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J. A. MARRAHÍ
VALENCIA.
Viernes, 6 de diciembre 2019, 01:02
Bajo un cielo plomizo y entre charcos, la calle por la que corrió la niña Marta estaba ayer desierta. Apenas un mayor caminando pausado, un rostro que se asoma, una mujer que llora... Silencio en la casa de su abuela. Pena y rabia en los hogares vecinos. «Mire, para mí esto es muy jodido... Duele como si fuera de mi familia. Hace un año la vi por última vez, tan sonriente y simpática como cuando era una niña. Cariñosa con toda la gente».
El jubilado prefiere no dar su nombre. Vive en la calle de L'Horta, en la que Marta vivió sus primeros años de vida, donde se la veía corretear con su mochila con rumbo al cole El Braçal. Después, le perdieron el rastro. Creció, pasó a vivir con su madre en Albalat y luego acabó independizándose.
Delia, residente en la misma calle, apenas puede articular palabra. El llanto rompe su voz. «No hay palabras para explicar esto. Yo no la conocía y no dejo de llorar. Estamos rotos. Todos». El triste final de la joven resuena en cada esquina de un municipio de unos 1.500 habitantes, en el corazón de La Baronía, en el que «siempre ha reinado la tranquilidad».
Las lágrimas del cielo se estrellan en el paraguas de Juan García, otro residente de Estivella. «Esta violencia atroz destroza el alma», reflexiona. «Lo que le ha hecho ese hombre a Marta destroza el alma y no tiene explicación. Merece una condena ejemplar, toda una vida en la cárcel», clama el lugareño.
Así se expresaba una comerciante en la calle del padre de Marta: «Tengo una hija de 22 años y hasta que no llega a casa por la noche no descanso. Entiendo bien lo que está sufriendo la familia. Los políticos, en vez de discutir por qué sillón ocupan, podrían dedicarse a cambiar las leyes y apoyar más a las víctimas».
Ya por la tarde, alrededor de 300 personas hicieron pequeña la plaza de la Creu, el corazón del pueblo. Entre ellas, asistieron familiares cercanos a la víctima. Hubo un prolongado silencio en memoria de la joven y autoridades municipales leyeron un manifiesto de condena.
Concejales del Ayuntamiento de Sagunto, así como funcionarios y representantes de colectivos ciudadanos, también guardaron ayer un minuto de silencio en señal de condena y repulsa por la muerte. Ya por la tarde, en Manuel, se leyó un manifiesto de apoyo a la familia.
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