque la precipitación se evaporaba mucho antes de llegar al suelo y esa evaporación enfriaba el aire que es el que desciende y provoca el reventón.

Con el aire descendente, en ese descenso se va «acelerando» y, si no hay inversión térmica, impacta con el suelo provocando fuertes rachas, pero no subida de temperatura. Pero si, por contra, hay inversión junto al suelo (aire fresco y húmedo), en su descenso el aire puede atravesar la capa fresca, provocando la intrusión de aire cálido que hay encima. En la zona donde el aire descendente atraviesa la inversión, se produce un súbito ascenso térmico y, de hecho, el modelo teórico preveía temperaturas de hasta 40 grados, como ha sucedido.

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Atravesar la capa húmeda supone de hecho un «freno» para el aire que desciende desde más de 5 km de altitud, pero si la inversión es muy somera, como ocurría en esta madrugada, «la velocidad es suficiente para atravesarla y llegar al suelo con velocidades muy fuertes». Algo que ha ocurrido en Cullera. Desde Aemet matizan que en ese descenso el aire se va acelerando hasta que impacta con el suelo y se suelen producir también daños por aplastamientos o estructuras arrancadas cuando se produce el rebote del aire.

Suceso de Gandia

Aemet recuerda que hace justo un año se produjeron también reventones. El 15 de agosto de 2021 hubo varios que provocaron muchos daños en la Safor, entre otros una noria que se derribo en la playa de Gandia, afortunadamente con la atracción cerrada. Y los mismos van a ser cada vez más frecuentes ya que apuntan que lo que antes era raro cada vez puede ser más habitual por las consecuencias del cambio climático.

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«Si lo que está pasando este verano hubiese sido hace 30 años, seguro que habríamos dicho que tardaremos muchos años en volver a vivir un verano así, quizás no lo lleguemos a ver pero en 2022 ya no podemos hacer esa afirmación tan rotunda. Estos fenómenos cada vez son más frecuentes», sentencia la agencia.

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