J. MARTÍNEZ
VALENCIA.
Lunes, 15 de agosto 2022
Postrada en una cama del Clínico, Alba M. G., una de las jóvenes heridas por el derrumbe de varias estructuras metálicas del Medusa Festival de Cullera, no consigue conciliar el sueño. Una fractura en el esternón y las lesiones que sufre en dos huesos de ... la columna vertebral le impiden moverse.
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Apenas cambia de posición para seguir el consejo de reposo que le han dado los médicos, por lo que no puede andar ni darse la vuelta, pero Alba y su madre acceden a hablar con LAS PROVINCIAS. Quieren que se depuren responsabilidades en el caso de que los organizadores del evento musical hubieran incumplido la normativa de seguridad. «Tenían que habernos desalojado cuando voló la primera pieza del escenario», afirma la joven con firmeza. «Eso sucedió varias horas antes, sobre las diez de la noche, y hay un vídeo colgado en las redes sociales de ese momento cuando cae un trozo de una corona», añade.
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Tras recordar los trágicos instantes en los que temió por su vida, Alba señala: «Fue un caos en pocos segundos. Me tapé la cara con mis manos para que no me entrara arena en los ojos y ya sólo recuerdo que estaba debajo de una montaña de hierros».
La joven de 19 años se arrastró por el suelo, con gran esfuerzo, y logró salir del amasijo de piezas metálicas. «Me dolía mucho el pecho. Un vigilante me ayudó y luego me colocaron un collarín para trasladarme al hospital», explica la víctima. «Escuché los gritos de mis amigas y pregunté por ellas. Quiero agradecer la rápida actuación del personal de seguridad, porque nos ayudaron un montón», agrega la víctima.
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Mientras esperaba la llegada de la ambulancia, dos chicas que trabajaban en el festival también la auxiliaron y tranquilizaron. «Mis amigas también resultaron heridas. Una de ellas tiene la tibia rota y la llevaron al hospital», dice Alba con preocupación.
Con respecto a sus lesiones en la columna vertebral, la joven es optimista, aunque también es consciente de que su recuperación será costosa tras una larga rehabilitación. «Me han dicho que tienen que operarme para ponerme unos tornillos en las vértebras y sujetarlos con unas placas, y después de un año tendré que entrar otra vez en el quirófano para que me quiten los hierros», explica Alba. Su madre asiente con la cabeza y añade: «Es muy valiente y todo va a ir bien. Ahora tenemos que confiar en los médicos, hacer todo lo que nos digan y asumir lo que ha pasado con el aspecto más favorable, porque podía haber sufrido lesiones más graves».
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