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Se habla de la distracción, la velocidad, el móvil... Pero pocos conocen que el calor tiene también un efecto letal en la conducción que puede disparar los accidentes de tráfico hasta un 25% y ha sido analizado por el catedrático de seguridad vial Luis ... Montoro, al frente de la Fundación Española de Seguridad Vial (FESVIAL). Nueve personas han fallecido en las carreteras valencianas en julio, casi una cuarta parte de las víctimas registradas en lo que llevamos de año.
Cuando hay un rápido e importante cambio de temperatura, destaca Montoro, pueden llegar a aumentar los accidentes de tráfico casi un 25%, sobre todo por salidas de la vía. El peligro del calor, ahonda el catedrático, es similar a haber bebido: una temperatura en el coche de 35 a 40 grados entraña «un peligro similar al de haber consumido cuatro o cinco cañas».
Se ha comprobado que un conductor sometido a estas temperaturas deja de percibir entre un 15 y un 25% de las señales. Y los errores humanos se incrementan entre un 25 y 35%. «Se deteriora de manera muy importante el tiempo de reacción y se ven muy afectadas las capacidades psicofísicas», destaca el experto en seguridad vial.
Hay también un aumento considerable de la agresividad. Se incrementa el cansancio y la fatiga, debido especialmente a la mayor deshidratación celular. El conductor o conductora «es más proclive a que se produzcan episodios de sueño y de cansancio ocular», anota Montoro.
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Pero hay más: aparecen problemas musculares y un peligroso aumento del tiempo de reacción. Por tanto, hay más distracciones. Menor atención. Se reduce el número de miradas a los retrovisores y, en definitiva, disminuyen todos los esfuerzos por explorar el entorno mientras circulamos acalorados y con agobio.
¿Cuáles son las señales de alarma? «Excesiva sudoración, palidez o cambios en el color de la piel, alteraciones en el pulso y en la temperatura corporal, mareos, nauseas, sensación de debilidad, problemas de respiración, confusión o desorientación», entre otros.
Un coche cerrado al sol en estos días puede sobrepasar con facilidad los 60 o 70 grados y es frecuente arrancar sin esperar a que se haya alcanzado una climatización interior adecuada. Incluso activando el aire, hay 15 minutos en los que el calor sigue siendo muy intenso.
Para paliar los efectos del calor es clave, en primer lugar, parar en los viajes largos. También llevar ropas claras, ligeras y holgadas. Nunca conducir sin camisa o camiseta para evitar la abrasión del cinturón. Hay que evitar comidas copiosas, beber agua o zumos y usar gafas de sol para reducir la fatiga ocular.
Según Montoro, se ha estimado en un 20% la disminución de accidentes en épocas muy cálidas gracias al aire acondicionado. «La temperatura dentro del habitáculo no debe sobrepasar los 25 grados ni ser inferior a 18. Lo ideal son 22», estima el catedrático valenciano.
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En España hay más de cinco millones de vehículos sin aire acondicionado o con este sistema estropeado. «Y se suma un 25% de usuarios que no lo ponen para ahorrar carburante. Un grave error», lamenta el experto. Abrir las ventanas no es una solución. «Rompe la aerodinámica, consume más y aumenta el riesgo de accidentes».
El color de los coches también influye. Con fuerte sol, entre un vehículo oscuro y uno claro puede haber una diferencia de más de 10 grados en el habitáculo. Y en los días de calor las averías aumentan un 15%.
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