La vida de Susana Herreros se convirtió en una pesadilla en un abrir y cerrar de ojos. En 2021 decidió vender su antiguo móvil Samsumg por Wallapop. Tenía cinco compradores interesados. Dos de ellos le pidieron que les enviara la factura de compra del ... terminal y una fotografía de su DNI bajo la excusa de verificar que el aparato era suyo y que no se trataba de un objeto robado. «Les di los datos que me pidieron de buena fe», cuenta la mujer.
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Nunca les llegó a vender el teléfono. «Me decían que me enviarían el dinero al recibirlo y no me fie». Terminó vendiéndolo en una tienda de objetos de segunda mano. Y ya se olvidó del terminal, de vender objetos por Wallapop y de aquellos 'compradores'. En aquel instante ni siquiera era capaz de imaginar el infierno que tendría que atravesar dos años después. Mientras ella dormía tranquila, había personas que estaban empleando sus datos personales para suplantar su identidad y cometer estafas en su nombre por toda España.
Hace una semana recibió una llamada que cambió su vida. Era la Policía Nacional de Burjassot. Le pidieron que acudiera a la comisaría porque la habían denunciado desde Valladolid. «Ni siquiera he ido nunca allí, me quedé muy sorprendida», confiesa Susana. Todavía está procesando el 'shock'. Cuando llegó a la comisaría, le informaron de que no era la única denuncia interpuesta contra ella. Otras nueve más la esperaban. «Creo que no las llegué a recibir porque en mi DNI salía la dirección de mi antigua casa y desde aquello cambié de domicilio», dice la mujer.
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Anunció la venta de su teléfono móvil en octubre de 2021. La primera denuncia interpuesta contra ella tiene fecha de diciembre de 2021. Poco esperaron los estafadores para seguir con su actividad delictiva y tratar de echarle el marrón a una persona que desconocía absolutamente todo sobre el tema. Sólo con haber entregado su nombre completo y su número de DNI ya le han atribuido una decena de delitos de estafas.
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Por lo que ha podido saber Susana, estos delincuentes operaban a través de páginas como Wallapop o Milanuncios. Allí, ponían anuncios de productos que nunca existieron y pedían el pago por adelantado para estafar a sus víctimas y hacerse con el botín. «Todavía me tienen que llegar todas las denuncias, pero los agentes me han dicho que entre ellas están la estafa de un móvil de 850 euros o de un mueble de 400 euros», desvela la mujer desesperada. A parte de la denuncia del Juzgado de Valladolid, la Policía ya le adelantó que también le habían denunciado en Tenerife, Málaga y Barcelona.
Ahora mismo, la vida de Susana parece haberse convertido en toda una película de ciencia ficción. Todavía le cuesta creer que se haya visto envuelta en esta situación. Y más, sabiendo que las consecuencias podrían haber sido mucho más graves. «La Policía me informó de que si no hubiera acudido a la comisaría me hubieran puesto en busca y captura», cuenta conmocionada. Desde que supo que le habían suplantado la identidad y que acumulaba una decena de denuncias por estafa, su mundo se ha roto bajo sus pies. Pasa las noches en vela, temblorosa. Con el miedo en el cuerpo. Pero trata de sacar todas sus fuerzas para luchar contra una situación tan injusta. Incluso trata de añadirle humor a la pesadilla que le está tocando vivir: «Me paso el día trabajando, no tengo tiempo de ir estafando a la gente por toda España», dice entre risas. El optimismo que desprende consigue apartar un poco las nubes en mitad de la tormenta.
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No iba a quedarse con los brazos cruzados. Nada más recibió la terrible noticia se puso en contacto con su abogado y presentaron una denuncia por suplantación de identidad. Sin embargo, todavía no ve la fecha de fin de todo el infierno que está atravesando. «A pesar de haber presentado la denuncia es posible que me hagan ir de juzgado en juzgado a declarar que no fui yo la que cometió las estafas». Y suspira. Irá a todos los juzgados que la citen. Declarará en uno por uno cómo le suplantaron la identidad y que no tiene constancia de ninguna de las estafas. Pero aun así, «ya me han metido en un marrón muy gordo».
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La mujer de 38 años sólo quiere que por fin termine todo este malentendido. Maldice el día en el que envió la fotografía de su DNI a los que parecían compradores interesados. Pero quién le iba a decir que se iba a ver envuelta en toda una trama de actos delictivos tan sólo por una foto.
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Susana Herreros defenderá siempre su verdad. No teme contar su historia a LAS PROVINCIAS con nombre y apellidos. Lo tiene muy claro: «No tengo nada que esconder. Yo no he hecho nada malo». También le sorprendió la reacción de los agentes que le atendieron en la comisaría de Burjassot. Se quedó atónita al saber que recibían casos como el suyo con muchísima frecuencia. Al parecer, los ciberdelincuentes pueden cometer todo tipo de fechorías sólo con el documento de identidad de una persona. Y no cesan este tipo de estafas en las plataformas de compra y venta por internet.
«Me dijeron también que si no denuncias la pérdida del DNI estás perdido. Al parecer, en la 'deep web' se dedican a vender datos personales de otras personas para suplantar su identidad y cometer este tipo de delitos», dice impresionada. Antes de que le sucediera esto, Susana desconocía que existiera un lado oculto de internet en el que se cebaban los criminales. Delincuentes que tratan de aprovecharse de las personas de a pie para tratar de tapar sus estafas y dar a sus víctimas la identidad un falso culpable para desvincularse de sus crímenes.
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