Un grupo de feministas ocupa cinco horas la Delegación del Gobierno

Un grupo feminista de unas 30 mujeres ocupó ayer durante cinco horas el Palacio del Temple, sede de la Delegación del Gobierno en la Comunitat, en Valencia. La entrada produjo poco antes de las diez y media de la mañana y su salida, cinco horas después. Intentaban que la delegada, Gloria Calero, les firmara una carta comprometiéndose a sus reivindicaciones, pero la mandataria no accedió.

Las feministas se saltaron el control de acceso aprovechando la entrada de una visita. Se les llamó la atención y no hicieron caso. Después se sentaron en el patio exigiendo hablar con la delegada. Les explicaron que eso debía hacerse solicitando una cita por los canales oficiales. Pero les dio igual.

Las mujeres concentradas, tanto dentro como fuera de la Delegación del Gobierno, se vinculaban al Moviment Feminista i Anticapitalista de València y también a la Asamblea Feminista de Valencia. En su carta se quejaban, entre otras cosas, de las 20 multas que recibieron por valor de 11.000 euros varias mujeres en distintas protestas feministas, pero metían en el mismo paquete exigencias como un compromiso de la delegada contra la ley de seguridad ciudadana o que condenara la actuación policial tras las manifestaciones en apoyo del rapero Hasel. También se quejaban de la expulsión de mujeres extranjeras y «su criminalización». Firmaban su manifiesto como 'Feministes i Antiracistes Sense Mordassa'.

Su postura parecía inquebrantable. Aseguraban que no cesarían su ocupación del patio de la Delegación del Gobierno «hasta que Calero no se comprometa por escrito o haga una declaración pública en torno a los cuatro puntos exigidos». Así lo expuso Irene Esteban, portavoz de la Asamblea Feminista.

Pese a que la entrada de las feministas fue absolutamente irregular, Calero les ofreció dialogar si un grupo de no más de cuatro de las manifestantes subía a su despacho. Pero se negaron. Querían subir todas, lo que no podía ser por la capacidad de la estancia y las medidas de aforo por la pandemia.

Después Calero dio su brazo a torcer y bajó al patio junto con el subdelegado. Allí hubo algo de parlamento entre okupas y delegada, pero Calero no accedió a firmar su documento. En cuanto a sus reclamaciones, la delegada entiende que la ley «mordaza», como la citan las feministas, no es cuestión de su competencia y tampoco podía comprometerse a retirar ninguna multa impuesta por las Fuerzas de Seguridad o en trámite judicial «porque eso sería un delito de prevaricación». Y en esta tesitura, la ocupación.

La Asamblea Feminista de Valencia tuvo la ocasión de dialogar con la delegada el lunes en una reunión telemática en la que sí participo la Coordinadora Feminista. Pero, según Delegación del Gobierno, se desconectaron porque decían que no querían «aparecer como cómplices». De ahí que en la Delegación del Gobierno choque la toma ilegal del edificio para forzar a la delegada a unas acciones que son «imposibles de asumir» por su competencia.

La Asamblea Feminista de Valencia mantiene su intención de concentrarse por el 8-M a pesar de los riesgos por la pandemia, mientras que la Coordinadora Feminista decidió que optaba por actos virtuales para exhibir este año sus reivindicaciones.

Al final, y con cierta insatisfacción, el grupo feminista decidió abandonar el Palacio del Temple a las 15.30 horas entre mucho griterío y los aplausos de sus compañeras en el exterior. Según indicaron dos de sus representantes, habían obtenido un compromiso de la delegada de «derogar la ley mordaza». Lo que les enfadaba es que lo dijera «a nosotras, en 'petit comité', pero no públicamente o por escrito». Todas las participantes en la ocupación del recinto fueron identificadas por la Guardia Civil.