![Un apaño provisional para evitar más fugas en la Ciudad de la Justicia](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/201911/06/media/cortadas/pestillo-kc8H-U90611868819OM-1248x770@Las%20Provincias.jpg)
![Un apaño provisional para evitar más fugas en la Ciudad de la Justicia](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/201911/06/media/cortadas/pestillo-kc8H-U90611868819OM-1248x770@Las%20Provincias.jpg)
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La Conselleria de Justicia, Interior y Administración Pública adoptó ayer la primera medida para que los detenidos no puedan deslizar los cerrojos con un cordón de zapatilla, como hizo el preso que se fugó hace un mes, tras introducirlo entre los barrotes de los calabozos de la Ciudad de la Justicia. El apaño provisional consiste en colocar un segundo pestillo más pequeño para impedir que los delincuentes muevan el pasador grande.
Hasta que se cambien las puertas de las celdas, esta es la medida urgente acordada por los responsables de la seguridad y vigilancia en la zona de los calabozos, junto con un refuerzo de policías nacionales, para que no vuelvan a escapar más presos o detenidos.
En las dos fugas que se han registrado en menos de un mes, los habilidosos delincuentes consiguieron correr el cerrojo de la puerta con una zapatilla tras introducir un cordón o el propio calzado entre los barrotes de un ventanuco. Además, sendos fallos puntuales en la vigilancia de los agentes de la Policía Nacional que custodian las celdas facilitaron, al parecer, la huida del recluso y del ladrón.
El 7 de octubre de este año, un recluso del centro penitenciario de Picassent, Pablo Antonio R. R., de 48 años, huyó de uno de los calabozos de la Ciudad de la Justicia poco después de comparecer en un juicio penal y ser trasladado de nuevo a una celda. El preso hizo un lazo con un cordón de zapatilla, lo introdujo por los barrotes del ventanuco y logró correr el pestillo. Tras abrir la puerta, Pablo Antonio R. instó a otro detenido para que le acompañara en su fuga, pero este no quiso escapar.
El huido salió por la puerta principal del complejo judicial, como un usuario más del edificio, aunque andando de forma apresurada. Una cámara de seguridad grabó ese momento. El fugitivo iba a terminar de cumplir este mes una condena por haber quebrantado una medida judicial relacionada con un caso de violencia machista, pero el día que escapó acababa de aceptar una pena de tres años de cárcel por un delito de tráfico de drogas.
La segunda fuga tuvo lugar sobre las once de la mañana del pasado martes. Rafael G. S., un delincuente de 37 años con numerosos antecedentes por robos, hurtos y otros delitos, utilizó una de sus zapatillas para abrir la puerta de la celda, según pudo comprobar poco después la policía tras visionar las imágenes grabadas por una cámara de seguridad e interrogar a otros dos detenidos que estaban encerrados en el mismo calabozo.
La fuga duró menos de siete horas y terminó en Paterna, donde dos policías de paisano apresaron al ladrón sobre las seis de la tarde. El fugitivo caminaba por una calle y salió corriendo cuando vio a los agentes, que persiguieron y detuvieron instantes después al delincuente sin mayores complicaciones.
La custodia de los presos que acuden a diario a los juicios o a otras comparecencias en la Ciudad de la Justicia corresponde a la Policía Nacional, mientras que la Guardia Civil se encarga de los traslados al centro penitenciario, el control de los accesos al edificio, con el apoyo de vigilantes de seguridad de una empresa privada, y también del visionado de las imágenes que graban las cámaras instaladas en puntos estratégicos del complejo judicial, con la excepción del circuito cerrado de videovigilancia que tienen los calabozos. Por su parte, la Policía Autonómica controla los accesos al juzgado de guardia.
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