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El asesino cubre su rostro durante una de las jornadas del juicio en la Audiencia de Castellón. EFE
Cuenta atrás para la libertad de Ferrándiz

Cuenta atrás para la libertad de Ferrándiz

El asesino en serie que mató a cinco mujeres en Castellón agota su última semana en prisión. «Puede que ni él sepa si volverá a matar», estima el fiscal que logró su condena

J. A. Marrahí

Domingo, 16 de julio 2023, 17:29

Él no es cualquier asesino. Joaquín Ferrándiz es el asesino en serie con mayúsculas. El que instauró en los años 90 el miedo ante esta figura en España cuando casi nadie pensaba que este tipo de criminales podría existir en nuestro país. El primero y el más cruel de la historia reciente con el parámetro de la mujer como víctima. Y ahora tacha sus últimos días en la prisión de Herrera de la Mancha. El próximo sábado está prevista su puesta en libertad tras cumplir una condena de 25 años de prisión.

Muchos llegaron detrás de él: el asesino de la baraja, el asesino del chat, el asesino de la cocaína… Pero fue Ferrándiz el que más mujeres víctimas suma a su doloroso balance de muertes: cinco jóvenes de entre 23 y 25 años. Fue el castellonense quien obligó a las Fuerzas de Seguridad a cambiar el modo de investigar y poner en marcha el sistema del perfil criminal y usar la psicología como herramienta clave para incriminar a alguien con una mente psicopática.

En teoría, Ferrándiz debería haber estado en la cárcel cuando asesinó a sus cinco víctimas entre 1995 y 1996 en Castellón. En 1990 le impusieron 14 años de prisión por la violación a una joven de 18 años. Pero mostró una conducta ejemplar y le concedieron la libertad condicional pocos meses antes de asesinar a Sonia Rubio, su primera víctima.

Más tiempo preso que libre

Nacido en Valencia e hijo de un marino mercante y una empleada de limpieza, Ferrándiz ha pasado media vida en prisión: en concreto, 31 de los 59 años con los que el próximo sábado recupera la libertad.

Sus primeros permisos penitenciarios fueron a finales del año pasado. Pero siempre con la obligación de regresar. Ahora sale para no volver, ante la preocupación de muchos e indignación de otros. Como Jaime García, hermano de la última de sus víctimas y que cayó en la adicción tras un crimen que vivió en plena juventud. «Me entraron otra vez ganas de acabar con todo, de quitarme la vida», confiesa.

Sobre su puesta en libertad planea la mayor de las incógnitas: ¿Está realmente reinsertado? ¿Podría volver a matar? Desde Instituciones Penitenciarios nada aclaran sobre si Ferrándiz ha solicitado ayuda o se le ha ofrecido. Lo sustentan en la protección de la intimidad del recluso.

Un reciente informe de la junta de tratamiento de la prisión manchega le atribuye un bajo riesgo de reincidencia, condición necesaria para que el juez autorizara sus primeras salidas. Los psicólogos describen al reo como un hombre «tranquilo, responsable, obediente, educado y pacífico». Son adjetivos similares a los que ya se usaron hace tres décadas para validar su anticipada puesta en libertad. Los mismos rasgos que su círculo de amigos o vecinos le atribuían mientras encadenaba crimen tras crimen.

Un autobús de la Guardia Civil sale de la prisión de máxima seguridad de Herrera de La Mancha, el centro que Ferrándiz abandona este sábado 22 de julio. EFE

«¡Si es que él ya ha engañado!», enfatiza ahora el fiscal del caso y artífice de su condena, Juan Salom. «Era tan competente y eficaz que engañó a los psicólogos y a todo el equipo de tratamiento». Está en la propia naturaleza de la psicopatía. Una persona de día, otra de noche. El mito de Jeckyll y Hyde plasmado en la más desconcertante realidad.

Según ha podido saber este diario, en prisión se le ofreció un curso para delincuentes sexuales, pero lo rechazó al no considerarse como tal. Realmente, no lo es según la sentencia que lo condena por los cinco asesinatos, pero sí por el antecedente de 1989. No obstante, ese periodo en prisión ya se consumió y la justicia no apreció error en la rebaja penal.

Y otra contradicción en este punto: el propio Ferrándiz respondió: «Debe haber algo sexual en todo eso» cuando el psicólogo valenciano Vicente Garrido le preguntó en 1998 por sus propósitos con las muertes.

Sea sexual o no su conducta homicida, los investigadores implicados en el caso siguen albergando serias dudas. Incluso su abogada defensora, Rosa Edo: «Cuando ingresa en prisión no recibe ningún tratamiento específico. No se ha hecho nada especial con él. Se le metió en prisión y el día último de su condena saldrá», estima la letrada. «Confiamos en que pueda llevar una vida normal. Lo confía él y lo espero yo también, claro».

La voz de los expertos

«¿Si volverá a matar? Es que absolutamente nadie puede dar esa respuesta, ni siquiera él», estima Salom. «Para conocer las conductas futuras, lo mejor es mirar a las pasadas», anota Carmen Negre, responsable del Instituto de Medicina Legal de Castellón. «Hay estudios que nos dicen que puede volver a suceder», destaca el capitán José Miguel Hidalgo de la UCO de la Guardia Civil.

Para comprender qué puede suceder en el futuro es básico saber con qué motivación profunda mataba Ferrándiz. Y también aquí, más contradicciones. Durante una entrevista con el psicólogo Vicente Garrido en 1998 el asesino aseguró: «Eran mujeres y quería hacerles daño, de algún modo me satisfacía hacerlo… Necesitaba demostrar que las odiaba, que tenían que pagar una culpa… Ellas no me habían hecho nada personalmente, pero yo quería destruirlas…». Es decir, una misoginia radical aparentemente asentada en su mente para tratar de justificar sus actos. Puro terrorismo machista.

Pero la voz del psicópata volvió a grabarse hace unos años y se escuchó hace una semana en el programa Hablando Claro de Televisión Española. Fue gracias a otra entrevista del recluso con la decana de los criminólogos de Madrid, Carmen Balfagón. Y entonces Ferrándiz ya no aludía a ese odio contra el sexo femenino. Expresó que mataba como «un autómata», es decir que en ese momento «no se piensa» porque la mente «no da para más» Hasta el punto de no recordar «ni qué cara tenían las víctimas». En definitiva, como si fuera todo cosa de su otro 'yo' impredecible.

El asesino también habló entonces de unas supuestas esperanzas de cara al futuro: «Mi mayor ilusión sería volver a ser una persona normal y reconstruir la vida como si dijéramos… Ahora tienes otra vez 25 años. Venga, tienes una oportunidad».

En noviembre de 2013, otro célebre asesino, Miguel Ricart, salió de la misma cárcel que el sábado abandona Ferrándiz. Para el asesino de las niñas de Alcàsser no ha sido posible escapar al seguimiento mediático. Volvió a caer en las drogas y se dio de bruces con la justicia al frente de un narcopiso de Barcelona.

Garrido cree que con Ferrándiz será distinto. Que pondrá tierra de por medio y, quizá, prefiera refugiarse en el extranjero. «Sería para él lo más fácil. Yo, desde luego, lo haría, no me quedaría en España».

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