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ANA DASÍ y Javier Martínez
Valencia
Lunes, 30 de abril 2018
El hombre que prendió fuego a la casa de su expareja en Albal, Julio H. O., de 47 años, tiene pendiente un juicio por maltratar psicológicamente a su mujer. La Guardia Civil y las policías locales de varios municipios continúan la búsqueda de este individuo después de que incendiara el domingo por la tarde el domicilio donde residía la víctima con sus dos hijos.
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El Juzgado de Instrucción número 3 de Catarroja, con competencias en materia de violencia sobre la mujer, ya investigaba a Julio H. por un delito de malos tratos psíquicos habituales. Según informó el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana, el hombre fue puesto a disposición del juzgado el pasado 28 de marzo para la celebración de un juicio rápido por los supuestos malos tratos, aunque la vista no llegó a realizarse porque las partes solicitaron la práctica de más diligencias.
El juzgado dictó entonces una orden de protección con medidas civiles y penales, entre estas últimas la imposición al supuesto maltratador de una orden de alejamiento. Además, el magistrado citó a varios testigos, que deberán comparecer próximamente. Mientras tanto, la Guardia Civil sigue buscando a Julio H. como presunto autor del incendio intencionado que destruyó la vivienda de su expareja en la calle Sèquia de Favara en Albal. El ataque incendiario tuvo lugar el domingo por la tarde y no causó daños personales, pero dejó un piso calcinado y cuatro coches muy dañados al caerles encima parte de los ventanales quemados. También murió un perro por inhalación de humo.
Unos 20 minutos antes del incendio, un testigo vio cómo Julio H. compraba gasolina. Poco después del fuego intencionado, agentes de la Guardia Civil y de la Policía Local de Albal montaron un operativo para buscar al maltratador por varias localidades, pero el individuo logró eludir el cerco policial. El vehículo con el que Julio H. se desplazó al domicilio de su expareja fue localizado en las inmediaciones. El coche pertenece a una empresa de Gandia que repara aparatos de aire acondicionado. El autor del incendio realiza trabajos para esta empresa, pero «no es una persona que esté en nómina», afirmó un empleado.
El alcalde de la localidad, Ramón Marí, explicó que la primera medida que adoptó la Policía Local fue desalojar el edificio y ponerse a la órdenes de los bomberos. «Cuando terminó el incendio se hizo una inspección por parte de Urbanismo del Ayuntamiento, y el aparejador vio que la estructura no tenía ningún problema, y por eso autorizamos a todos los vecinos a entrar para recoger sus enseres», afirmó Marí. «La gran mayoría de los vecinos afectados no ha dormido allí por consejo de los propios bomberos. Los gases tóxicos que se generan hacía necesario que se ventilara bien el edificio», añadió el alcalde. El Consistorio únicamente ha tenido que atender a una familia, residente en el piso inmediatamente superior a donde ocurrió el siniestro, a quienes ofrecieron un hotel para poder pasar la noche. «Ahora estamos pendientes de poder hablar con los seguros para ver qué solución le damos a todas esta situación», afirmó Marí. También avanzó que el Ayuntamiento aportará los trabajadores de la brigada para poder reponer el servicio de desagüe «con el fin de que los vecinos puedan incorporarse a sus viviendas lo más rápido posible».
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La pareja vivía en la finca desde que se casó y sus vecinos señalan que «no eran muy sociables. Solo saludaban lo justito». Ella inició los trámites de separación hace un mes y se trasladó con sus dos hijos, un niño y una niña de 14 y 12 años, a casa de unos familiares. El día del incendio, según afirman los testigos, los niños estaban disputando una carrera de motos en Cheste. «Él sabía perfectamente que no estaban en la casa», comentó un vecino. Tras los hechos, y según ha podido saber este periódico, la mujer permanece ingresada y bajo custodia policial, al igual que el resto de la familia.
La muerte de un perro, 'Alvin', que se quedó encerrado en el piso contiguo al incendiado, ha supuesto un duro golpe para Andrea Romeu y para su abuela, su propietaria, que no pudo sacarlo a tiempo. «Era como una más de la familia y estamos destrozados», señaló la joven muy afectada, y no descarta denunciar la muerte del animal porque «queremos que el culpable pague por lo que ha hecho».
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