Diez claves del juicio del caso Marta Calvo

Jorge Ignacio tendrá muy complicado intentar demostrar que no estuvo en las citas sexuales. Lo de 'yo no estuve allí' aquí se cae por su propio peso. Todas las supervivientes lo han reconocido hasta ahora, sin ningún género de dudas, en la sala. Además, en el caso de las fallecidas, hay testigos, grabaciones de cámaras o datos de telefonía móvil que corroboran los encuentros con las mujeres en cuestión.

Es quizá la losa más pesada sobre el sospechoso. En todos los casos, víctimas e investigadores trazan un mismo método de actuación por parte del acusado: buscaba en webs de contacto mujeres para citas pagadas bajo la condición de hacer 'fiesta blanca'. Después, proponía un masaje y, acto seguido, buscaba con insistencia la introducción de rocas de cocaína en sus partes íntimas. En este punto, la hipótesis de una muerte accidental que encajara con el homicidio imprudente cabría si habláramos de uno o dos casos. Pero ¿cómo podrá defender Jorge Ignacio que siguiera adelante con su conducta sin una intención dolosa después de ocho mujeres afectadas y tres fallecidas? Las matemáticas del caso juegan en su contra.

En el caso de Lady Marcela, la colombiana fallecida en junio de 2019, los forenses apreciaron un elemento homicida añadido al de las drogas: una posible asfixia por oclusión de boca y nariz. De hecho, aseguraron que de no ser por las cantidades tan elevadas de cocaína que detectaron en su organismo habrían establecido la asfixia como la causa de su muerte. Además, había ADN de Jorge en las uñas de la víctima.

En el caso de la brasileña Arilene Ramos, fallecida en mayo de 2019, se han sembrado dudas. La forense determinó una muerte natural. Durante su declaración ratificó de que las concentraciones de cocaína en sangre no eran suficientes para causar la muerte. Pero Arliene tardó varios días en morir tras su encuentro con Jorge. Según expertos del Instituto Nacional de Toxicología , este tiempo transcurrido lleva a pensar que la concentración de droga debió ser mucho mayor en el momento en que comenzó a presentar los síntomas que finalmente derivaron en su muerte.

Dos forenses valencianos aludieron a un misterioso adulterante en las rocas de cocaína que, según las investigaciones, Jorge llevaba a sus citas sexuales. Señalaron que la introducción de cocaína en genitales es una práctica poco frecuente y «en la frontera del conocimiento», para destacar la importancia que las altas concentraciones de coca pueden tener en las intoxicaciones. Además, en las supervivientes aparecieron reacciones de somnolencia o pérdida de conocimiento distintas a la euforia e hiperactividad asociada a la coca. Esto sustenta la posibilidad de la sumisión química con droga en bebidas a la que aluden varias de las víctimas, que comenzaron a sentirse muy mal tras consumir cerveza, vino o champán en presencia del sospechoso.

Es, quizá la columna vertebral del juicio. La clave para sustentar los delitos de abuso y agresión sexual y el posible engaño en las citas sexuales con Jorge. Según su versión, y posiblemente así lo exponga, ellas asumían el consumo de cocaína y sus riesgos. Sin embargo, las supervivientes han asegurado hasta ahora que para ellas 'fiesta blanca' era que el cliente esnifara, a lo sumo sobre el vientre. Pero en ningún caso acabar embadurnadas de cocaína de pies a cabeza o con rocas de droga en la vagina y el ano. De haber sabido que ese era su propósito, mantienen, jamás habrían aceptado la cita.

La abogada de Jorge intentó hacer ver ante el jurado unos supuestos intereses económicos de las víctimas, algunas extranjeras, para lograr así beneficios en cuanto a su situación en España. Sin embargo, el testimonio de las víctimas ha resultado veraz y aparentemente sincero. E incluso doloroso, al tener que recordar. Deja entrever el trauma que en ellas ha dejado unos encuentros en los que se vieron, en algunos casos, a las mismísimas puertas de la muerte. Esa afección puede calar en un jurado en el que, además, siete de sus nueve titulares son mujeres.

Jorge, con condenas de narcotráfico a sus espaldas, tendrá muy complicado aludir que no sabía nada de las drogas que manejaba. O que los estupefacientes no los llevaba él. La defensa de Jorge pide, en caso de condena, que se tenga en cuenta una supuesta toxicomanía, todo en aras de atenuar su responsabilidad criminal. Pero hasta esto lo han negado los forenses tras los estudios de cabello que permiten detectar a los consumidores habituales y adictos.

Se escuchará el próximo 6 de julio. Debería aclarar, entre otras cosas, qué llevaba su droga para resultar tan lesiva y quién se la proporcionaba. Y, lo más importante y obvio: ¿Por qué no cesó en su idea de 'fiesta blanca' o en el empleo de estas sustancias al ver que las mujeres estaban sufriendo y muriendo, una y otra vez, o se negaban a la práctica de la introducción vaginal? Pero no sólo eso. Se le pondrá en contradicción con las manifestaciones de mujeres que corroboran su vehemente y hasta violenta insistencia con colocar cocaína en sus partes íntimas. Deberá aclarar por qué no pidió auxilió médico al verlas indispuestas o agonizantes y, en lugar de eso, se marchó fríamente como refieren los testigos.

La mujer que, según la Fiscalía, logró destaparlo todo: Marisol Burón. El desgarrador testimonio de una madre que no ha podido enterrar a su hija podría calar con mucha fuerza en el jurado. Tanto si creen que la descuartizó, como él mantiene, como si piensan que miente. También el testimonio del padre de Marta resonará con fuerza. Será este martes 28 de junio.