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IVÁN GÓMEZ
Sábado, 28 de septiembre 2019, 00:14
Un hombre trató de robar varias prendas de ropa en una tienda en pleno corazón de Valencia ayer a mediodía. El sospechoso, un joven español de unos 30 años, ya había conseguido hurtar en varias ocasiones en este establecimiento y tanto la dueña como las empleadas lo conocían; y ayer, por fin, consiguieron interceptarlo. Aunque al parecer no servirá para mucho puesto que tras ser identificado por la policía se marchó de la zona en libertad ante la incredulidad de los allí presentes.
El intento de robo se produjo sobre las 14.30 en la calle Pérez Pujol número tres, a pocos metros de la plaza del Ayuntamiento. El presunto ladrón accedió a la tienda y Gloria, la propietaria, lo reconoció de inmediato y se lo comunicó a su empleada. «Es él», exclamó. El implicado se dio cuenta de que lo habían descubierto y trató de huir con varias prendas de ropa hacia el exterior, momento en el que un cliente que se encontraba en la tienda lo bloqueó para impedir su escapada. «Un cliente se abalanzó sobre él y lo encerramos en la tienda», afirmó la propietaria con tono todavía nervioso por la intensidad de los hechos que acababan de producirse. «Lo primero que se me ha pasado por la cabeza es encerrarlo, no podía impedir que se marchara otra vez», confesó.
Reternerlo no fue fácil. El joven intentó zafarse del bloqueo de su verdugo con patadas a todo lo que se ponía en su camino y amenazas. «Soltadme o volveré con más gente», aseguró desafiante. La firmeza del cliente y la rápida actuación de las trabajadoras del establecimiento fueron clave para retener al ladrón hasta que llegó la Policía Local, que lo esposó y le tomó los datos.
«Todo ha ocurrido muy rápido, con la terraza del bar de enfrente llena, mi hija -menor de edad- observando la escena y muchísimas personas y vecinos paseando por la zona. Unas 20 personas se han encontrado con esto en su cara», declaró Gloria que añadió resignada «ya nos ha robado dos veces y siempre consigue huir, no sé si está haciendo lo mismo en otras tiendas».
Para sorpresa de los allí presentes, tras ser identificado y esposado por los agentes, el presunto ladrón se marchó por su propio pie ya que no había robado nada. «Ya veremos lo que pasa ahora, la policía lo ha soltado en mis narices y se ha ido», comentó Gloria. La rocambolesca escena no terminó ahí, puesto que mientras el sospechoso se marchaba de la zona se refirió a su verdugo, el hombre que impidió su huida, con un soberbio «perro».
La tienda donde ocurrieron los hechos quedó completamente revuelta tras el forcejeo con el ladrón. Maniquíes tirados por el suelo, prendas de ropa repartidas por toda la parcela del establecimiento y una decena de agentes de la Policía Local que se desplazaron para detener al sospechoso revoloteando por los entresijos del local.
La manera de actuar del sospechoso siempre era la misma. LLegaba al local, camuflado con gorras y tratando de pasar desapercibido. Tras disimular durante unos instantes deambulando por la tienda y cuando ya tenía en su posesión los artículos que iba a robar, comprobaba que las empleadas no estaban vigilantes y se marchaba a toda prisa hacia la calle y rápidamente se esfumaba de la zona sin posibilidad de ser descubierto. La última vez que perpetró un hurto la propietaria grabó en su mente algunos rasgos característicos del joven, como los tatuajes y complexión física, y ello le sirvió para reconocerlo.
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