Un hombre se enfrenta a 25 años de prisión por asesinar al dueño de un bar en Valencia

Feng Wang estaba agachado abriendo la persiana de su bar en la calle Joaquín Ballester de Valencia cuando Jorge Ruíz se cruzó en su camino. Eran las 7 de la mañana del 29 d julio de 2022. El acusado sacó un cuchillo de 32 centímetros y le asestó varias puñaladas. Después, se libró del arma homicida y tiró la chaqueta que llevaba, cubierta de sangre.

«Pensaba que lo mataba en defensa propia. Por la esquizofrenia pensaba que me perseguía», ha declarado el acusado frente al Tribunal del Jurado de la Audiencia Provincial de Valencia. Por estos hechos, la Fiscalía solicita una pena para el enjuiciado de 10 años de prisión o en su defecto, de internamiento en un centro psiquiátrico. La acusación particular solicita para Jorge 25 años de prisión por el delito de asesinato apreciando que hubo alevosía. «Siguió apuñalándole con el propósito de causarle un daño inhumano e innecesario», ha alegado el letrado de la acusación particular.

La víctima estaba agachada, sin posibilidad de defenderse ni de repeler el ataque según mantienen las acusaciones, que alegan que el encausado actuó de manera sorpresiva. Sin embargo, la defensa pide la absolución de su cliente, que fue diagnosticado en 2007 de esquizofrenia crónica, manteniendo que es inimputable por la enfermedad mental que padece.

Jorge compró el cuchillo la noche antes del crimen. «Fue para defenderme porque me amenazaban con robarme», ha declarado el acusado frente al Tribunal del Jurado. Era indigente y dormía en la calle. Según ha asegurado, antes de matar a Feng había consumido cocaína, heroína y marihuana.

«Se había metido en mi cabeza que me perseguía. Quería darle un susto para que me dejara en paz y se me fueran las obsesiones», ha apuntado el enjuiciado. Según ha mantenido, hacía más de un año que había dejado de tomar la medicación prescrita por su médico «porque pensaba que ya no la necesitaba».

Como ya ha avanzado la acusación particular, la primera puñalada fue la herida mortal que acabó con la vida del dueño del bar. Sin embargo, el enjuiciado continuó apuñalándole. «Luego me fui a una fuente y lavé el cuchillo y lo tiré entre unos arbustos. También me deshice de la chaqueta que llevaba», ha contado el enjuiciado.

Según su versión «por una parte tenía miedo de que me pillaran pero por otra yo creía que lo hacía en defensa propia». La acusación particular ha argumentado que su acción de tratar de deshacerse de las pruebas no es compatible con que el encausado estuviera sufriendo un brote fruto de su esquizofrenia en el momento en el que asesinó a Feng.

Jorge ha defendido que no fue a buscar a propósito a la víctima. «Me lo encontré por ahí. Solía pedir dinero en la esquina del bar», ha defendido. Sin embargo, la acusación particular ha mantenido que el enjuiciado «conocía perfectamente los horarios de Feng y cuándo podría atacarlo».

Un jurado popular deberá determinar si el acusado aprovechó que la víctima no podía defenderse dado que estaba agachada levantando la persiana del establecimiento y si su estado mental hizo que no fuera consciente de sus actos o, por el contrario, si mató a Feng de manera premeditada y sabía lo que estaba haciendo.

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