El puerto de Valencia vivió ayer un día negro, ya que uno de los barcos portacontenedores más grandes del mundoderribó una grúa de carga y descarga durante las maniobras de desatraque para salir de Valencia y causó daños en un estibador. El manipulador de la grúa, Roberto Mañez Blanco, de 48 años, resultó herido de gravedad y fue trasladado al hospital la Fe.
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Al cierre de este periódico no se temía por la vida de este veterano de la estiba que también fue capataz, pero presentaba varias costillas rotas y hemorragia. Milagrosamente pudo salvarse, a pesar de haber caído desde una altura de 56 metros. Según fuentes sindicales, «la suerte una vez más fue que la cabina cayó en la terminal, no en el agua, y que quedó en un hueco que se formó entre los hierros de la grúa».
Los hechos ocurrieron sobre las 9.40 horas en la terminal que MSC posee en el puerto de Valencia. En ese momento el manipulador de la grúa estaba trabajando en las tareas de descarga de otro buque de MSC, el Ajaccio.
En ese momento un práctico y dos remolcadores estaban guiando las tareas de desatraque del MSC Mía –uno de los portacontenedores más grandes existentes construido en 2019,– y según fuentes consultadas, el puente del buque donde también se encuentra la chimenea, chocó contra la pluma de la grúa. Según estas mismas fuentes, el estibador herido, criado en el barrio de Nazaret, fue consciente de la excesiva aproximación del barco y dio aviso a sus compañeros de la colisión que inevitablemente se iba a producir, lo que evitó que el desastre fuera mayor.
Según fuentes sindicales, Roberto Mañez, al que los compañeros ya consideran todo un héroe, dio la voz de alarma, puesto que la grúa tembló antes de la caída y los estibadores pudieron salir corriendo.
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En ese momento, había cuatro compañeros en la misma zona y cerca de un centenar repartidos por toda la terminal MSC. La grúa cayó a plomo. La pluma o brazo de la grúa se precipitó dentro del agua y el resto de la grúa y la cabina quedaron en el suelo. La suerte también fue que la grúa, la octava, no se desplomó en el lado recayente a las otras grúas, otras siete, ya que el desastre podría haber sido mayor por un efecto dominó.
Todo quedo lleno de un amasijo de hierros, según fuentes policiales. Primero llegó al lugar del accidente la Policía Portuaria. Los agentes encontraron a los compañeros de la estiba intentando socorrer al herido. Según describieron, parecía un escenario de guerra, con compañeros llorando y otros con ataques de ansiedad. El capataz hizo recuento del personal a su cargo, para comprobar que no había ningún hombre en el agua o debajo de los hierros. Según fuentes policiales, en el primer momento se dudaba si alguien pudo caer al agua, pero se hizo una comprobación y no había nadie. Para acceder a la cabina «hubo que saltar y trepar por el gran amasijo de hierros y tubos, incluso con ayuda de escaleras», indicaron.
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También los Bomberos acudieron a la zona con cinco vehículos y excarcelaron al herido grave de la cabina, que al parecer estaba consciente. Desde el Centro de Información y Coordinación de Emergencias (CICU) enviaron un Samu y un Soporte Vital Básico, ya que hubo que atender a trabajadores con ataques de ansiedad.
Luego, se procedió en la terminal a retirar el brazo de la grúa del agua y, al parecer, no hubo vertidos. La terminal de MSC quedó cerrada y no se espera trabajar hasta el lunes. En el resto de muelles se suspendieron los trabajos de 12 a 14 horas y luego prosiguieron.
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Fuentes sindicales consultadas explican que están reclamando un «protocolo de salida o remolque de buques. A veces pasan muy cerca de las grúas». Añaden que llevan dos años luchando por este tema porque dan la vuelta a los barcos dentro de la terminal para encarar el barco y al girar se acercan mucho a las grúas. Igual en barcos pequeños no pasa nada, pero es que cada vez entrar barcos de mayor tamaño y hay más riesgos para sacarlos. Queremos que se cree el protocolo y, si existe, que se revise».
Cabe destacar que muchos consideran un milagro que Roberto Mañez haya salvado la vida. Se trata de un amante del motociclismo que participa en carreras amateur de rally todoterreno.
Carlos Núñez es un pescador que se encontraba en el dique este pasando el domingo y lo que no podía imaginar era que iba a ser testigo directo de la embestida del gran barco a la grúa del puerto. «Se ha producido un ruido muy fuerte, como si hubiera caído una bomba». Según apunta, «estaban remolcando al barco, ha maniobrado hacia atrás, y ha chocado contra la grúa». Añade que «primero ha caído al mar el brazo de la grúa y luego se ha desplomado la grúa con la cabina». Añade que «el trabajador que manejaba la grúa ha intentado ir hacia atrás». Casualmente este pescador lo pudo ver y grabar todo en directo.
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