«Estoy enferma y me bloqueé al verme sin dinero para enterrar a mi madre»

La mujer prefiere que su nombre quede en el anonimato. Preguntada por su conducta, esta es su respuesta: «Me bloqueé al verme sin dinero. Soy una persona enferma. Lo siento», esgrime aparentemente arrepentida.

Justifica su dejadez en una mezcla de desconcierto y encallamiento mental que se remonta al pasado 6 de diciembre. «Mi madre cayó al suelo y murió poco después, pero no avisé a nadie porque me bloqueé al verme sin dinero para pagar su sepultura o su incineración». Parece que ahora percibe que no hizo lo correcto. Al menos así lo expresa.

Alude a una situación que le sobrepasó y dice que fue así al haber agotado los ahorros de su hogar. «Yo estoy cobrando una paga y mi madre una pensión de viudedad, pero lo he gastado todo», desgrana sin querer aclarar en qué. Al parecer, no se atrevió a pedir ayuda a terceros.

¿Qué hizo entonces? Siempre según su versión, dejó a su madre en el suelo, sin alterar nada, en el mismo lugar en el que había muerto tras desplomarse, junto a la cama. «Allí dormíamos siempre juntas y yo he seguido durmiendo allí. A veces era muy difícil por el olor y lo he pasado mal». Pasaron los días y se sucedían las llamadas de familiares preocupados, «pero yo no quería coger el teléfono».

Cuando comenzó la inevitable putrefacción, la mujer no calibró que el hedor podría también despertar sospechas entre los vecinos y siguió haciendo vida normal. Una residente de la finca asegura que, en efecto, «había mal olor, pero como no es una persona aseada pensábamos que podría proceder de basura sin tirar o de la falta de higiene en la casa, que ese es otro problema».

La espantosa e insalubre situación se resolvió finalmente este viernes, cuando una sobrina de la anciana fallecida llamó al 112 sobre las diez de la mañana para informar de los hechos. Tal y como avanzó LAS PROVINCIAS, la mujer no quería abrir la puerta y un familiar le dijo que avisaría a la Policía si no le dejaba entrar. Fue entonces cuando al fin pudo acceder a la vivienda, descubrió el cuerpo sin vida de la anciana y comenzó la investigación policial.

Vecinos de la finca habían tratado de poner solución al problema de convivencia que se había generado en ese hogar. Según describen, el verano pasado «se escuchaban discusiones y gritos terribles» entre madre e hija. Como temían por la anciana, un residente trasladó el problema al centro de mayores de Nou Moles.

Pero siempre se producía el mismo impedimento: «Llegaba la Policía y no abría. Antes de Navidad, apareció una jueza y una trabajadora social y tampoco abrió». El deseo de la comunidad es que los servicios sociales municipales «intervengan de algún modo y se hagan cargo de la hija, porque no está bien» y se suma «un problema de higiene».