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La situación en la que se encuentran los profesionales de los centros de menores tutelados de la Comunitat Valenciana es más que complicada. ... Los educadores sufren insultos, ataques y en ocasiones agresiones físicas.
Los profesionales se enfrentan a estos complicados momentos de forma habitual en todos los centros. «Estamos en peligro constante, tienen más derechos los menores tutelados que nosotros, que estamos para ayudarles en momentos difíciles e intentar guiarles, cada uno dentro de la problemática que está sufriendo», ha relatado el director de un centro de la provincia de Valencia.
El responsable de este recinto ha indicado que están «cansados de ver como los internos hacen lo que quieren con total impunidad sin que haya medidas que poder tomar para evitar que esas agresiones se produzcan».
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Otro de los problemas son las huidas de los chicos y chicas de los centros de menores: «Los chavales se escapan de los centros y nunca pasa nada. No hay manera de hacerles entender que eso sólo sirve para empeorar su situación y lo peor es que nosotros no podemos hacer nada para hacérselo ver».
El director de este centro achaca esta delicada situación a la vigente Ley del Menor: «Les brinda más derechos que obligaciones, cuando realmente están aquí asesorados por educadores para ayudarles, esto no son correccionales; les damos un trato exquisito y recibimos maltratos en muchas ocasiones, casi de forma constante».
«Nos insultan, nos tratan mal y no hay nada que se pueda hacer, tenemos que tragar», ha precisado el director del centro, quien ha afirmado que ha habido compañeros que han tenido que coger bajas médicas ante esta situación.
«Es más, en casos muy extremos cuando agreden a alguien nos pensamos mucho si inmovilizarlos o no, ya que hay que abrir un farragoso proceso, incluyendo parte de lesiones y mucho papeleo, estamos atados de pies y manos por ellos». Es más, ha agregado, que ha habido situaciones de agresiones a educadores y los jóvenes han salido de «rositas».
En estos centros hay jóvenes que provienen de distintos ambientes y, ha afirmado, que no es bueno unirlos a todos. «Unos vienen de familias que no les quieren, otros por cometer delitos y otros llegan en acogida por distintos motivos, así es muy complicado ayudarles en una nueva educación.
Estos jóvenes tienen libertad, pueden salir solos o acompañados por educadores y eso siempre no es bueno, en ocasiones sí. Una prueba de ello ha sido la fuga de dos chicas de un centro de la Safor, que acabaron en un piso donde estaban dominadas por cuatro marroquíes que les daban drogas y donde tuvieron relaciones sexuales con 15 hombres, algo que no llegan a recordar del todo.
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