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Un hombre de 37 años ha estrangulado a su madre en la madrugada de este jueves en el barrio de San Marcelino, según ha podido saber LAS PROVINCIAS. La víctima, Elena, tenía 68 años, como han informado fuentes policiales y vecinales. El presunto parricida, el menor de dos hermanos, fue detenido al momento por la Policía Local. Todavía se desconocen las causas de este suceso, dado que el caso está bajo secreto de sumario.
El presunto homicidio se produjo en torno a las dos de la madrugada. Al lugar, el número 14 de la calle San Marcelino, acudieron patrullas de la Policía Local y de la Policía Nacional. El crimen se produjo en una vivienda del segundo piso, un inmueble que los padres de la fallecida le compraron a su hija. Allí residía Elena con sus dos hijos.
Las primeras investigaciones apuntan a que el supuesto autor de los hechos la emprendió a golpes primero con una escoba. Lo hizo en repetidas ocasiones, hasta que el palo de madera se rompió. Luego la estranguló, algo que tendrá que confirmar la autopsia que se haga al cuerpo de la mujer en el Instituto de Medicina Legal de Valencia.
Uno de los vecinos que era amigo de la familia recuerda que oyó jaleo, pero no se alarmó. Sabía que Javier, el presunto parricida, «no estaba bien de la cabeza». «A veces le gritaba a su madre y le echaba broncas», cuenta el chico. Pero nunca presenció ningún episodio alarmante entre ellos. Nada que le alertara de que el niño con el que jugaba cuando era pequeño sería capaz de cometer un crimen así. «Luego perdimos relación. Yo me llevo mejor con su hermano mayor». El vecino hace una pausa. «El pobre se ha quedado solo en el mundo», dice con pena.
La conmoción se ha instalado esta mañana en el barrio de San Marcelino. Una gran multitud de vecinos se arremolinaba frente al portal en el que se cometió el crimen para comentar su horror. Todos querían saber qué le había pasado a Elena, aquella mujer humilde, con no demasiados recursos. «A veces iba pidiendo para un cigarro o para un café», apunta un residente. Al pensar en ella, repiten su gesto característico: le temblaban las manos y solía gesticular. Se relacionaba con el vecindario, por ello no era ningún secreto que trabajaba profesora, pero tuvo que dejarlo cuando la depresión llamó a su puerta. Según algunos vecinos, desde que su marido la abandonó no levantó cabeza. Desde la pandemia, apenas salía de casa, como recuerdan las personas que se han acercado al escenario del crimen.
«Yo la veía a través de la galería. La recuerdo sentada en la cama fumando mientras le daban sus 'tics'», dice un vecino repitiendo el gesto que la víctima de 68 años hacía con la mano. Los que la conocían comentan que hacía tiempo que se la veía descuidada. Tanto ella como su casa eran un reflejo de la enfermedad mental que supuestamente la atormentaba.
Ha sido el hijo mayor, Eduardo, el que ha descubierto lo ocurrido. Al regresar de su trabajo como vigilante de seguridad, en torno a la 1.30 horas, se ha topado con la escena. El presunto autor del crimen, Javier, supuestamente padece problemas mentales. Los testigos, que no han pegado ojo en toda la noche, vieron llegar primero las ambulancias y después, sobre las cinco de la mañana, a la policía científica. Uno de ellos cuenta que el presunto parricida lloraba y aseguraba que había cometido el crimen «para que su madre no sufriera».
También vio cómo Eduardo, el hijo mayor de la víctima, salía de la casa junto a los agentes. «Al principio parecía muy entero, pero luego se derrumbó a llorar», cuenta el testigo con lástima.
Una vecina del mismo rellano en el que sucedieron los hechos no daba crédito a lo ocurrido. «Era una buena familia, nunca habían protagonizado ningún episodio violento. Anoche no me enteré de nada. Al hijo no se le veía bien. Estaba muy delgado. Buscaba trabajo por Servicios Sociales. Se le notaba que algo le pasaba», ha explicado la mujer.
«Estoy decepcionado pero no sorprendido, porque no estaba bien de la cabeza. Hacía tiempo que no estaba bien perdimos el contacto. Siempre le han dado arrebatos», ha asegurado en el barrio de San Marcelino un hombre que ha dicho ser «amigo de toda la vida» de la familia. En el inmueble residía antes también la compañera sentimental del presunto homicida, pero esta se marchó de la casa cuando rompieron la relación hae ya tiempo.
El crimen es el sexto que se produce este año en la Comunitat Valenciana. El año pasado acabó con 37 homidicios y asesinatos consumados en la Comunitat Valenciana, según la reciente actualización de los balances de criminalidad del Ministerio del Interior. El 2021 fueron 35 las víctimas de muertes criminales, y en 2020, a pesar del confinamiento y la menor relación social, se produjeron 40 crímenes en la región.
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