

Secciones
Servicios
Destacamos
El negocio ilegal de la venta de chatarra causa cada año tremendos daños y disgustos: desde naves o antiguas fábricas en venta que acaban completamente ... saqueadas, obras nuevas que se quedan sin sistema eléctrico, cortes de ferrocarril, componentes de vehículos que desaparecen o canalizaciones y mecanismos agrícolas desmantelados.
«La chatarra se paga a precio de oro y ellos lo saben», asegura una de las personas que mejor conoce el problema del robo y comercio de materiales. Ella, que prefiere mantener su nombre en el anonimato, es agente de la Guardia Civil de Paiporta y miembro de uno de los siete equipos Roca (Robos en el Campo) que combate este tipo de delincuencia en la provincia de Valencia, junto con el Seprona.
Hay un gran número de delincuentes que ya saben que rebuscar entre los materiales de obra, cableado o maquinarias puede resultar más rentable y sencillo que atracar un establecimiento o asaltar una casa. Según la experta, «en los años que llevo dedicándome a esto he visto saqueos de absolutamente todo: postes de teléfono, contadores de riego, baterías de coches, de tractor, tubos de escape, materiales de obra pública en la calle, soportes de señales de tráfico…». La lista es larguísima porque en un mundo que apuesta por el reciclaje con buen criterio todo tiene un precio.
Y a veces muy elevado. «Una bobina grande de cobre 'millberry', de alta calidad, puede valer 9.000 euros». Este material y el latón son los que más están buscando los delincuentes en estos momentos al haber aumentado su precio en los últimos meses, expone. «El latón, por ejemplo, ha pasado de menos de un euro el kilo hace dos años a pagarse a 4 euros ahora», detalla la agente de Paiporta.
Una reciente operación de la Guardia Civil ponía cifra a las ganancias de estos delincuentes: 4.000 euros al mes con sustracciones continuas en centros de reciclaje y ecoparques de Valencia y Alicante. Sólo en cuatro operaciones recientes en la provincia de Valencia la Guardia Civil contabilizaba ganancias de alrededor de 20.000 euros por parte de los sospechosos.
También en los últimos meses se constata una oleada de robos de catalizadores, un componente de los tubos de escape que contienen metales muy bien pagados como el paladio, el rodio o el platino. Este último, destaca la investigadora, «está ahora a 5 euros el kilo».
En teoría, los ladrones no deberían percibir un sólo euro por mercancía que obtienen con robos. Por eso la ley exige a las empresas de recuperación y reciclaje que compren materiales sólo a quien aporte DNI, pasaporte o NIE en vigor. Únicamente a quien aporte su CIF y a autónomos. «Un particular debe acudir al ecoparque de su municipio», puntualiza la experta de la Benemérita.
El esfuerzo de vigilancia e inspeción es constante. Sólo el grupo Roca de Paiporta pone la lupa periódicamente en 35 empresas repartidas por el municipio, Silla, Alfafar o Aldaia. Todo en aras de impedir las irregularidades o 'vista gorda' con la entrega y venta de materiales procedentes de robos.
Gracias a ello «se ha frenado mucho en los últimos años» el mercado negro de metales robados, asegura la guardia civil. Los agentes han ido ganando experiencia y han cazado picarescas como la de sujetos bajo sospecha que venden con el DNI de otra persona y se lo aceptan, la falsificación de documentos para obtener credibilidad o ladrones que recurren a intermediarios autónomos y logran así colar su botín de cobre o platino con el pacto de compartir beneficios.
Ladrón e intermediario se enfrentan a imputaciones de robo con fuerza, daños, hurto, estafa o falsificación documental, según las circunstancias de cada caso. El empresario reciclador que compra mercancía ilegal, al delito de receptación y también a multas de hasta 60.000 euros por incumplir la normativa autonómica.
Si bien se han destapado en la Comunitat casos de mafias dedicadas al robo organizado de chatarra, el perfil que predomina en la actualidad en la provincia de Valencia es el de delincuentes que actúan en solitario o por parejas. «Suelen ser reincidentes y muchos arrastran problemas de adicción a las drogas», aseguran las fuentes de la Guardia Civil consultadas.
Los 'cazadores' de metales, maquinas y baterías suelen deambular por el día con furgonetas o vehículos particulares en busca de sus objetivos. Suelen seleccionar zonas o instalaciones con poca iluminación, sin vecinos en las proximidades o puntos con ausencia de vigilancia privada.
Después cometen los robos por la noche, con las herramientas apropiadas para cortar las piezas que les interesan. A veces se reparten las tareas. «Uno entra a robar el material y otro se queda vigilando en los alrededores. O bien uno se encarga de la sustracción y el otro de ingeniárselas para la venta ilegal de la mercancía».
Antes eran mayoritariamente hombres «pero ahora, de un tiempo a esta parte, también nos estamos encontrando con muchas mujeres implicadas en este tipo de delincuencia», añaden los investigadores. Los ladrones de chatarra suelen ser de origen español, si bien también ha habido arrestos esporádicos de marroquíes o rumanos.
Son ladrones de entre 20 y 40 años que suelen acabar en libertad provisional, a no ser que arrastren una frecuencia elevada de arrestos por sustracciones o el valor de los materiales y daños causados sea cuantioso.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Santander, capital de tejedoras
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.