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El Juzgado de Instrucción número 4 de Vinaròs mantiene abierta la investigación por la muerte de un joven tras precipitarse el pasado mes de febrero desde la muralla del castillo de Peñíscola cuando huía de la policía. Uno de los agentes que perseguía al presunto ladrón está acusado de un delito de homicidio por imprudencia al haberle disparado con una pistola Taser poco antes de la caída mortal, aunque la víctima no llegó a sufrir la descarga eléctrica.
La muerte accidental del joven tuvo lugar el 3 de febrero de este año. Los hechos se iniciaron sobre las tres y media de la madrugada del 3 de febrero tras un intento de robo en una tienda del casco antiguo de Peñíscola. Cuatro policías locales y dos guardias civiles acudieron al lugar y persiguieron a un sospechoso tras sorprenderlo cuando rompía el escaparate del establecimiento.
Según las investigaciones, uno de los agentes realizó un disparo con una pistola eléctrica y los dardos alcanzaron al joven en una pierna y en la ropa, pero el segundo no perforó la prenda y no causó la descarga eléctrica. El presunto ladrón siguió entonces corriendo y saltó desde la muralla para tratar de arrojarse al mar, pero cayó a la escollera del puerto y falleció horas después en el Hospital Comarcal de Vinaròs.
Tras valorar el informe de la autopsia y las diligencias que realizó la Guardia Civil para esclarecer la muerte de la víctima, el juez tomó declaración a dos policías implicados en los hechos. Uno de ellos está acusado de un delito de homicidio por imprudencia y el otro fue interrogado como testigo. Los agentes manifestaron que el sospechoso mostró una actitud violenta y se revolvió hacia ellos con un destornillador en la mano.
Según informaron fuentes del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana, el Ayuntamiento de Peñíscola está personado en las diligencias «como responsable civil subsidiario». El juzgado de Vinaròs investiga si el policía local actuó de forma imprudente cuando disparó al joven con la pistola eléctrica, al tiempo que está a la espera de recibir varios informes. Según ha podido saber LAS PROVINCIAS, el forense que realizó la autopsia determinó que la víctima no había sufrido ninguna descarga eléctrica. La causa de la muerte fue el grave traumatismo craneal que sufrió el joven como consecuencia de la caída.
El agente que disparó el arma de la marca Taser es instructor en el manejo de este tipo de pistolas. Según informaron ayer fuentes municipales, el Ayuntamiento de Peñíscola «está colaborando con la justicia» y no valorará los hechos hasta que el juzgado de Vinaròs dicte una resolución firme. La investigación de la Guardia Civil determinó que el presunto ladrón era perseguido por los policías después de que un vecino los alertara de un robo en un establecimiento comercial del casco antiguo de Peñíscola.
El sospechoso saltó desde la muralla en una zona que él creía que estaba exenta de riesgo, pero la oscuridad de la noche le impidió apreciar el peligro de despeñamiento. Las mismas fuentes municipales señalaron que el disparo con la pistola eléctrica no se realizó cuando el joven estaba en el borde de la muralla, sino a varios metros de la zona escarpada.
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