La tragedia de Moncada tiene un precedente en el incendio que segó la vida de cinco internos en la residencia de San Lorenzo de Brindis, en Massamagrell, en marzo de 2006. Un siniestro que acabó en los juzgados y se saldó con la condena de un médico del centro, el gerente y el hijo del dueño y penas de cárcel de año y medio por homicidio imprudente.
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El de Massamagrell fue el siniestro más grave sucedido hasta entonces en una residencia de la Comunitat Valenciana. Tristemente ha sido superado por el de Moncada 16 años después.
Aquel incendio fue provocado de manera accidental por un interno del centro, un disminuido psíquico que había sido amarrado a una cama y encerrado en la enfermería. En la tarde de aquel 28 de marzo de marzo de 2006, tras un supuesto comportamiento violento, el joven de 30 años, el presunto causante del accidente que derivó en incendio, fue sedado por el médico y atado con correas por las muñecas y tobillos. Pese a la sujeción y la sedación, comenzó a agitarse hasta desplazar el lecho. Después agarró el cable de una cama articulada y se produjo la chispa que originó el siniestro que empezó por el colchón y las sábanas del lugar que él mismo ocupaba.
El fuego prácticamente se quedó concentrado en la enfermería del centro, en la que murieron las cinco personas que allí se encontraban. De hecho, cuando llegaron los bomberos casi no quedaban llamas y los trabajadores de la residencia habían evacuado a los 120 internos del lugar, menos los que se encontraban bajo llave.
TRAGEDIA EN MONCADA
Juan Antonio Marrahí
Juan Antonio Marrahí
Las cinco personas que perdieron la vida, una mujer de 50 años y cuatro hombres de entre 30 y 80 años, entre ellos el padre del dueño del centro, estaban encerradas bajo llave en la enfermería, y todas ellas eran residentes con deficiencias mentales. Era una práctica habitual. «Los acusados habían acordado que cuando los pacientes se encontraran en la enfermería y no hubiera nadie con ellos se debía cerrar con llave la puerta», aseguró el fiscal durante el juicio que se celebró cinco años y medio después del suceso, en octubre de 2011.
La instrucción judicial había apuntado la presunta responsabilidad del director del centro y el dueño de la residencia como responsables del sistema de prevención de incendios y la evacuación de los internos. La imputación del médico y de la enfermera respondió a su labor de la vigilancia de los enfermos. Esta última no fue condenada. Los restantes admitieron su responsabilidad y negociaron sus condenas.
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