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Uno de los puntos de recogida de ayuda, recibiendo desayuno para los afectados JL BORT
Incendio en Campanar: El día después de haberlo perdido todo

Incendio en Campanar: El día después de haberlo perdido todo

Vecinos del edificio quemado vuelven a los alrededores para ver el esqueleto y recibir ayuda básica, horas después de haber perdido su casa y sus recuerdos

M. Hortelano

Valencia

Viernes, 23 de febrero 2024, 10:12

El barrio de Campanar no ha despertado de la pesadilla que se vivió este jueves, con el pavoroso incendio que ha arrasado las dos torres de viviendas de un edificio del cruce entre las avenidas General Avilés y Maestro Rodrigo. Los bomberos han trabajado durante toda la noche para tratar de sofocar el fuego que han arrasado las catorce plantas del inmueble, y que esta mañana de viernes ya aparecía sin llamas. Pero tras una noche de nervios y urgencia, el amanecer ha mostrado un paisaje desolador, con el esqueleto del edificio a la vista. Arrasado. Sin más actividad que la de los drones que sobrevuelan el perímetro en búsqueda de respuestas entre los restos de unas casas que ya han perdido su función. Porque en el edificio ya no queda nada. Ni siquiera los efectivos de emergencias han podido entrar a la estructura, dada la inestabilidad y la alta temperatura. «El edificio está para tirarlo», decían los bomberos del cambio de turno.

Interior del local 'Valientes' donde se recoge ayuda para los vecinos JL BORT

Pero el drama es ahora para quienes lo han perdido todo. La noche ha sido larga, pero el día siempre muestra la peor cara de la realidad. La de no tener un hogar al que volver. Los afectados han pasado la noche en hoteles y en pisos de de familiares, pero con el amanacer, varios han acudido a la zona cero del incendio para ver el estado en que han quedado lo que hasta ayer eran sus hogares. Ricardo, un vecino que llevaba cuatro años viviendo en el inmueble ha acudido pasadas las 8 de la mañana a la zona. Ha dormido en casa de familiares. Ayer no estaba en casa cuando todo sucedió, pero sí su hijo, al que pudo llamar con urgencia para que desalojara cuanto antes. Hoy, ha acudido con lo puesto al punto de atención que se han instalado en la calle Luis Buñuel, en el local 'Valientes', donde un equipo de voluntarios está centralizando la ayuda desinteresada de centenares de vecinos y particulares.

Él ha ido para buscar ropa de hombre con la que poder cambiarse. Porque no le queda nada. Ni siquiera tuvo tiempo de coger nada porque no estaba en casa. Eso es sin duda lo menos importante, pero centenares de familias están ahora mismo en un limbo. Han perdido su casa, sus objetos personales y sus recuerdos. Algo irrecuperable. Se emociona cuando hablamos con él, pero lo cierto es que las palabras casi no le salen. La situación es compartida por todos los vecinos, que buscan ahora la ayuda ante la incertidumbre de las primeras horas. También Miguel otro de los vecinos, se ha acercado hasta la zona. Ha dormido en casa de una hija, aunque les ofrecieron ayuda anoche. Ha visitado la zona con mucha tristeza e incredulidad. «He sentido malestar, impotencia, recuerdos...», ha dicho.

Hasta el local de 'Valientes' no han parado de llegar en toda la noche cientos de personas para aportar su ayuda. Mantas, ropa, libros, juguetes, Pero aseguran que, de momento, no necesitan nada más material. Lo primordial ahora son productos de higiene personal y ropa interior, explica Amalia, la coordinadora del local. Los voluntarios están especialmente sensibles, porque conocen a muchos de los que hasta ahora han sido sus vecinos y ahora acuden en búsqueda de ayuda y de consuelo. Ella misma, Amalia, está en shock con el suceso, porque estaba a punto de mudarse al edificio, donde iba a alquilar un piso. Pero eso ahora es lo de menos. Pero tienen el consuelo de que están pudiendo ayudar. Como Frando García, que tiene un establecimiento hostelero en el centro y ha acudido al local para llevar centenares de churros recién hechos y chocolate caliente para quienes puedan necesitar algo caliente en una mañana tan fría en todos los sentidos. «Vi la noticia y sólo quería ayudar con lo que podía. No me podía quedar quieto», cuenta.

El barrio se ha volcado con la terrible tragedia que han vivido 138 familias, pero todos son conscientes de que no hay consuelo para centenares de personas que han perdido todo. Que esta mañana no tenían ropa con la que cambiarse, ni un sitio al que acudir.

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